Esperanza Agelvis, la peluquera venezolana que la rompe con sus cortes de pelo al estilo "flaite"
Esperanza Agelvis (46) llegó a Chile en 2006 buscando paz y tranquilidad. Las calles de Venezuela se habían vuelto escenario de violentas protestas y muertes ocasionadas por la delincuencia. Y peor aún, el gobierno venezolano comenzó a perseguir a los opositores de Hugo Chávez. La esforzada peluquera cortó por lo sano y decidió salir del país.
La decisión no fue fácil. Tuvo que dejar a sus dos hijos al cuidado de sus padres y arriesgar todo lo que tenía para comenzar de cero en un país que conocía bien.
Un año antes, en 2005, vino por primera vez de vacaciones con una amiga de origen sanantonino, así que cuando se vio enfrentada a la dura misión de dejar las calles de San Cristóbal -un pequeño pueblo ubicado cerca de la frontera con Colombia- sabía que su destino sería San Antonio, Chile.
A punta de esfuerzo instaló una improvisada peluquería casera en Bellavista. Eso hasta que decidió dar un paso adelante e instalarse en un local con todas las de la ley en calle Balmaceda, en el centro de la comuna puerto.
Hace cuatro meses Esperanza le dio el vamos a "Venezuela Style", un concurrido centro de belleza que a poco tiempo de establecido se convirtió en el favorito de los jóvenes sanantoninos.
Para tener una entrevista con ella hay que esperar. Son las once y media de la mañana del lunes, abrió su local hace apenas 30 minutos, y ya está atendiendo a su primer cliente del día. En unas sillas de plástico esperan otros jóvenes y por la puerta de vidrio se ve que otro está esperando a la talentosa mujer.
el corte de moda
¿Cuál es la clave de su éxito? La respuesta es fácil. Es la única profesional en el puerto capaz de realizar los complejos cortes de moda. Esos que imponen futbolistas como Alexis Sánchez o Arturo Vidal. O como les llaman popularmente, "los peinados flaites".
"Yo hago de todo tipo de cortes para hombres y mujeres, pero se fue corriendo la voz entre los jovencitos y son los que más vienen porque se retocan una vez a la semana. Además hago las cejas, que es algo que en otras peluquerías de por acá no se hace mucho", cuenta Esperanza.
"Había buscado por todas partes y nadie quería hacerme el corte que quería", contó uno de los clientes que esperaba ser atendido. "Así que no me importa esperar", agregó el paciente joven mientras la concurrida peluquera contestaba las preguntas de diario El Líder.
la llegada
En su país de origen aprendió a dominar el arte de la tijera y desde entonces no lo ha dejado. Incluso llegó a tener su propio local, el que duró solo unos meses porque el gobierno chavista le negó los permisos por ser identificada como opositora del régimen bolivariano.
Cansada de la inestabilidad, y aconsejada por su padre, armó sus maletas y emprendió el largo viaje a San Antonio.
"Cuando llegué encontré que era un lugar muy atrasado, era como de los sesenta, todavía no estaba el mall, pero era muy parecido a la ciudad que yo vivía en Venezuela", cuenta Esperanza, quien al poco andar comenzó a tomarle cariño al puerto y a sus habitantes.
"La gente de acá es muy afectuosa y me recordaba mucho a San Cristóbal, así que me quedé feliz porque era, y es todavía, una ciudad muy tranquila", confiesa.
"Ya estoy decidida a quedarme acá. Mi hermana, un primo y un sobrino llegaron también, porque allá la cosa se puso muy apretada", detalla la mujer.
lejos de la familia
A pesar del cariño sanantonino, y particularmente de sus clientas de Bellavista, Esperanza tenía una profunda tristeza guardada. Sus dos hijos habían quedado al cuidado de sus padres en Venezuela, un país que día tras día se volvía más difícil para vivir.
"Estaba desesperada por mis hijos, hice todo los posible para que se vinieran. No querían pero finalmente vieron que estaban mejor acá", agrega la peluquera.
"Yo no dormía, lloraba todo el día. Sabía que estaban bien porque mi familia es muy responsable, pero nunca se deja de ser madre, jamás", recuerda ahora sobre el difícil periodo en el que estuvo alejada de ellos.
Preocupación
Lentamente ha vuelto a rearmar a su familia en San Antonio, sin embargo, aún persiste la preocupación por su tierra natal. Su madre de 84 años se negó a abandonar Venezuela y a acompañarla en su nueva vida en el Litoral de los Poetas.
"Allá está horrible, no hay confort, no hay harina. Es triste que uno de los países más ricos en petróleo esté así cuando fue tan próspero. Toda la gente se iba de vacaciones para Miami (Estados Unidos) o para España y ahora no hay ni para comer", agrega.
"Me produce indignación y tristeza que Venezuela esté así. Antes era un buen país, o por lo menos era más tranquilo y uno encontraba cosas para comprar. Ahora matan a un persona cada cinco cuadras", reclama y vuelve recalcar la tranquilidad de Chile.
"Yo soy extranjera, pero me considero chilena, vengo con mi familia a aportar a este país, y me preocupa que haya gente que no viene con la misma intención. Sería muy lamentable que se acabara la paz que hay acá", reflexiona.
Pero el éxito de "Venezuela Style" no la detiene. Sueña con seguir progresando e instalar una cadena de centros de belleza en la zona.
"Me gustaría poder expandirme más y tener varias peluquerías", dice la mujer, quien tal vez influenciada por su nombre no pierde nunca las esperanzas.
El reloj sigue avanzando, es cerca del mediodía y otro joven se acerca al local de calle Balmaceda. No se ve descuidado, pero la moda manda. Adentro hay otro esperando hace veinte minutos. Es hora de irse y dejar a la maestra hacer su trabajo. J