Las increíbles historias de taxi de una conductora en la comuna puerto
Que el mundo de la locomoción colectiva en San Antonio pertenece solo a los hombres es un paradigma que comenzó a romperse hace un buen tiempo. Claudia Sepúlveda es una sanantonina que hace tres años conduce colectivos y se encuentra todos los días con historias memorables, algunas de las cuales compartió con Diario El Líder.
Claudia, de 44 años, maneja hace 23. "Siempre fue en el ámbito de los furgones escolares y el transporte particular, pero hace tres años me quedé sin trabajo y un amigo me presentó a una persona que buscaba chofer, pero vendió el auto justo al mes a mi jefe de ahora, al que conocía desde hace muchos años, porque tenía un puesto en la feria y le daba aceitunas a mi hija cuando era chica", contó Claudia con humor.
Esta llolleína, separada hace varios años, relató que durante el tiempo que lleva manejando el colectivo de la línea Tejas Verdes, se encontró con historias casi increíbles. "Una vez se subió una señora y me pagó los cuatro pasajes. Me contó que andaba buscando al marido. No lo encontramos ahí y me pagó otra carrera. En el segundo lugar al que fuimos tampoco lo encontró, entonces me dijo que fuera al otro día, pero no quise. No me gustan esas cosas".
"Al final me la encontré tiempo después y me contó que al otro día lo había pillado justo engañándola", relató con su habitual sentido del humor.
Aunque Claudia no trabaja en la noche, por un tema de cuidado de ella y del vehículo que maneja, en más de alguna ocasión le tocó escuchar historias más subidas de tono, del "tipo Rumpy".
"Una vez se subió una pareja que iba a un motel y parece que era la primera vez que él iba. Ella le preguntaba si estaba nervioso y él le decía que sí, que como ella trabajaba en esto era más fácil para ella", recordó la conductora
"Pero igual hay historias muy lindas, por ejemplo, hay personas bien mayores que a veces me cuentan que se van a casar con su primer amor", agregó Claudia.
No solo amor
Pero no todo son historias de romance en el colectivo de Claudia.
Una vez "iba con tres personas en el colectivo y una me pide que baje por el paradero cuatro. Los otros dos, que no se conocían y no eran de acá, empezaron a conversar porque les pregunté si les molestaba eso. Él le contó que era guardia y ella le dice que era fácil robar acá, hasta que al final le dice que es mechera y terminaron bajándose juntos y poniéndose de acuerdo para ir a una tienda a robar en un determinado día", explicó la mujer.
"Eso sí, uno no se acuerda de caras ni nada, porque se anda concentrada manejando, pero igual esas historias a uno le quedan", señaló.
Otra historia que guarda con especial cariño Claudia es la de una joven, "hija de un uniformado, a la que se le quedó una cartera con todos sus documentos y 200 mil pesos. Después se subió otro pasajero y la vimos, entonces por la dirección de la licencia le fui a dejar todo completo, pero ella no estaba".
"Al tiempo una niña me preguntó si yo había hecho eso, le dije que sí y me pidió el número. Era una amiga de la primera niña, que al final me llamó y me dio hasta un regalo. Son esas cosas lindas del trabajo que hacen que a uno le guste más lo que hace", terminó la vecina de Tejas Verdes. J