David Muñoz Castillo
El 13 de septiembre Georgelino Osorio apagó 40 velitas. El "Negro", símbolo de la generación dorada que lo ganó todo en Balmaceda, está vigente y sigue regalando goles ahora al hincha de Cóndor.
El hombre que viste la camiseta "13" llevó sus conquistas también a San Antonio Unido, Rangers y al fútbol de Indonesia.
Siempre quiso ser futbolista. "En mi casa siempre se hablaba de fútbol. No recuerdo una Navidad donde no me regalaran una pelota o unos zapatos", evocó sobre su infancia en el sector 1 de Bellavista.
En las polvorientas calles del cerro se inició. Luego su tío Pato lo inscribió en el Norteamérica, su primer club. "Llegué a los 9 años y estuve hasta los 15. Me vieron jugar y a los 16 me fui a probar al SAU. Fue como en junio o julio y tuve que esperar un mes, que cumpliera los 17 para poder jugar en Tercera División", recordó sobre su primer acercamiento a los lilas, club que se cruzaría en su camino otras veces.
El entrenador Lionel Gatica lo hizo debutar ante Barnechea en Santiago. Osorio le puso un preciso centro a Miguel Huerta para que empatara el duelo que al final ganó el SAU por 2 a 1.
El físico nuclear y empresario Ariel Henríquez se trajo en 1993 a casi todo el San Luis de Quillota que perdió el ascenso con Ñublense la temporada anterior. "Estaban Manuel López, el arquero era Claudio Berríos de San Antonio, Leonel Pizarro, el 'Flaco' Pizarro, 'Chichilo' (Pérez) de lateral izquierdo, ahí nos conocimos con el viejo y forjamos una amistad. También estaban Jaime Sandoval, Manuel 'El Loco' López, el 'Milico' Ramírez y el 'Camión' Vásquez", enumeró con detalle el equipo.
Pronto llegaría la titularidad. Fue ante Santiago Morning en el estadio Gasco de Santiago.
La primera rueda fue espectacular. Incluso la ganaron, pero "en la segunda no la agarramos ni con la mano".
Al año siguiente el SAU apostó por un trabajo a largo plazo y con jugadores locales. Fichó a Juan Ubilla como DT (el torneo anterior fue jugador del plantel) y convocó a futbolistas como Cristian Abrigo, el "Flaco" García, "Pipo" Zegarra, Julio Leiva, Cristian Mallea, Cristian González, Julio Brizuela, Daniel Romo, Ariel Salas, Cristian Carvacho y al portero Renato Vargas.
Las temporadas 1994, 1995 y 1996 se consolidó ese grupo, hasta que en 1997 se estableció un límite de edad para la categoría. "En el primer año Sub 23 peleamos y en 1998 el profesor 'Coke' Rodríguez me llevó a la Universidad San Sebastián (Concepción)", contó sobre su primera salida para jugar fútbol.
Destape
En 1999 el SAU "repatrió" a Jorge Rodríguez y a Georgelino. Esa fue la temporada del destape del "Negro" en el fútbol. "En 10 partidos llevaba como 18 goles, era el capitán, me iba muy bien ese año. Me hablaron de San Felipe para irme a Primera B y de otros equipos, hasta que apareció Rangers".
-¿No es común saltar de Tercera a Primera A?
-Fue pasar del fútbol amateur al fútbol profesional. Estaba en una racha, de mucha confianza. Rangers hizo una campaña irregular y descendimos. Luego llegó el DT Ángel Castagnole, un uruguayo, no le fue bien y asumió Juan Ubilla.
Terminó su contrato y en 2001 estuvo un par de meses sin jugar. Para no perder el ritmo fichó por Lo Gallardo hasta que salió una impensada oferta. "Un representante me llamó para que me fuera a Indonesia".
El club que lo quería era el Persijap Jepara. "Fue como volver a nacer. Lo único que sabía era caminar, no sabía el idioma, no conocía las costumbres, la cultura, nada. Conversé con mi señora (Andrea) y me la jugué. En esto del fútbol dónde salga el trabajo te tienes que ir", aseguró.
La experiencia en el extranjero tuvo un abrupto final. "Me fui con un contrato por 4 años, y en la primera temporada tuve una lesión de rodilla, estuve un año sin poder jugar. Me vine a Chile a recuperar, pensando que serían unos dos meses. Fueron 10", recordó del ingrato episodio por la rotura de ligamento cruzado, medial y menisco de una de sus rodillas.
No volvió a Indonesia y tras la larga recuperación Ubilla lo llamó para fichar en Melipilla. La oferta económica era paupérrima. "Me ofrecieron 100 mil pesos, gastaba 60 mil pesos en pasajes y me quedaban 40 mil para vivir". Esa cruda realidad lo llevo a tomar una decisión en 2005: iniciar el curso de entrenador.
Retornó al fútbol amateur y uno de sus grandes amigos ("es como mi hermano") William Carrasco lo convocó a la primera de Balmaceda. "Fueron 8 ó 9 años espectaculares. Los mejores", reconoce.
"Tuve la suerte de vivir cosas importantes en el fútbol profesional, ascensos, descensos, jugué en el extranjero, pero lo vivido en Balmaceda fue espectacular, armamos un grupo muy unido".
Hasta marzo de 2015 Georgelino jugó en Balmaceda. Carrasco y un grupo de históricos "gorriones" se fueron a Cóndor.
Ahí el "Negro" sigue su carrera, se siente querido y retribuye con goles el cariño de la gente, porque a pesar de sus 40 años, mantiene intacto su talento para darle alegrías a los hinchas del fútbol.