Sonia Méndez y su fe intacta para ganarle la lucha al cáncer
El 26 de marzo de 2015 es una fecha que nunca olvidará Sonia Méndez Espinoza. Aquel día recibió la peor noticia en sus 43 años de vida. En un centro de salud de la comuna de Providencia, en la Región Metropolitana, las sospechas se hicieron ciertas: a esta vecina de villa Las Dunas le diagnosticaron cáncer de mamas.
Destruida por la confirmación de esta grave enfermedad, esta sanantonina tomó destino a su trabajo. En el Grupo Logístico, empresa dedicada al rubro del transporte, se reunió con sus amigas y jefas para darles a conocer esta lamentable noticia.
Unidas en un abrazo fraterno dieron rienda suelta a sus sentimientos, esos que mezclaban pena, tristeza, impotencia, pero también optimismo.
"La noticia me destrozó la vida. Fue terrible, porque uno siempre lo ve desde una perspectiva ajena. Unos seis meses antes que a mí me diagnosticaran cáncer, se lo habían descubierto a mi suegra. Cuando me lo confesó, le dije que había que salir adelante, que había que ser fuerte. Eran palabras que en verdad sentía, pero tenerlo, que te digan que tienes cáncer, es otra cosa. Es como que te digan que te vas a morir", expresa entre lágrimas.
La vida tras aquel 26 de marzo cambió completamente para Sonia. Tuvo que abandonar su trabajo por expresa petición de su doctor. "Me explicó que el trabajo que realizaba era muy pesado y que tenía que dejarlo para concentrarme en el proceso de recuperación", explica.
Ahora, como nunca, debía preocuparse solo de ella. Tenía que dejar esa vida apasionada que llevaba, de preocupaciones por su trabajo y su familia para comenzar la batalla más importante: ganarle a la muerte.
"Es duro. Uno muchas veces, por lo menos en mi caso, se preocupa del trabajo. A mí me encanta mi trabajo, porque cuando llegué a la empresa no sabía nada. Aprendí, me desarrollé laboralmente y eso para uno es muy importante. Pero me descuidé de mí. De mi salud, de las demás personas. Hoy con el tema de la enfermedad mucha gente se me ha acercado para ayudarme", detalla.
quimioterapias
Pese a que dejó su lugar de trabajo, sus jefas y compañeras de labores jamás la han abandonado. Como cuenta la propia Sonia, han estado muy pendientes del proceso de quimioterapia que comenzó a principios de mayo.
"Cada organismo enfrenta de manera distinta las quimioterapias. A mí, a diferencia de mis compañeras, me activan. Me dejan prendida, debe ser porque estoy drogada. Pero a medida que pasan los días mi cuerpo comienza a sentir los efectos negativos. Me decaigo, ando mal, me duele el cuerpo, siento como la droga quema mi cuerpo y ni siquiera me puedo levantar. Comienzo con diarreas. Al tercer día es terrible. Los dolores son insoportables, no puedo ni levantarme al baño", cuenta.
Movida por las noticias que aparecen en los medios de comunicación, Sonia quiso experimentar con la marihuana para hacer frente a los insoportables dolores que la aquejan tras las quimioterapias.
"La verdad es que por todas las drogas que consumo para reducir las células malignas, no puedo consumir ninguna más para aliviar los dolores. Solo puedo tomar paracetamol. Pero tú entenderás que eso no alivia en nada los dolores", agrega.
Esos dolores se han intensificado en los últimos días. Como si fuera poco, debido al cáncer de mamas que desarrolló, su organismo creó una enfermedad denominada Herba2 positivo, que no es otra cosa que acelerar el proceso cancerígeno.
"Las células malignas se multiplican tres veces más rápido y esto creó una metástasis pulmonar. Esto me lo diagnosticaron hace un mes. El doctor fue muy claro. Me dijo que si no consumía una droga llamada Pertuzumab (Pergeta) se iba a expandir a los huesos y ahí ya no hay nada qué hacer", describe.
El problema es que este medicamento no lo cubre su Isapre y cada ampolla tiene un valor de 1.950.000 mil pesos. En total tiene que consumir seis de estas dosis cada 21 días. "La Isapre solo me cubre una parte del cáncer, pero esta no. Esto es tan sencillo como que si no las consumo, me muero. Puedo costearme las primeras dosis, pero la plata no me alcanzará para todo el tratamiento. Lo acepto, tengo miedo. Pero gracias a Dios tengo fuerzas para luchar por mí, por mi hija, por mi madre", confiesa. J
Los problemas económicos que afectan a Sonia Méndez producto del cáncer de mamas y la metástasis pulmonar han repercutido fuertemente en su bolsillo. Es por ello que su cuñada, la profesora María Inés Ortiz, está organizando un bingo que se llevará a cabo el 8 de agosto, en la sede del club Villa Pacífico, a las 18 horas. El valor es de 4 mil pesos y los interesados se deben comunicar al 88594217.