Así es el buque Cabo de Hornos, la joyita de la Armada que dejó a los sanantoninos con la boca abierta
Fotos: sócrates orellana
En febrero de 2010 el buque científico Cabo de Hornos estaba listo para ser bautizado. La entonces Presidenta Michelle Bachelet y las máximas autoridades de la Marina bautizarían a la última joyita de la Armada, sin embargo, la naturaleza dijo otra cosa.
El tsunami que golpeó a Talcahuano la noche del 27 de febrero del 2010 dejó la embarcación a cuatrocientos metros del astillero de Asmar, donde fue diseñada y construida por especialistas chilenos y noruegos. Finalmente, luego de una millonaria reconstrucción, el 2 de abril del 2013 comenzó a operar en plenitud.
Ayer, el buque científico pudo verse en todo su esplendor en el puerto de San Antonio. Para quienes sólo habían visto el terminal portuario desde los cerros de la ciudad, entrar al Espigón fue toda una experiencia, más aún, subirse a un barco y soportar el interminable vaivén del mar. Sin embargo, eso no fue impedimento para poder disfrutar de cada espacio que el sargento David Apablaza nos mostró en un tour.
Por momentos estábamos dentro de un escenario sacado de las películas: pantallas, radares y una infinidad de instrumentos que sólo los expertos saben qué función cumplen dentro de la nave. Era difícil de creer.
La incesante lluvia que cayó durante este 21 de mayo en la zona no detuvo a los sanantoninos que llegaron al sitio 7 del puerto.
Familias completas, desde los más abuelitos hasta los nietos, se maravillaron por igual conociendo el Cabo de Hornos.
Esta es la primera vez que la Armada deja a la comunidad ingresar al barco científico. Ni en Valparaíso, el puerto al que está destinada la embarcación, han podido subir a conocerlo de primera mano.
Las caras felices dominaron la jornada. Más de alguien sólo caminó afirmándose de algo firme para evitar sucumbir ante el oleaje que movía al barco suavemente de un lado a otro.
Entre la multitud nos encontramos a un hombre que quería conocer cada detalle de la embarcación. Rolando Gutiérrez, de cerca de un metro noventa de altura, macizo, y con una barba espesa, miraba cada rincón del puente de mando.
'Increíble, esto es increíble', repetía en todo momento. El brillo en sus ojos demostraba la emoción que sentía, pero la experiencia no terminaba solo con estar en el lugar. Cuando se pudo sentar en el puesto del jefe de pesca, sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se contuvo.
Rolando es un conocedor de los barcos, ha visitado todas las embarcaciones a las que lo han dejado, entre ellos el Buque Escuela Esmeralda, pero ninguno lo había dejado tan asombrado como el Cabo de Hornos.
Este buque científico fue diseñado por la empresa noruega Skipteknisk y construido en el astillero de Asmar en Talcahuano.
Entre su moderna tecnología cuenta con una zona de pesca que puede recoger especies marinas para que sean examinadas por los científicos a bordo. Además, emite muy poco ruido, por lo que se puede acercar hasta veinte metros de un cardumen de peces sin asustarlos y provocar que ellos huyan del lugar.
Su puente de mando se robó todas las miradas, los curiosos se sacaron decenas de fotografías, es que subirse a un barco es una posibilidad escasa y había que aprovecharla al máximo.
La señora Magdalena Silva, de Llolleo, fue con sus dos hijos a mirar el desfile en avenida Barros Luco y apenas terminó se fue rápidamente al puerto.
El tiempo acompañó poco, 'pero no por eso nos íbamos a quedar en la casa con las ganas de venir a verlo', dijo la vecina.
'Supe por el diario que llegaba este barco en la tarde del día martes y supe altiro que tenía que ir a darme una vuelta, y aquí estamos', dijo la señora que quedó muy mojada en su paseo por el puerto.
'Lo que más me gusta de toda esta iniciativa, es que la gente puede acceder a cosas que no siempre puede y darse cuenta que la Armada y las demás instituciones de este tipo están siempre funcionando y haciendo cosas', reflexiona la llolleína.
En su corto tiempo de funcionamiento, el Cabo de Hornos solo ha recorrido las costas chilenas. Antes de llegar a San Antonio exploró la bahía de la Isla de Pascua, y dentro de poco partirá al archipiélago Juan Fernádez.
'Nosotros no andamos buscando algo en específico, encontrar algo sorprendente, pero todo puede pasar', comenta el sargento David Apablaza.
En efecto, el barco es contratado por distintas instituciones privadas o públicas para salir de expedición al mar, para tratar de descifrar la inmensidad de los océanos, de conocer las cuencas submarinas y la población de peces, entre otras tantas tareas.
El setenta y dos por ciento del mundo está cubierto por agua, ¿es posible que en esa inmensidad de líquido haya algo que la humanidad todavía no conozca? Puede ser, y tal vez el Cabo de Hornos nos ayude a saberlo, pues está listo para seguir haciendo historia. J
El buque sería
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