La nueva vida del ex boxeador Cardenio Ulloa, ahora convertido en pastor evangélico
A los 58 años, con más de mil rounds en el cuerpo, dos títulos mundiales disputados, ex campeón latinoamericano y nacional, títulos ganados a golpes de puño e inteligencia sobre el ring, Cardenio Ulloa, el gran boxeador chileno, está viviendo una nueva vida en la ciudad de Quellón.
Desde el sur de la Isla de Chiloé, el ex ídolo boxeril relata que arribó al principal puerto insular el 5 de febrero del 2014. "Llegué aquí primeramente por mis hijos, Elvis, Alexander y Alexis. Llegué más que nada para apoyarlos a ellos, que están radicados aquí. Yo vivía en Loncoche desde 1991", dice.
Cardenio Ulloa relata que "me di cuenta que aquí hay muchos niños, chicos con grandes condiciones para el deporte. No tenía mucho que ver con el boxeo, ya que soy pastor evangelista, pero aquí no hay nadie capacitado para enseñarles. Así que me acerqué a ellos, conversamos y les hice ver sus falencias boxísticas y deportivas".
Esa es la carta de presentación de la recordada figura que respira el boxeo hasta por los poros. Imposible le resultó entonces alejarse por mucho tiempo de la actividad que le dio fama, experiencia, dinero y una férrea disciplina que hasta hoy practica. El box es su vida y, estando en Quellón, le fue difícil abstraerse de eso.
Ulloa detalla que "hice caso a una petición muy especial que me hicieran dos muchachos, que son figuras acá, y me pidieron que los ayudara. Los hermanos José 'Pancora' y Ramón Velásquez, ambos profesionales. Los vi combatir, vi una exhibición y nos hicimos amigos. De ahí comenzó mi idea de ayudarles. Yo siempre que veo a alguien con condiciones me apego y le enseño".
Impecablemente vestido con atuendo deportivo en el ringside, donde se apresta a compartir sus conocimientos con los niños de la Escuela Cardenio Ulloa, el ex púgil relata los inicios de esta aventura formativa: "La escuela se inició hace ya como tres meses. Fue la idea de una señora, la suegra de José Velásquez, a quien le gustó mucho mi trabajo personal, deportivo y boxístico. Así empezaron a formar un club, con el cual me hicieron un pequeño homenaje al ponerle, tanto al club como a la escuela de boxeo, Cardenio Ulloa. Eso me hizo acercarme más a ellos", subraya.
Hoy la academia mantiene una cantidad de alumnos que fluctúa entre 16 y 18, incluyendo a un par de niñas que aportan belleza a una disciplina que antes estaba vedada para ellas.
pastor
La conversación toma un giro hacia su vida espiritual, hacia su militancia religiosa. Comenta que desde 1997 es pastor, acotando que abrazó el Evangelio en 1991. "Donde voy ejerzo el ministerio. Voy a predicar, salgo a la calle, voy a iglesias. Converso con obispos, pastores, evangelistas, misioneros, encargados de obra, músicos, con todos", cuenta.
Si bien no tiene un templo donde ejercer en forma permanente esta labor, afirma que "estoy trabajando lo que Dios me dice. Eso es personal, el Señor sabe lo que hago y en todas partes donde voy dejo un buen testimonio". Comenta que su disposición con la fe es permanente: "Voy a la radio, a la televisión y he participado en campañas evangélicas".
Su fe se manifiesta también en la música y asevera que "yo toco guitarra y canto. He hecho una gran cantidad de alabanzas al Señor, he ganado festivales de la canción. También he ayudado a otras personas a escribir un verso para terminar sus canciones. Siempre estoy ayudando y animando a los hermanos y hermanas que me lo piden".
el boxeo actual
El ex campeón latinoamericano tiene su visión respecto a la actual escena boxeril nacional. Enfático, evalúa que "está muy bajo, muy bajo, casi nada".
Sobre las causas explica que "yo siempre hablo del amor, en todo sentido. Amor por el deporte. Yo llegué a amar al boxeo, era mi vida, leía de box, pensaba en box todo el día. Hoy en día, los dirigentes que están no están amando el boxeo como deberían hacerlo. Quienes no hayan sido boxeadores, que no hayan sentido el dolor en el cuerpo, la alegría, el rigor, el triunfo, la derrota, no serán buenos dirigentes. Tampoco hay entrenadores".
Pareciera que eso lo alienta y aventura que Quellón "va a ser una buena plaza. Aquí hay varios chiquitos con muchas condiciones y veo en ellos el deseo de ser alguien. Me recuerda mis tiempos, el año 1973, cuando llegué al boxeo", destaca Ulloa.
El relato de Cardenio continúa: "Yo empecé sin nada, solamente mi deseo de surgir, demostrar que tenía condiciones y un proyecto futuro, que fui realizando paso a paso, día a día". Las carencias de su infancia dejaron huellas: "No tenía nada de nada, ni zapatillas ni buzo. Éramos muy pobres, muy humildes. Mi padre estuvo 27 años enfermo del pulmón, nunca se sanó. Mi madre (estaba) en casa, éramos nueve hermanos. Fue tremendo".
Cuenta que ganó dinero, pero no en la cantidad que la gente pudiera imaginarse ni en las cifras que se ven hoy a nivel internacional. "Tengo mi casa propia, una cuenta bancaria con mi esposa. Fui cuidadoso en eso, nunca fui derrochador. Mi esposa manejó bien las cosas", dice.
internacional
Hablando de su pasado es imposible no escudriñar en peleas memorables: su combate por el título continental en 1982 que ganó frente al colombiano Alfredo Herrera o su triunfo sobre José de la Cruz, noveno del ranking mundial, que lo catapultó a estar dentro de los diez mejores del planeta.
Algunos combates aún son heridas que están abiertas para el astro, y no son cortes, fracturas o moretones, pero están en el alma del púgil, donde realmente duelen. El duelo con Richie Sandoval por el título mundial gallo, en diciembre de 1984, es uno de ellos. "Lo tuve en la lona, pero el referí le hizo una cuenta larga, muy larga. Había un reloj mural en el estadio que se veía, y el árbitro contó como 20 segundos", recuerda.
Y continúa hablando del mismo enfrentamiento: "La lona había sido pintada y no dejaba escurrir el agua que la salpicaba, lo que hacía difícil afirmarse. En un momento resbalo y Sandoval aprovecha el instante para atacar, me golpea en los guantes, con la fuerza que hice para sacar los golpes se me va la pierna para atrás y sigue el ataque de Sandoval, me tiró como diez golpes".
Cardenio hace el gesto de cubrirse la cara "Quedo así y el árbitro dice 'out'". Finalmente, la pelea terminó en nocaut técnico al octavo asalto a favor de Sandoval, que su rival no reconoce como tal. "Así perdí yo, no perdí por KO". Añade que los 60 días de preparación y esfuerzo se perdieron ahí, que a él no lo noquearon, enfatiza.
Como sea, Ulloa todavía no supera ese momento: "Me voy a ir al otro mundo con ese dolor".
la pelea con badilla
Otro mal recuerdo que persigue al campeón es la ya mítica pelea con Benito Badilla. Aquel combate por el título de Chile en que luego de un "abrazo" de los púgiles, el árbitro, Luis Comte, ordena "stop, pare, pare", instrucción que escuchó todo Chile a través de TVN que transmitía el evento.
Ulloa obedeció y bajó la guardia, momento que aprovechó Badilla para propinarle un feroz golpe que lo mandó a la lona. Increíblemente el combate se valida y ya es parte de la historia negra de nuestro deporte.
Ulloa acota que "demandé a la federación y gané el juicio. ¿Qué hubiera pasado si hubiese muerto? El golpe fue terrible". El 30 de abril del '86 Ulloa tuvo su revancha en Antofagasta frente a Badilla: "Ahí le di un baile, incluso un nocaut".
Hoy, alejado de la actividad profesional, la vida de Cardenio Ulloa está volcada hacia su escuela de box. Con su esfuerzo, y de los propios alumnos, en un ring instalado dentro de un espacio cedido por la Municipalidad de Quellón al costado del Estadio Municipal, con pocos implementos, pero con decisión y entusiasmo, entre todos mantienen viva la llama combativa de los "peloduros".
El puertovarino avizora algo interesante para el sur de la isla y el futuro del box: "Veo aquí a varios chiquitos que pueden surgir. Los hermanos Velásquez pueden llegar a ser grandes figuras, siempre y cuando me hagan caso".
Su hijo Alexis promociona la escuela y organiza veladas pugilísticas. Una de ellas se realizó el pasado viernes con la participación de peleadores de Mulchén, Arauco, Maipú y Estación Central. En junio la delegación local se trasladará a la inauguración de un gimnasio de Chiguayante, donde combatirán José y Ramón Velásquez.
El tiempo dirá si el trabajo de Cardenio Ulloa rendirá frutos. Quién sabe si emergerá un nuevo campeón para Chile o el mundo. La cercanía del profesor con Dios puede ayudar. J