"Bigotote" Quintanilla: El rey de las rancheras que hizo escuela en la radio comunitaria Los Álamos
En los pasajes de la población Los Álamos el reggaetón suena fuerte. Es sábado por la tarde, y unos parlantes instalados en la ventana de una de las casas apuntan directamente hacia la calle.
El ritmo de moda está con el volumen a todo lo que da. Los jóvenes, tal como en cualquier población del país, se preparan seguramente para una noche de bohemia.
La música se deja sentir también fuerte en la casa que José Isaías Quintanilla Silva comparte junto a su señora Corina Illanes en el pasaje Los Cóndores, número 1706.
En ese mismo hogar, hace exactamente 15 años, la música también sonaba fuerte. Los ritmos de moda de aquel año 2000 se escuchaban con volumen alto y un grupo de jóvenes marcaba tendencia.
Bajo el techo de la casa de José Quintanilla se formó a una generación amparada al alero que entregó la recordada radio comunitaria Los Álamos. Una generación que primero era apuntada con el dedo.
"Algunos vecinos pensaron que en mi casa se vendía droga, porque estaba lleno de jóvenes que tenían acá su punto de encuentro", recuerda un poco molesto José.
prevenir en la radio
Pero el encuentro era justamente lo contrario. Nunca hubo drogas en la casa de José. "Nuestra intención de hecho era prevenir a los jóvenes con la herramienta social que nos da una radio comunitaria", analiza.
De 100 jóvenes que se acercaron a la radio comunitaria, cerca de un 20 por ciento logró mantenerse alejado definitivamente de las drogas. Los otros prefirieron seguir con la rutina de la esquina.
Eran los años en que estaban de moda las pandillas; grupos de jóvenes sanantoninos regidos por la influencia de estos grupos de tendencia mexicana o estadounidense. José quería entregar su tiempo y su espacio a aquellas personas cargado su mejor arma: la música y las comunicaciones.
la familia ferroviaria
Nacido en Melipilla, José llegó a San Antonio siendo un adolescente. Su padre Gabriel Quintanilla Carrasco era ferroviario, trabajaba en el movimiento de trenes, y fue traslado por trabajo a la ciudad puerto en el año 1972.
Eran cuatro hermanos (Gabriel Alfredo, Ángel Francisco, Juan Carlos e Isaías) que vivían junto a sus padres en la antigua población Ferroviaria ubicada entre las calles 3 y 5 sur.
Hasta que el terremoto del 3 de marzo de 1985 destruyó aquella morada y las estructuras sólidas de todas las familias ferroviarias. Los Quintanilla emigraron hacia el sector de Viuda 10 en Llolleo.
Siguiendo la senda de su padre, José trabajó durante un tiempo en movimiento de trenes. Pero esa no era su motivación. Aceptando una invitación de un amigo, fue a conocer la radio Sargento Aldea que se encontraba en presidente Pérez 521. "Fui a mirar cómo funcionaba la radio y desde aquel día quedé maravillado con este medio de comunicación", reconoce.
lo suyo era la radio
En el estudio de aquella radio sanantonina aprendió día a día el oficio del controlador y su ascenso no se dejó esperar. Una meteórica carrera que lo llevaron a ser en la actualidad la voz más importante dentro de la música ranchera en la provincia. Un romance con sus fieles auditores que ya lleva más de 25 años.
"Al principio estar frente a un micrófono da miedo, es algo muy complicado de hacer. Por eso agradezco tanto el cariño que siempre ha tenido la gente conmigo", afirma.
El primer programa en la radio Sargento Aldea de música rancheras lo hizo junto a Eduardo Acevedo (QEPD). Se llamaba "Tardes Rancheras" y poco a poco la voz de José Quintanilla comenzó a ser habitual para los auditores.
Por eso es que cuando la Radio Positiva llegó a la ciudad puerto, con Claudio "Alegría" Orellana a la cabeza, lo primero que hizo fue tener en su programación a la dupla Acevedo-Quintanilla.
Durante cuatro años fueron número uno con su programa matinal "Las Mañanitas". De seis a nueve de la mañana, la audiencia era de ellos.
"Al programa le faltaban horas en la mañana, fue un éxito total, un boom. Teníamos llamadas todo el día, porque para la gente éramos su gran compañía en las mañanas. Hay una importante tradición de rancheras en la provincia y nosotros supimos canalizarla con aquellos programas", explica.
Durante todos esos años de música ranchera, José Quintanilla se hizo conocido como "Bigotote", apodo que conserva hasta la actualidad.
amor radial
Desde hace tres años que su reconocida voz engalana la parrilla programática de radio Costanera, donde los viernes y sábados por la noche (desde las 19 horas hasta las 3 de la mañana) se hace cargo de los bailables.
-Sin quererlo la radio también me hizo conocer el amor.
-El famoso locutor Pablo Aguilera, a través de radio Pudahuel, realizaba una sección llamada "Club del Amor". Yo estaba participando para conocer una pareja, y ella mandó cartas porque le interesé. Después de ese contacto radial nos conocimos y nos casamos en 1988. Tenemos tres hijas que son Marisela, Gina y María José.
rey de la ranchera
Su conexión con la música mexicana no es solamente exclusividad de sus programas de radio, si no que supera las barreras de un estudio de locución.
El Festival Ranchero que se realiza en el gimnasio Montemar (el último fue el pasado 23 de agosto) y que lleva por nombre "De Rancheras y De Amores" se convirtió en otra instancia en la que sus seguidoras pueden corear los grandes éxitos que escuchan en sus casas.
Con una entrada totalmente gratis ("gracias al apoyo municipal gestionado por Ximena Cartagena" agradece), los asistentes disfrutan de la música y letra de grupos como Lucero del Valle, Los Halcones Negros o Los Tigres Sonoros.
corazón comunitario
"Es una forma también de agradecer ese cariño que ha tenido la gente por lo que hacemos durante todos estos años. Estoy orgulloso de haber nacido en una radio comunitaria y de toda la carrera que me ha tocado vivir", confiesa José Quintanilla.
Pero dentro de todos sus proyectos, hay uno que por siempre quedó marcado en el corazón del "Bigotote" Quintanilla.
"En los tiempos de la radio comunitaria que realizábamos en mi casa logramos personalidad jurídica para un centro cultural. Por eso mi gran proyecto es darle vida al centro cultural Los Álamos que ya existe, pero que se encuentra en receso", asegura.
José Isaías Quintanilla Silva, el mismo que llegó por curiosidad a radio Sargento Aldea y que se ganó el corazón de toda la familia ranchera, solamente quiere agradecer. "Sobre todo a la comunidad de la provincia de San Antonio. Me debo a ellos, porque mi carrera en radio nació gracias a ellos", reconoce el hombre nacido y criado bajo el rigor de una radio comunitaria. J