Monjita de Bellavista cuenta cómo vivió su encuentro con el Papa Francisco en Bolivia
La hermana Rosy Morales (72) debía viajar en julio a Bolivia para participar en una reunión organizada todos los años por las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, congregación a la que pertenece y que fue fundada por la italiana Eugenia Ravasco cuando apenas tenía 18 años.
Días antes de que se llevara a cabo la cita le informaron que ésta se había cancelado, pero que de igual forma, debía viajar y así estar presente durante la visita que el Papa Francisco realizaría al país altiplánico los días 8, 9 y 10 de julio.
Reconoce que se puso muy nerviosa con la idea de ver al Papa Francisco, pero a la vez muy emocionada porque ya había tenido la oportunidad de compartir con el Papa Juan Pablo II.
"Es bien difícil describir lo que significa estar tan cerca del Papa, porque para nosotras su imagen representa muchas cosas", cuenta la monjita, quien no esconde su emoción.
"Siempre recuerdo la primera vez que vi al Papa Juan Pablo II. Fue un momento muy especial, además que estuve frente a él. Incluso, en esa oportunidad, se dio hasta el tiempo de bromear con las personas que estábamos ahí. Ese será uno de los momentos que recordaré toda mi vida", confiesa.
viaje
Muy ilusionada se subió al avión que la llevaría hasta su natal Bolivia, donde además aprovecharía de visitar a su familia que es oriunda de la ciudad de Santa Cruz. "Siempre que viajo a Bolivia trato de ir a ver a mi familia porque obviamente los extraño, pero lamentablemente no siempre tengo la posibilidad de estar junto a ellos, porque a veces voy con todo organizado y por muy pocos días, ya que tengo que volver a San Antonio lo antes posible para seguir adelante con mi misión".
El primer encuentro de la hermana Rosy con el Papa Francisco se realizó a las pocas horas de su arribo. Cuenta que lo vio pasar a pocos metros de distancia. Iba arriba de un vehículo, saludando amablemente a todos quienes se le acercaban.
"La verdad es que ese momento lo viví junto a la euforia del pueblo. Recibí varias patadas y golpes en mi afán por verlo de más cerca (ríe), pero la verdad es que fue muy mágico. Creo que todas las personas que estábamos ahí en ese momento sentimos algo muy especial, además que Bolivia necesitaba mucho la visita del Santo Padre", reflexiona.
"Además, él es muy cercano a la gente. No andaba con guardias, entonces eso permitió que muchas personas se acercaran sin mayores problemas, sobre todo los niños quienes le entregan mucho cariño en cada una de sus visitas. Cuando andaba con el presidente Morales tampoco andaba con guardias, y eso obviamente lo hacía más cercano y accesible", agrega.
La religiosa confiesa que no es muy amiga de la tecnología, pero de igual forma intentó captar ese momento a través de su teléfono celular. "No soy muy buenas con esas cosas, pero hice lo que pude tomando fotos y la verdad es que algunas me salieron bien buenas, otras no tanto, pero se hizo lo que se pudo. Además con tanta emoción es más difícil sacar una foto".
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-Cuando el Papa llega a un lugar, se forma una atmósfera bien especial y esta vez no fue la excepción. Todos queríamos tener la mejor imagen del Papa Francisco, así que era muy divertido ver a la mayoría de los presentes tratando de capturar el momento con sus teléfonos celulares. Algunos se sacaron hasta selfies con el Papa. El es muy simpático y moderno. Lo pasa bien tomándose fotos.
La hermana Rosy fue invitada a participar en el Encuentro de la Vida Consagrada realizado en el Coliseo Don Bosco ubicado en la ciudad de La Paz.
En esa oportunidad, los presentes escucharon el testimonio de un sacerdote, una religiosa y un seminarista. Posteriormente, el Papa entregó a todos los presentes un discurso lleno de cariño y de anécdotas personales, que sacaron más de alguna sonrisa entre los presentes, quienes repletaron el recinto durante la hora que duró la actividad en donde participaron personas de todas partes del mundo.
"Ese momento también fue mágico para todos quienes estábamos ahí porque el Papa es una persona muy cercana y eso se nota cuando habla. El silencio que se forma en el lugar es imperturbable, no vuela ni una mosca, ya que todos queríamos oír lo que el Señor nos estaba tratando de decir a través del mensaje de Francisco", afirma.
-No. El primer Papa que visitó Bolivia fue Juan Pablo II. Después de venir a Chile en 1987 pasó a Bolivia.
-Sí, muy contentos. Los bolivianos necesitábamos su presencia, además que este Papa es más cercano que cualquier otro porque es latinoamericano y eso hace que uno lo sienta como suyo. También influye mucho que hable nuestro mismo idioma. Mi sensación después de regresar a Chile es que los bolivianos necesitábamos la presencia de este ser de paz, sobre todo porque la gente necesita mucho reafirmar su fe.
-(Piensa) Creo que no fue apropiado. Muchas de las personas que estábamos ahí pensamos lo mismo. No fue bueno porque al final no dio una buena imagen ni mucho menos una buena señal. Morales debió obsequiar algo que representara al pueblo boliviano y no esa imagen tan extraña.
Tras diez días de visita en Bolivia, la hermana Rosy regresó a San Antonio para seguir adelante con sus obligaciones en la capilla Nuestra Señora de Guadalupe, en Bellavista.
"Creo que ese viaje estuvo marcado por muchos momentos especiales e inolvidables. Ojalá el Papa venga pronto a Chile a entregar su mensaje de paz y amor porque de verdad que nos hace falta, sobre todo en estos días, en donde se ha perdido la confianza en las personas y ya nadie cree en nada", reconoce. J
"Es bien difícil
describir lo que
significa estar
tan cerca del
Papa".