Dice que ya ni duerme en las noches pensando en la traumática experiencia que vivió hace unos días, cuando el supermercado en que trabaja fue víctima de un violento asalto. Por lo mismo accede a dar esta entrevista, pero con el expreso compromiso de resguardar su identidad.
La noche del domingo estaba a punto de terminar su turno en el supermercado aCuenta de Cartagena, cuando a eso de las 23 horas unos sujetos, con el rostro cubierto y provistos de armas de fuego, la sorprendieron. "Ibamos saliendo con mi jefa, cuando nos abordaron dos tipos, con pistola y escopeta en manos, y nos obligaron a ingresar nuevamente al supermercado", recordó la trabajadora.
'esa sabe todo el tejemaneje y dónde están las platas',
Esa última frase dejó helada a la funcionaria, porque se percató que los sujetos manejaban demasiada información sobre sus quehaceres diarios.
"A cada momento ellos me decían que colaborara porque sabían que mi marido me venía a buscar todas las noches junto a mi hijo de dos años y que si no los ayudaba, les podía pasar algo a ellos", añadió.
La joven se vio obligada a abrir todas las puertas del supermercado, mientras cuatro delincuentes revisaban cada uno de los sectores.
Un quinto sujeto, armado con una escopeta, fue el encargado de no perderla de vista y de acompañarla en cada movimiento.
"Al final estuvieron como 20 minutos dentro del local y lograron llevarse 6 millones y medio de pesos", detalló.
Mientras todo esto ocurría, el esposo de la trabajadora junto a su hijito pequeño, se encontraba esperándola en el estacionamiento del recinto, tal como lo hacía todos los días. "En un momento, uno de los asaltantes dijo que mi marido con mi hijo estaban afuera y que mejor los hacían entrar, pero uno de ellos les dijo que no".
Los hampones amarraron a las víctimas, pero antes de huir del lugar, dos integrantes de la banda, se subieron al vehículo donde se encontraba el marido y el hijo de la víctima, obligándolo a conducir.
"Uno se subió al asiento del copiloto y el otro se sentó al lado de mi hijo que iba atrás. A mi marido lo obligaron a conducir por Cartagena por varios minutos, hasta que finalmente los hicieron descender del auto en la población Santa Elisa, le quitaron las llaves y los dejaron botados bien lejos", relató.
"Cuando vi a mi marido que venía con mi hijo casi me morí porque pensé que les habían hecho algo, pero afortunadamente no les hicieron nada, si no, no me lo habría perdonado", reflexionó. J