Desesperada madre busca diagnóstico para el impactante mal de sus hijos
"Nadie me da una solución. He golpeado muchas puertas, pero nadie me ha dado una respuesta y mis hijos se amanecen gritando de dolor", confiesa desesperada Isabel Jeria, mientras sus ojos se llenan de lágrimas.
La vecina del campamento Villa Génesis, en Bellavista, clama para que un especialista evalúe prontamente a sus dos pequeños y le dé una respuesta certera sobre el extraño mal que afecta a Benjamín (7) y Antonia (4).
Los niños tienen hace dos meses una infección en el cuero cabelludo que les ha provocados grandes heridas y costras en su cabeza.
"Los doctores me dicen que es un hongo y que no se les pegó de los perros, pero no me han dicho nada más" cuenta la mamá de los menores.
Desde que les aparecieron las primeras marcas entre el cabello, Isabel ha recorridos tres consultorios de la comuna y el hospital buscando una respuesta de los médicos, pero no le han contestado nada con claridad, porque ningún especialista los ha chequeado.
Ve con desesperación cómo dos de sus seis hijos no tienen tratamiento y cómo se les expande la extraña y dolorosa infección.
"Benjamín está toda la noche quejándose y cuando le limpio llega a llorar de dolor. Como eso (la herida) se le revienta, la materia le corre por la espalda y también le está afectando eso ahora", agrega la progenitora.
"Primero le habían dado una receta y un medicamento. Lo busqué por todas partes y no lo encontré. Cuando los vio otro doctor, me dijo que no lo usara por ningún motivo porque era muy fuerte, que se podía llegar a morir un niño si lo tomaba", explica con pena e impotencia por no conseguir la atención de salud adecuada.
"Tengo susto, porque me dicen que esto les puede pasar para adentro de la cabeza. Me da miedo, pero no sé qué creer porque no los ha visto un dermatólogo", añadió.
"Si acá no hay un especialista para que los vea, por qué no me dan una interconsulta a Valparaíso. Tengo ganas de agarrar mis cosas y de partir para allá, pero me dicen que no nos van a atender", reclama.
Si los inciertos problemas médicos no fueran suficiente para esta esforzada vecina, en los colegios de sus niños no creen que su familia está pasando por un mal momento, y peor aún, Benjamín, con solo siete años, tiene que soportar las burlas de sus compañeros por su costra en la cabeza.
"Me da rabia porque incluso hay mamás que no dejan que sus niños se acerquen a mis hijos. Esto no se pega. A mis nietos que pasan jugando con ellos no les ha pasado nada y a mí tampoco", relata.
"Mis hijas llegan tarde al liceo o no van por esos problemas que tienen en la casa y no me quieren creer, pero yo tengo que salir a trabajar al vertedero para darles de comer", dice la madre.
"El niño no va a la escuela hace dos semanas. Los demás compañeros le hacen burlas por las costras y porque tiene los pelones donde se le cayó el pelo", cuenta con tristeza.
"Lo único que sé es que no voy descansar hasta que los atiendan como corresponden , como se lo merecen, no porque seamos pobres nos van a negar la salud", finalizó. J