Ejemplo en cerro Placilla: todos aprenden creole en la escuela
Los alumnos de kinder a octavo básico, profesores y la misma directora de la escuela municipal, desde hace un mes están en campaña de acercarse cada día más a los alumnos haitianos.
Según Dora Pozo, directora de la escuela Cerro Placilla de San Antonio, aprender el idioma creole en su establecimiento se volvió una necesidad imperiosa, tanto para ella en la dirección, como para los profesores y los mismos estudiantes.
El aumento de matrículas de alumnos de nacionalidad haitiana en esta escuela aumentó notablemente durante los últimos meses y en todos los cursos.
"El problema se fue dando en el camino, porque hoy contamos con la matrícula de 13 niños haitianos en cursos de kinder hasta octavo básico. Y como niños hay situaciones que a ellos los conflictúan un poco y no se podían comunicar con nosotros porque no les entendíamos nada. Lo más grave, pedagógicamente hablando, es que los profesores tampoco podían avanzar con ellos", comenta.
En vista de la necesidad que este establecimiento educacional demostró, desde el 1 de agosto pasado se contrató a una persona como encargado del Taller de Creole de la escuela. Se trata de Luckner Mintis, un haitiano que se ha destacado en San Antonio por ser un líder social, representar a sus compatriotas y hablar muy bien el español.
El rol de Mintis en la escuela de Placilla es apoyar a los estudiantes haitianos en el idioma español y a los profesores en creole. "Él está haciendo el papel de profesor intermediario entre uno y otro", indica la directora.
"Nosotros tenemos 17 cursos y él (Luckner) imparte una hora de taller semanal en cada curso. Además, los viernes nos hace clases a nosotros los profesores, porque necesitamos aprender el idioma", agrega Dora Pozo.
Además, indica que Mintis cumple un horario todos los días desde las 13 a las 14 horas en el patio de la escuela actuando como "relacionador social". En ese horario es consultado por todos los alumnos, haitianos o no, que necesiten de su ayuda comunicacional, pero de una forma más libre y amena, fuera de la sala de clases.
De acuerdo a lo que ella explica, la urgencia que manifestaron de contar con clases de creole, convirtió a su escuela en el primer establecimiento municipal que muestra integración e inclusión efectiva con clases de creole a sus alumnos y profesores.
Por otra parte, el tallerista asumió un rol como traductor o apoyo en las reuniones de apoderados, lo que significará un significativo apoyo en la comunicación con la familia de los niños.
"Nos hemos enfrentado a unos sustos tremendos con niños que lloran y ni siquiera sabemos llamar a la mamá por teléfono. Porque tenemos que usar las palabras precisas para no asustarlas tampoco, debido a que es gente que no habla español", indica.
"Por ejemplo, hoy un niño de kinder estaba llorando, porque lo habían empujado. A él le habían advertido mucho que no tenía que pelear, pero no sabía cómo explicarnos que a él lo habían empujado y solo lloraba. Y en esta oportunidad podemos contar con Luckner que actúa como intermediario y logra comunicarse con él", añade.
Contar con alguien que pueda enseñarles creole ha sido muy valorado por toda la comunidad educativa, puesto que hay situaciones en que la comunicación es fundamental para llevar a cabo cualquier actividad. Y la respuesta de los alumnos frente a los talleres ha sido muy positiva, puesto que participan activamente y se les ve por los pasillos saludando o repitiendo frases en creole.
Frases importantes
La misma directora dice que está haciendo todo un esfuerzo por aprender cada día más palabras que la ayuden a entender y comunicarse, tanto con los estudiantes, como con sus apoderados.
"Lo desesperante es no saber cómo comunicarse con los niños con algunas palabras afectivas en su idioma. Porque no es lo mismo preguntarles qué les duele o qué les pasa, si se trata de un niño que está llorando", manifiesta Dora.
Mostrando una serie de frases básicas de creole que mantiene escritas en el taco de su escritorio, Dora Pozo resume que las dificultades con el idioma se presentan cada día y en situaciones muy cotidianas.
"Hay personas que llegan de Haití y llevan 20 días acá. No hablan español los papás, ni los niños; la profesora no habla creole, yo no hablo creole... parecíamos monos tratando de comunicarnos", menciona la directora.
Las clases
Diario El Líder ingresó a una de las salas de clases donde el haitiano Luckner Mintis se encontraba desarrollando su taller con los alumnos de segundo básico.
Eran cerca de las 12:30 horas y los pequeños se mostraban muy entusiasmados y atentos a cada instrucción del profesor de creole. Repetían en voz alta cada una de las frases que él les indicaba y se ofrecían voluntariamente a salir a la pizarra para repetir las frases: "ou pale kreyol avec profesea, yo pale kreyol avec profesea", que quiere decir tú hablas creole con el profesor, yo hablo creole con el profesor y la conjugación de esta frase en diferentes personas.
Cuando la clase terminó, Luckner Mintis salió al patio y su cercanía con todos los alumnos quedó en evidencia.
"¿Komon ou ye profesea?" (¿Cómo está profesor?), le preguntaron algunos al acercarse. Inició un pequeño diálogo que no fue más allá del cómo estás y cuál es tu nombre, pero la escena demostró que la presencia del alto y delgado moreno que enseña creole es todo un acontecimiento en la escuela, que mantiene muy despierto el interés de muchos niños por aprender el idioma.
"Hace tiempo buscábamos la forma de poder trabajar con el creole en las escuelas y gracias al director de Educación Mariano Palacios, y la necesidad que manifestó la directora Dora Pozo de poder dar mejor atención a los alumnos haitianos, se buscó la fórmula para hacer este taller que ha sido muy bueno para difundir la educación", comenta Luckner Mintis.
Según Luckner, ha contado con una excelente recepción de parte de los alumnos y profesores, pero también espera ser un canal efectivo de comunicación con las familias de los niños a través de su participación en las reuniones de apoderados.
"Así como se ve, los niños esperan que les toque la hora del taller. Nunca están cansados para escucharme y siempre demuestran buena disposición para aprender. Por otra parte yo también estoy feliz de trabajar acá y quiero que ellos sepan que cuando me necesiten pueden buscarme para resolver sus problemas", declara Luckner.
Pero, según este esforzado haitiano, los planes y proyectos de trabajo no pararán con este taller, puesto que próximamente espera conseguir la aprobación para dar clases de español a los alumnos compatriotas los días viernes.
En el patio del colegio encontramos a Woodmia Louissanint, una hermosa haitiana de 14 años que cursa octavo básico. Ella comenta que está muy contenta por contar con un tallerista como Lucker Mintis en su colegio y que considera importante esta iniciativa sobre todo para los niños más pequeños.
Respondiendo con monosílabos ella demuestra que entiende cada una de las palabras que se le dicen en español, puesto que vivió en República Dominicana un tiempo y lleva un año en Chile. Para ella lo más difícil de la escuela es Lenguaje, más que cualquier otro ramo.
Profesores alumnos
"Se nota que los alumnos le han tomado el gusto de aprender otro idioma, porque cada vez que llego a la sala me saludan y me comentan lo que han ido aprendiendo", dice la profesora de Ciencias Naturales, Carol Álvarez, quien agrega que "cuando el profesor de creole entra a la sala, lo profesores también nos volvemos alumnos y estamos aprendiendo".
Nombres como Woodmia Nikarouli o Sowens, ya son parte de la familia de la comunidad escolar de la escuela Cerro Placilla, y según su directora, se están preparando para dar un ejemplo de integración e inclusión en todo el país.