La historia de la comerciante que vivió el boom de la venta de ropa usada en San Antonio
Sin saber mucho sobre la venta de ropa de usada y cómo administrar un negocio, Josefina Rozas Mora (72) decidió aceptar la petición de su hijo mayor Carlos, quien dejaba su local para comenzar una nueva vida junto a su familia en Estados Unidos.
De eso han pasado 25 años y a pesar de lo que ha significado este emprendimiento en su vida, ella actualmente está analizando la posibilidad de cerrar su local de forma definitiva.
"La diabetes que padezco me está pasando la cuenta ya que me ha traído hartos problemas de salud, por eso estoy pensando en la posibilidad de llegar hasta fin de año y de ahí dedicarme a mi casa. Incluso pasan semanas y yo no subo al segundo piso porque termino muerta. El otro día sacaba la cuenta y en un mes me tomo 330 pastillas para todos los males que tengo", cuenta Josefina, mientras atiende a una mamá que busca un disfraz de superhéroe para su hijo pequeño.
"Ahora fui al doctor porque tengo un fuerte dolor en el brazo izquierdo. Eso debe ser porque estuve tanto tiempo ordenando fardos de ropa, colocando las prendas en sus colgadores con precio y talla. La idea era que los clientes encontraran todo lo que andaban buscando", añade.
La apertura de nuevas tiendas, el uso del crédito y el aumento de venta de ropa usada en ferias libres y a través de las redes sociales también han llevado a Josefina a replantearse la idea de seguir adelante.
"Entre los años 85 y 95 fue el boom de la ropa usada. Y es que las prendas que llegaban a mi local, italianas, alemanas, austriacas, eran de muy buena calidad, además yo viajaba a Santiago tres veces por semana en mi camioneta a elegir las prendas porque yo me encargaba de revisar todo lo que llegaba al local", explica.
"Antes las personas venían a buscar chaquetas o abrigos alemanes o austriacos, ya que eran de muy buena calidad. Incluso algunos matrimonios de viejitos todavía vienen a buscar trajes, pero ya no llegan. Ahora toda la ropa que llega dice Made in China", agrega.
-La ropa usada antiguamente era de muy buena calidad, además no andabas vestido igual que el resto. Siempre me acuerdo de un nieto que se compró un polerón y cuando fue a un pub vio a unos diez jóvenes con el mismo polerón. De ahí me dijo que nunca más andaría vestido igual que el resto (ríe).
Josefina cuenta que pagó millonarias sumas en cuentas telefónicas porque, en un principio, se comunicaba todos los días con su hijo a Estados Unidos para saber qué y dónde comprar.
Fue tanto el éxito que tuvo el negocio de Josefina que llegó a tener a diez personas trabajando en distintos quehaceres. "Había cinco personas que sólo se dedicaban a planchar, otros separaban la ropa. Mi idea siempre fue tratar de hacer que mis trabajadores hicieran sus labores de buena manera por eso creo que nos fue tan bien en esa época", recuerda.
-Sí, los viejitos todavía vienen porque ellos no van a la feria a comprarse ropa porque no pueden caminar así que vienen para acá. Los jóvenes, en cambio, pueden recorrer la feria completa en busca de lo que necesitan. Además también compran ropa por internet.
-Vendo pijamas, polerones y pantalones deportivos y disfraces. Antes, por ejemplo, vendía calcetines los cuales no alcanzaban a durar un día porque eran de muy buena calidad, no como ahora.
-Los guardias de seguridad vienen harto, sobre todo los que trabajan de noche. Ellos compran la ropa para ir a la nieve al igual que los portuarios que trabajan en las noches. Los pescadores también vienen harto. Ellos llevan hartos polerones, ya que son baratos y les sirven para salir a la mar y tratar de aguantar el frío. También llegan hartas personas buscando disfraces, sobre todo para niños porque ahora en las escuelas los hacen disfrazarse harto.
incendio
La mayoría de los sanantoninos aún deben tener en su memoria el gigantesco incendio ocurrido el 21 de diciembre de 2000, en donde varios locales de calle Centenario y Alberto Barros, en pleno centro de San Antonio, resultaron completamente dañados.
Josefina fue una de las comerciantes afectadas por el siniestro, ya que su local, que ocupaba tres pisos y que estaba instalado en el edificio donde antiguamente estaba la farmacia Principal (frente a la galería Mar del Pacífico), y que pertenece a la familia de su ex marido, fue el más dañado.
"En ese incendio se quemó todo el tercer piso y parte del segundo. Allí nosotros teníamos las bodegas, y parte de la mercadería. Al final tuvimos que vender toda la ropa porque estaba mojada o pasada a humo. Desde que ocurrió ese incendio nunca más me moví del negocio ni tome vacaciones como lo hacía antes en donde viajaba al sur o me iba a Estados Unidos", recuerda.
"Pepa", como cariñosamente la llaman quienes la conocen, reconoce que no fue fácil volver a empezar, sobre todo porque durante los siguientes años, la venta de ropa usada fue decayendo considerablemente.
A pesar de eso, Josefina mantiene los mejores recuerdos de estos 25 años dedicado al comercio. "Además de tener mi local acá también vivía en este edificio. Eso me permitió ver crecer a mis hijos y a mis nietos, quienes después del colegio se quedaban conmigo acompañándome. Ellos desde pequeños estuvieron acá, corriendo por los pasillos y jugando entre medio de los colgadores. Fueron años muy bonitos".
cartagena
Josefina está de lunes a sábado en su local, pero los domingos le gusta quedarse en su casa, arreglando su jardín.
"La verdad es que yo sigo en este negocio porque, de lo contrario, pasaría sola en mi casa, por eso de lunes a sábado me dedico al negocio y así las horas pasan más rápido. Los fines de semana me quedó en la casa haciendo mis cosas.
-La verdad es que no sé qué haré. Supongo que me quedaré cuidando mi casa y mi jardín, porque la verdad es que no porque esté sola y vieja, voy a dejar que mi casa se arruine. Eso sí que no me gusta.
A pesar de haber estado 25 años detrás de este negocio, Josefina dice que nunca ahorró para su vejez y eso es lo que más lamenta. "Al final me dediqué a ayudar a muchas personas y al final nunca ahorré, más encima cuando fue el incendio tuve que volver a ponerme de pie y eso no es fácil". J