La familia en dos ruedas que recorre todo el país
Lucen sus jeans, pañoletas al viento, lentes oscuros y sus chaquetas de cuero con parches. Viajan en grupo y queman el asfalto con la fricción de sus neumáticos. Se les reconoce fácilmente al verlos pasar por las calles. Se trata del club de motociclistas "La Familia MC", cuyos miembros recorren todo el país compartiendo su pasión por las dos ruedas.
El origen de este club se remonta al año 2004. Un grupo de amigos de Santiago solía andar en bicicleta y cuando crecieron siguieron corriendo juntos pero ahora en motos. Decidieron formar un club motoquero para recorrer el país y conocer a más personas con las que pudieran compartir su pasión por las motos. Un año después nace formalmente "La Familia MC".
Con el correr de los años la organización fue creciendo y se fueron sumando nuevos integrantes. En el año 2013 se dio inicio a un nuevo proceso interno y se formó una facción de La Familia en la ciudad de Viña del Mar, escribiendo un nuevo "Chapter", que es el nombre que se les da a las nuevas facciones porque representan un nuevo capítulo en la historia del motoclub.
motoclubes en chile
René Ramos, conocido como "Rufián", es el actual presidente de La Familia de Viña del Mar y nos cuenta que en la región existen varios clubes de motos pero pueden ser muy diferentes entre ellos.
En su caso personal, Rufián aclara que su MC pertenece a la tradición de la vieja escuela que se inspira en los motoclubes americanos. Estos siguen un conducto regular y una especie de formalidad para identificarse oficialmente como un club de motociclistas. Uno de esos requisitos es ser apadrinados por un MC más antiguo que da el visto bueno para su nombramiento.
En el caso de La Familia MC fue el club "Guayacanes" el que certificó su nombramiento. Son Harlistas, lo que significa que sólo montan motos de marca Harley-Davison. Esto se debe a que históricamente esa marca era la única que tenía motos con cilindrado superior a los 800 cc y los clubes no permitían miembros con otras motos.
Hoy en día se mantiene la tradición de las Harley pese a que ya existen otras marcas de igual calidad.
El presidente de La Familia señala que en el último tiempo surgieron varios clubes de motos que no se apegan a la vieja escuela y salen a correr en moto simplemente para sentirse rebeldes sin tener una causa detrás.
Rufián explica que existe un prejuicio sobre los motoclubes, el que se inspira en las películas y series de televisión que muestran a los motoqueros como seres violentos que abusan del alcohol y las drogas e incurren en crímenes. Rufián advierte que La Familia no es así, pero reconoce que en Chile si hay organizaciones de ese tipo.
Se denomina "El 1%" a los motoclubes ilegales. Estos recaen en conductas criminales y recurren a tres posibles negocios para subsistir: el tatuaje, la prostitución o el tráfico.
Rufián enfatiza que ellos no son ese tipo de MC, pero conoce de cerca a algunos de ellos. "Yo no lo veo como algo de las películas, yo sé que es así en Chile", dice y explica que en sus años de experiencia aprendió a alejarse de ese tipo de ambientes. "Los viejos motociclistas sabemos dónde podemos pisar", precisa.
club organizado
Contrario a lo que se puede creer, los clubes de motocicleta cuentan con un estricto reglamento y funcionan con una organización bien estructurada.
Los MC de la vieja escuela cuentan con un directorio escogido democráticamente por los miembros. Existe un presidente que es el líder y el encargado de coordinar y gestionar los recursos del club en su beneficio. El vicepresidente lo apoya en esas funciones y es su mano derecha. El secretario es el encargado de tomar nota en las actas de cada reunión mensual y gestiona las comunicaciones con otros MC. El sargento de armas tiene como tarea resguardar la seguridad de los miembros y sus motos. El capitán de ruta es quien debe planear estratégicamente las rutas y las paradas de los viajes que haga el club. Y finalmente el tesorero se encarga de las finanzas del club. En el caso de La Familia MC, todo lo hacen a través de la autogestión.
Si alguien quisiera integrarse al MC debe someterse al proceso de inclusión, el que puede extenderse incluso por años.
Un nuevo miembro debe pasar por distintas etapas. La primera es "Hangaround". En este nivel los principiantes están a prueba y se encargan de lavar las motocicletas y otras labores menores; luego pasan a ser "Prospects" y podrán vestir las chaquetas. Ya son parte del MC y se conocen más cosas, pero aún no tienen derecho a opinión ni voto; dependiendo de los méritos que muestren pasarán a ser miembros oficiales y se le hará entrega de los respectivos parches según se los ganen.
UNA HERMANDAD
Se llaman La Familia porque realmente sus integrantes se sienten como hermanos. "En los inicios hubo tanto vínculo paternal y familiar que se transformó en una familia y el nombre se ha mantenido hasta el día de hoy y nosotros tratamos de mantener eso", explica Rufián.
La Familia MC organiza sus viajes, rutas y paseos bajo la premisa de la lealtad, la honestidad y el respeto. Su presidente explica que entre los motoqueros existe un vínculo especial por la pasión que se comparte. Si se ven dos motociclistas en la carretera se saludarán aunque no se conozcan y si se ve a un compañero sobre ruedas con problemas mecánicos se bajarán a ayudarlo con su moto. Esos valores están fuertemente arraigados en la cultura motociclista.
El MC viñamarino no se olvida de su rol social y organiza constantemente actividades para los más necesitados. Apadrinaron a dos jardines infantiles de escasos recursos ubicados en Maitencillo y Santiago, además de un hogar de menores de Valparaíso. A esos lugares asisten para el Día del Niño y en Navidad para compartir con los pequeños y entregarles regalos.
Suelen organizar viajes, paseos y almuerzos en los que muchas veces incluyen a sus familias. Su próximo viaje es a Uspallata, en Argentina, donde irán a almorzar y volverán; por raro que parezca, es común que recorran grandes distancias para estar por el día y volver en unas horas porque lo que más disfrutan de un viaje son las rutas, el recorrer sobre ruedas las largas carreteras del país, quemando el asfalto y sintiendo el viento en la cara mientras notan cómo la gente se sorprende cada vez que ven a la caravana con chaquetas negras abrirse paso entre los demás autos sin ninguna otra intención oculta.