El drama de la madre de joven muerto en balacera: "He querido matarme"
El hijo de Margarita Urra, Bryan Maturana, falleció luego de que, junto a su hermano, huyera de un control policial. Uno de los dos disparos realizados por un funcionario de la PDI lo impactó en el tórax, quitándole la vida a las pocas horas.
Margarita Urra (46) cree que está viviendo una pesadilla. La peor que puede experimentar una madre. "He querido matarme", confiesa llorando en el living de su casa.
Esta vecina del cerro Bellavista en la comuna de San Antonio, todos los días espera que su hijo Bryan Maturana, quien yace en el cementerio Parque Mirador, llegue desde su trabajo. Sabe que nunca más volverá, pero ella prefiere mentirse. No quiere hundirse aún más en la pena, la amargura y la impotencia, luego de que uno de sus tres hijos perdiera la vida en una persecución policial que terminó de la peor forma.
Bryan Maturana Urra tenía 20 años cuando el 7 de julio del año pasado acompañó a su madre Margarita al hospital Claudio Vicuña de San Antonio por los fuertes dolores de cabeza que la afectaban.
"Él era así. Atento, buen hijo, pero tenía su genio. Ese día me llevó al hospital porque comencé a sentirme mal. Estuvo todo el día conmigo. En la noche nos anduvimos enojando y se vino para la casa. Cuando regresé, lo vi y le dije: ¡Ni me hables!", recuerda Margarita.
Esta devastada madre admite que la relación con sus hijos fue difícil. Incluso de mucha violencia en algunos periodos. Ella junto a sus tres retoños arrancó de Santiago huyendo de la delincuencia, la droga y también del destino.
A la pareja de Margarita, y padre de sus tres hijos, lo mataron cuando intentaba asaltar a un carabinero en retiro, en 1998. Ella se tuvo que hacer cargo de sus tres regalones y en ningún momento dudó en que debía abandonar la Región Metropolitana por el bien de su descendencia.
"Cuando mataron al papá de los chiquillos fue porque andaba robando. Ahí no había nada que hacer, solo aceptar. Yo no quería eso para mis hijos. Los crié para que fueran personas de trabajo y no para que anduvieran robando o metidos en la droga. Con el Bryan fue con el que más peleé", describe con un nudo en su garganta.
Dia fatal
Ignacio (22), Bryan (20) y Cristopher (19) Maturana eran los tres hijos de Margarita Urra. "Bryan era como el papá de la familia. Desde que se murió su padre, Cristopher no solo lo veía como su hermano, sino que también como un papá. Él era maestro ceramiquero y le iba muy bien. Era el que mantenía la casa", revela la madre.
El 8 de julio de 2016, Bryan salió junto a su hermano Cristopher, la pareja de éste y su sobrina.
El menor de los hermanos era el que conducía el automóvil Daewoo de color negro. El segundo hijo de Margarita, junto a su cuñada y sobrina, iba en la parte posterior del vehículo que transitaba por pleno centro de San Antonio.
"Cristopher siempre tenía esa cuestión de andar comprando autos sin papeles. Le había dicho mil veces que no hiciera eso o que tuviese los papeles al día, pero no hacía caso", manifiesta.
-¿El auto, entonces, no era robado como se había especulado en algún momento?
-No, en ningún caso. Cristopher sufrió una asfixia cerebral. Él tiene 19 años, pero mentalmente tiene 12. Tiene un retardo mental. Él, con todo lo que pasó, está muy mal. También me ha dicho que se quiere matar.
Cristopher, como recalca su madre, asustado por no tener los documentos del vehículo, pisó el acelerador a fondo y huyó del lugar para que no le quitaran su automóvil en el control policial. "En ningún momento él quiso atropellar a la carabinera y nada por el estilo. No arrancaron por un tema de droga, ni porque fuese un auto robado; huyeron porque no quería que le quitaran el auto".
Al momento de la huida, Carabineros solicitó la cooperación de la Policía de Investigaciones, cuyos efectivos dieron con el paradero de estos "prófugos" en la Autopista del Sol, específicamente en el kilómetro 101, en dirección a Santiago.
En su momento, el fiscal de turno, Luis Giadach especificó que "el vehículo (Daewoo) trata de impactar al carro institucional (PDI), ante eso (…) uno de los policías realiza disparos. Se dispararon dos tiros, uno de advertencia y otro al vehículo (…). El proyectil ingresa por la parte posterior del vehículo y como (Bryan Maturana) iba sentado en la parte posterior, recibe el impacto".
Margarita Urra declara que "cuando me contaron lo que había pasado no lo podía creer. No entendía nada. Bryan no era de andar haciendo cosas como para que le haya pasado eso. Él era cero problema, siempre los evitaba".
El hermano mayor del fallecido, Ignacio, lo recuerda como "muy tranquilo, muy buen hermano y persona. Por esos días andábamos planeando qué íbamos hacer para su cumpleaños y el mío que eran en unos días más".
"Cuando me enteré de lo ocurrido no entendía cómo le había pasado eso a él. Siempre pensé que se habían equivocado de persona, porque el Bryan no era de andar en atados", puntualiza.
Triste cumpleaños
El próximo 8 de febrero Bryan cumplirá siete meses desde que perdió la vida. Su caso aún está en proceso de investigación en el tribunal y el detective que realizó los disparos se encuentra con arresto domiciliario nocturno, según la determinación del juez.
"Yo quiero justicia. A mí nadie me va a devolver a mi hijo y tampoco creo que el policía termine en la cárcel. Para mí esa persona es un peligro público y nunca más debería vestir el uniforme de la PDI y menos andar con una pistola", sentencia Margarita, quien el próximo 31 de enero estará de cumpleaños y, por primera vez en su vida y quizás para siempre, no será una feliz celebración.
"Es terrible todo este dolor que siento. Todos los días pienso en él, en todo lo que lo hice sufrir, en las veces que peleamos. En las ocasiones que le tuve que pegar para enderezarlo. En lo lindo que siempre fue conmigo. Bryan no era ningún delincuente. Jamás el PDI vio su vida en peligro para haber disparado contra el auto", agrega con rabia, mientras se seca las lágrimas.
Margarita confiesa que "a veces me voy al bosque y pienso en matarme por todo este dolor que siento. También pienso que si lo hago, no podré luchar para que se haga justicia. Todos los días lo recuerdo y lloro por él, porque nos hace falta a todos. Prefiero creer que anda en el trabajo y que va a volver. Espero que vuelva, pienso que es una pesadilla. Sé que es mentirme que va a regresar, pero no sé qué otra cosa hacer para no sufrir tanto por mi hijo".