Pedro Navarro, el escritor sanantonino que se codeó con Neruda, Parra y La Negra Ester
Esta historia es abrupta, rápida y llena de giros. Es como la vida de su protagonista: Pedro Navarro, el escritor sanantonino que se codeó de pequeño con Roberto Parra y la mítica Negra Ester en el periodo de esplendor de la bohemia de este puerto. Conoció a Pablo Neruda y al selecto grupo de autores que lo visitaba en Isla Negra. Aprendió cine en Argentina de la mano del gran Leonardo Favio. Y eso es solo el comienzo.
en la bohemia misma
Nacido en 1944, Pedro creció al mismo tiempo que los grandes cabarets y centros nocturnos del cerro Alegre. Su bisabuelo era vecino del recordado Luces del Puerto y, como si eso fuera poco, "era compañero de colegio del hijo de una prostituta y del hijo del dueño del cabaret Río de Janeiro", recuerda.
El ambiente de la parranda nunca fue desconocido para el joven estudiante de la Escuela Uno y luego del Liceo Nacional de Llolleo. "Las prostitutas iban a la casa de mi bisabuelo a pedir agua. Las conocí a todas".
En la década de los cincuenta, el puerto de San Antonio era frecuentado por buques de carga estadounidenses y griegos. Mientras la mercancía se movía en el terminal marítimo, los tripulantes partían de carrera a "las escalas".
"La Muñeca", "La Japonecita" y "La Perla" eran las más cotizadas, pero ninguna tenía el renombre de la Negra Ester, antigua integrante del cabaret Río de Janeiro y que luego alcanzó fama mundial en el Luces del Puerto por ser musa inspiradora de Roberto Parra. Su verdadero nombre era Berta Ovando.
Pedro asegura que compartió con ella toda la vida, incluso después de su retiro. "El papá de un amigo era pianista del cabaret. Íbamos todas las noches a dejarlo porque era ciego, así que pasábamos metidos ahí. Como a mí me gustaba mucho el jazz me quedaba escuchando a un quinteto muy bueno que tenían ahí", rememora.
Ya toquenle la canción a estos cabros weones pa' que se vayan. No los vayan a pillar y nos cierren el negocio'
-Sí, todo el tiempo. Iba a los ensayos y me quedaba escuchando y compartiendo con él y con todos los músicos más temprano, antes que comenzara el espectáculo. Después seguimos teniendo una gran amistad. Él vino y pasaba con nosotros cuando se estrenó la obra "La Negra Ester", en San Antonio. Yo entonces era artesano y me ponía afuera de la Gobernación Marítima, pero estamos hablando de finales de los ochenta.
-La señora Berta Ovando ya se había retirado. Vivía como siempre en el cerro Alegre, con su pareja, un maestro zapatero. Ellos iban todos los días a un restaurant que era de mi tía a tomarse una cañita. Entonces, como me conocía de siempre, conversábamos harto. Me contaba historias, yo le hacía preguntas, porque siempre quise saber de ese ambiente.
Radio Sargento Aldea
Pero para el joven Pedro no todo era bohemia. A los 17 años entró a trabajar como radiocontrolador a la desaparecida radio Sargento Aldea. Estuvo nueve años al mando de las perrillas y compartiendo con las voces que llegaban a todo San Antonio.
"Esto fue el año 1961. Rafael Allende, que era locutor de la radio, era vecino nuestro en el cerro Alegre, así que cuando hubo ese cupo me mandó a llamar. Ahí me enseñaron y estuve muchos años", cuenta.
"Estuve hasta el año 70, pero siempre iba. En realidad siempre estuve conectado a la radio", agrega con nostalgia.
Las fiestas de neruda
En ese mismo periodo, Pedro Navarro ya había simpatizado con los ideales de izquierda y se había unido a la Juventud del Partido Socialista. Allendista de tomo y lomo, frecuentaba a fines de la década de los sesenta la sede del Instituto Chileno Soviético de Cultura.
"Pasaba metido ahí todo el día. Era el único lugar donde uno encontraba algo de cultura en San Antonio. Vivía ahí prácticamente. Me convertí en curador de sus exposiciones", relata.
Sumergido en las actividades del recinto, se hizo conocido de un integrante habitual del lugar: Pablo Neruda. "Él aparecía con don Francisco Coloane y Luis Enrique Délano . Todas las fiestas después terminaban en su casa de Isla Negra".
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"Trabajaba como chino en la casa de Neruda, pero yo estaba feliz de estar y de compartir con toda la gente que llegaba y que era muy simpática. Si era como la elite de los mejores escritores del país", añade Pedro con risas.
-No, pero para mí era suficiente el hecho de estar con él y con toda la gente que llevaba a su casa.
-Pasó varias veces, fue un tiempo en que estuvo dando hartas vueltas por San Antonio e Isla Negra. Yo tenía entre 24 y 25 años.
-¿
-Neruda como persona era bien desagradable. Era déspota, mirador en menos, ¡pero era Neruda! Para mí era lo máximo. ¡Era estar con Neruda!
cINE CON FAVIO
Todo cambió después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973. El toque de queda impuesto por Pinochet en todo el país significó el fin de la bohemia sanantonina. Pocos días después de la muerte de Salvador Allende en La Moneda, falleció el poeta Pablo Neruda. A Pedro se le empezaron a cerrar las puertas cada vez más y decidió irse a Argentina.
Si hasta entonces había tenido suerte conociendo a grandes personalidades de la cultura, en el país trasandino no sería diferente. Comenzó a estudiar cine en Buenos Aires con el mejor exponente cinematográfico del momento: Leonardo Favio.
"Él ya era muy conocido, pero más por el cine que por su carrera de músico, al menos en ese tiempo. Tuve la suerte, mucha suerte en realidad, de aprender con él. Era una persona muy sencilla no se creía el cuento de la súper estrella, era muy agradable", describe.
garcía Márquez
En 1975 decide volver a Chile y, por supuesto, la suerte para conocer a los grandes no acababa. Siempre ligado al mundo de la izquierda y de la cultura, en 1982 consiguió la oportunidad de viajar a Cuba a mostrar una galería de dibujo dedicada a la obra de Violeta Parra.
En La Habana estuvo ocho meses, periodo suficiente como para conocer de cerca a otro premio Nobel y pluma privilegiada del siglo: el colombiano Gabriel García Márquez.
"Tuve la suerte de ingresar a estudiar guión cinematográfico a la Casa de las Américas de la Cultura, curso que era impartido por él. No sé qué puedo decir, tuve mucha suerte. Él era un gran artista, un maestro", dice.
Casado, anulado y padre de dos hijos, sigue viviendo en la misma casa de calle Marcos Hinojosa, en el cerro Alegre, hasta el día de hoy. Luego de un tiempo radicado en Villa Alemana decidió volver y comenzar a rescatar la historia de la bohemia sanantonina.
No está en sus planes escribir una memoria con su maravillosa historia, pero sí llenar a los personajes de sus novelas con parte de sus increíbles andanzas. J