Cuando el Día de la Madre se vive en el cementerio
Las hermana Muñoz Aravena contaron cómo fue perder a su mamá por un cáncer.
Miles de sanantoninos agasajaron a sus mamás en el Día de la Madre en la jornada de ayer.
Chocolates, flores, globos, entre otros presentes, fueron los escogidos por los hijos para premiar a quienes le dieron la vida por la importante labor que cumplen diariamente.
Sin embargo, otros habitantes de la provincia vivieron un día distinto, alejados de toda celebración y con un sentimiento más de pena que de alegría.
Cientos de sanantoninos visitaron a sus progenitoras en los principales cementerios de la provincia, como fue el caso de las hermanas Muñoz-Aravena.
Guillermina (53), María Elena (48) y Susana (42) llegaron ayer hasta el cementerio de Cartagena para visitar a su querida madre Hilda Aravena Aravena, quien dejó de existir hace 20 años producto de una rebelde leucemia.
La mayor de estas tres hermanas cuenta que "nosotros somos seis hermanos en total y cuando murió mi madre me tocó asumir otros roles, como cuidar a mis hermanas y hermanos. Fue difícil su partida, porque ella estuvo 17 años en cama producto de su enfermedad. Sufrimos mucho".
"Al año siguiente que murió nuestra mamá, mi papá también falleció. Todo esto generó que fuéramos más hermanables", añadió Guillermina.
Susana expresó que "yo tenía 22 años cuando se fue. Fue duro porque uno jamás piensa que una madre se va a ir, que no va estar. Mi hermana Guillermina fue quien de alguna forma me crió. Fue mi apoderada en el colegio y con quien tengo un mayor lazo".
María Elena detalló que "yo analizo lo que me tocó vivir y veo a mi hijo y trato de darle a él todo lo que alguna vez me faltó, es decir, mi mamá. Trato que él siempre sea feliz, porque de alguna forma es un afortunado de tenerme a mí, su mamá, porque a mí y a mis hermanas mi mamá nos ha hecho mucha falta".
17 años estuvo luchando Hilda contra un cáncer a la sangre.