No es timón, es caña: el único artesano sanantonino que hace esta pieza aclara la diferencia
Probablemente usted ha visto a Sergio Guzmán caminando por las calles del centro de San Antonio o por el Paseo Bellamar. Es un hombre de poco más de cincuenta años y cabello cano que lleva cañas de gobierno de embarcaciones (las ruedas de madera erróneamente conocidas como timones).
La gente lo para en la calle para preguntarle dónde las compró con la intención de adquirir una igual. Cuando él responde, se encuentran con la sorpresa de que son una creación suya y que están a la venta.
Con esa ingeniosa técnica, Sergio ha logrado vender decenas de piezas a los amantes del mundo marino y de los turistas, quienes ven en el sofisticado instrumento náutico un excelente recuerdo del Litoral de los Poetas.
No recuerda con exactitud cuántos años los lleva confeccionando, pero sabe con seguridad que es un tiempo no inferior a las dos décadas.
Aprendió el oficio de la carpintería de manera autodidacta, viendo cómo lo hacía su padre, un antiguo portuario que también tenía grandes habilidades con los tornos y las gubias.
"Debo llevar entre 20 o 22 años haciendo esto. Una vez vi una y me gustó. Creí que podía hacer una y me salió", cuenta el maestro, quien es el único en la zona en desempeñar la tarea.
Aunque tiene el talento para hacer otros objetos en madera, su fuerte siempre han sido las cañas. La gente las compra como decoraciones o recuerdos, por supuesto, no son solo ornamentación. Son cientos de naves en el país las que ocupan sus creaciones.
"En todo este tiempo he hecho para casi todas las embarcaciones de acá de San Antonio, la gente ya me conoce y me mandan a hacer de todas partes, del sur y hasta para el extranjero envié", agrega.
Nunca se ha dedicado a construir solo una pieza, así que no tiene el cálculo exacto de cuánto tiempo demora en construir una, pero estima que tarda cerca de 3 días en completarlas.
"Estoy haciendo varias al mismo tiempo, porque de otra manera perdería tiempo esperando que se pegue. De todas maneras siempre tengo varias terminadas, que están listas para ser vendidas", explica el artesano mientras muestra cuatro piezas finalizadas y una aún sin cobertura de barniz.
Es timón no Caña
-Estas son cañas de gobierno. El timón es lo que va debajo de la embarcación.
-Mi papá se dedicaba también a la madera, bueno, en realidad hacía de todo un poco, así que yo aprendí mirando básicamente. Yo estudié reparación de máquinas en la Escuela Industrial, algo nada que ver con esto.
-Sí, no me va mal. De repente salgo a caminar y la gente me para y me pregunta porque son bonitos y se ven bien. Generalmente para la Navidad se vende harto para regalos y después baja un poco, pero después con el turismo otra vez se arregla la cosa.
-Sí, claro. Estas se las llevan y las instalan para manejar todo tipo de embarcación. No sabría decir cuántos de estos he hecho, pero yo estimo que acá en la zona de San Antonio a prácticamente todas.
-Es que en todos estos años la gente ya me conoce. Yo les doy mi número y me encargan. Pero en general todos los lancheros y en la Gobernación Marítima me ubican así que los clientes llegan solitos.
-Si, hace unos veinte años por lo menos, no recuerdo bien, pero en los tiempos buenos de la pesca acá en San Antonio. Anduve como un mes embarcado porque se pagaba muy bien. Uno trabajaba un tiempo corto y ganaba buena plata, no como ahora que ya no hay tanto recurso. Entonces era la fiebre de la albacora. Andaban todos detrás de ella.
-Buena, nunca más me volví a meter en algo así en todo caso. Pero no tuve problemas. Lo mío era esto, la carpintería.
-Se podría decir que sí, porque antes ayudaba a mi papá, que hacía lo mismo. Él trabajaba en el puerto y aunque pude entrar cuando el salió, nunca me llamó la atención esa actividad.
-Pucha es la pega no más. Si soy el único en San Antonio, pero esta es mi trabajo no más y lo que me gusta hacer.
Finos implementos
Cada caña está confeccionada con maderas nobles. Roble, raulí o eucalipto son las preferidas del maestro, quien de una sola mirada es capaz de distinguir de qué árbol provenía cada tabla, palo o listón.
Las piezas de maderas son unidas con pegamento y tarugos. No tienen ni un solo clavo y pueden durar hasta una década.
"Por mí, ojalá que duraran unos tres días porque es mejor para el negocio, pero estas pueden llegar a durar unos diez años", dice Sergio entre risas.
"Lo que pasa es que hay unas que van afuera, al intemperie. Esas duran menos, pero las que van adentro de la embarcación, en la cabina, duran mucho tiempo", detalla.
Los precios de cada una de estas cañas van entre los $15 y los 60 mil pesos. Aunque cuando le piden encargos especiales, el valor puede elevarse considerablemente.
"A la gente le gustan mucho estas cosas, encuentran que les da un aire distinto a sus casas. Hace unos días me encargaron una mesa de centro con una caña en la cubierta", cuenta mientras saca su celular y muestra la creación.
En la imagen de su equipo portátil se puede ver cómo es el mueble. Tiene una cubierta de vidrio y se puede calcular que tiene un diámetro que sobrepasa el metro. La delicada obra costó $120 mil pesos.
En su taller de la población Movilizadores Portuarios, en las cercanías del hospital, nos muestra cómo elabora cada una de las cañas, las máquinas que utiliza y como cada trozo de madera puede ser utilizado.
Antiguo dirigente
Además de ser ampliamente conocido por su trabajo confeccionando estos instrumentos náuticos, también fue por largo tiempo dirigente del club sanantonino Balmaceda.
Aunque nunca fue aficionado al fútbol, estuvo casi quince años trabajando en los beneficios y obras sociales que se desarrollaban en la sede de la agrupación deportiva.
"Siempre estaba participando en los pescados fritos y las actividades que se hacen en todos los clubes. Iba temprano a comprar los pescados, los fileteaba y los dejaba listos para empezar a cocinar. Hacía de todo", rememora.
Hace cuatro años dejó el club por problemas internos de la organización, sin embargo, sigue siendo un bonito recuerdo para él. Ahora está cien por ciento dedicado a su tarea de artesano. J