Ola de sismos genera miedo y alarma en los sanantoninos
La mayoría pensó que tras el movimiento de las 7.51 de la mañana se venía un nuevo terremoto.
Olga Díaz (71), vecina de calle Lincoyán, en Barrancas, confiesa que después de los terremotos de 1960, 1985 y 2010 le agarró un miedo terrible a cualquier movimiento telúrico. Por eso ayer, luego del sismo de las 7.51 de la mañana, que tuvo una intensidad de 5,4° richter, se puso a llorar desconsoladamente. Luego tomó su celular y una imagen de Cristo y se fue a un lugar seguro de su vivienda.
"Yo vivo sola y le tengo terror a los temblores. Gracias a Dios después del sismo me llamó mi hija y ahí me calmé. El problema es que me pongo tan nerviosa que a veces pierdo la memoria. Eso me pasó para el 27 de febrero", manifiesta esta longeva mujer.
"Estoy tan asustada que desde el terremoto tengo una mochila con remedios, agua, fósforos, velas y documentos por si tengo que arrancar", agrega.
El sentimiento vivido por Olga Díaz fue generalizado ayer en San Antonio. La gran mayoría de sus habitantes se despertó o quedó alarmada e inquieta con el sismo de las 7.51 horas.
"Cuando empezó a temblar pensé altiro que se venía un terremoto. Más encima ayer (el lunes) se cumplieron 29 años del terremoto del "85 y el ruido fue muy fuerte. No le tengo miedo a los temblores bajo los 6°, pero sí quedé muy asustada esta mañana (de ayer), reconoció Gloria Bueno, vecina de la población Los Pinos, en el sector de Villa Italia.
María Alvarez vive junto a su esposo Mario y su hija Lidia (2) en el primer piso de un edificio de la población Las Colinas de Llolleo alto. "Se sintió un ruido subterráneo y un movimiento muy fuerte. Mi marido tomó a la niña y salimos arrancando afuera del edificio porque pensábamos que se venía un terremoto", cuenta María Álvarez.
Su marido Mario explica que tienen temor que los blocks se vengan abajo, porque ya quedaron agrietados para el 27-F y no han sido reparados. "Tenemos una bolsa con leche, linterna y nailon, además del coche de la niña, por si hay que salir arrancando. Estamos preparados para un nuevo terremoto", comenta Mario.
MUY FUERTE
Yolanda Lagos, residente del pasaje Lluta de Villa Las Dunas, concuerda en que el temblor de ayer en la mañana "se sintió demasiado fuerte. Acá en Las Dunas siempre se mueve más porque el terreno es arenoso. Yo le tengo miedo al mar. Gracias a Dios esta vez fue el puro susto".
EN EL SEXTO PISO
Carla Rodríguez vive junto a su hija Antonia (6) y sus padres en el sexto y último piso de uno de los edificios del condominio Rocas del Valle, en Llolleo. Ella y su familia también revivieron el terror que significó la experiencia del 27-F.
"Nos asustamos bastante porque con el movimiento se cayeron algunos cuadros y adornos de las paredes y de las mesas de centro. Yo atiné a agarrar a mi hija y a salir arrancando, pero gracias a Dios no fue necesario", comenta Carla ya más tranquila, sentada en el living de su departamento.
"Yo creo que uno tiene tanto miedo por lo que pasó el 27-F. Para ese terremoto aquí en el departamento no quedó nada en su lugar. Se cayeron hasta las sillas del comedor. Yo, mi hija y mis padres estuvimos viviendo dos semanas en el living de la casa de una tía en la Piedra del Jote, porque teníamos temor de regresar al departamento", reconoce Carla.
-Este de hoy (ayer) lo sentí muy largo y sin tanto ruido, salvo la bulla que provoca el movimiento de las puertas de los clóset.
-¿Y están preparados en caso de un nuevo terremoto?
-La verdad es que no. Luego del 27-F teníamos de todo, pero después uno se aburre de estar cambiando el agua y al final uno se le olvida de tener velas o linternas a mano. J
"Cuando empezó a temblar pensé altiro que se venía un terremoto. Más encima el lunes se cumplieron 29 años del terremoto del 85 y el ruido fue muy fuerte". Gloria Bueno, vecina de Villa
"Yo creo que uno tiene tanto miedo por lo que pasó el 27-F". Carla Rodríguez, vive en un sexto piso