Aránguiz está de moda después de ganar la Copa
Charles Aránguiz, el hombre apodado Príncipe, se puso de moda. Su tasación, aseguran los expertos en el mercado de pases, se disparó. Clubes millonarios habrían preguntado por él. Europa lo espera. Lo dicen los diarios. Lo aseguran, también, en Francia e Inglaterra.
Marcelo Bielsa lo querría para el Olympique de Lyon. Manuel Pellegrini lo tendría considerado para el mediocampo del Manchester City. Incluso el Chelsea, que en enero ya mostró su interés, lo tendría en carpeta y según las útlimas noticias podría ser el más seguro destino del jugador que ya tiene una calle en su natal comuna de Puente Alto en Santiago.
Son, aclaramos, solo supuestos: cada noticia relacionada con Aránguiz va acompañada del sufijo "ía", que denota condicionalidad.
Aun así, los peritos en fútbol le dan su venia. Jorge Sampaoli confesó el pasado lunes que no entendía cómo Aránguiz no estaba en un grande de Europa. Incluso Marcelo Trobbiani, ex entrenador de Cobreloa, alguna vez lo comparó con Ricardo Bochini, ídolo de Independiente.
Valorizado
Aránguiz, analiza Roberto Spicto, fue el mejor de Chile en Copa América. El hombre, que formó al Príncipe en Cobreloa, opina que es un jugador simple. Que defiende y ataca bien. Que tiene marca, remate y despliegue. Es, resume, un futbolista muy completo.
"Hablan de Valdivia, pero no está ni cerca de Aránguiz", dice. Luego agrega: "¿¡Y sabes por qué!". No sabemos. Y Spicto lo aclara: "Porque es un jugador simple. Sim-ple".
Habla de él, también, Augusto González, presidente de Cobreloa. Explica que lo conoció cuando era un niño. Un joven de 16 años en extremo tímido y con problemas para comunicarse con otros seres humanos. "En cambio hoy es todo un hombre, un profesional", afirma.
En Brasil, cree González, Aránguiz, además de crecer como futbolista, aprendió a relacionarse, a convertirse en líder. Opina, como Spicto, que es un jugador completo. Y que tiene fútbol de sobra para jugar en Europa. "¡No tengo dudas!", lanza.
Repetimos la pregunta: ¿Y por qué no lo está? González no lo sabe. Pero aporta con una suposición: "Es que Brasil es un fútbol muy competitivo. Además mueve mucha plata".
Dice, eso sí, que espera un traspaso millonario. Que un club europeo pague muchos dólares por su carta. Y ocurre que si eso pasa, Cobreloa recibirá un porcentaje por derechos de formación. Y así, quizás, pueda recuperar en algo el dinero que, según González, el club perdió al vender tan pronto a Aránguiz. "Nos lo farreamos, al igual que a otros jugadores", reconoce el dirigente.
De su futuro, eso sí, nada sabe. Tampoco su madre, Mariana Sandoval. "No sé nada, no te podría decir", promete la mujer. Y aporta, luego, un aire de misticismo.
Aránguiz, por ahora, sigue en Brasil. Lo hace esperando, todavía, que el Inter se resigne a venderlo a algún gigante. J