El "Señor de las Flores" da a conocer las claves para el éxito de su negocio
Waldo Hernández ha vivido muchas anécdotas en sus "56 años en el rubro", como el día en que le mandaron a dejar tres coronas a la casa de un supuesto difunto que estaba vivo.
Waldo Hernández Figueroa, de 56 años, estudió técnico industrial de máquinas y herramientas, pero nunca ejerció la profesión, ya que su gran pasión siempre fueron las flores.
Su florería se llama "Montecristo" y está ubicada en la calle Olegario Henríquez (a un costado del cementerio Parque del Sendero). Abre de lunes a lunes porque siempre hay aniversarios, feriados o fechas importantes.
"La gente no puede perder el derecho de visitar a las personas que han sido significativas para ellos y los recuerdan o agradecen a través de una flor", indicó.
Su madre, Olga Figueroa Molina, falleció hace unos años a los 73 años, producto de un paro cardiaco. "Dejó de trabajar después de 50 años en el rubro de las flores y un día llegó a la casa y repentinamente su corazón paro de latir", recuerda su hijo.
Waldo es un comerciante que le debe gran parte de su vida a las flores. Por eso, cuando le preguntan hace cuánto tiempo está en el negocio, responde sin pensarlo dos veces: "Llevo 56 años y 9 meses en este rubro porque mi madre es la pionera. Ella estaba embarazada de mí cuando comenzó con este emprendimiento".
Este florista avecindado en Barrancas señala que desde que era un bebé su madre lo llevaba a Santiago a las grandes bodegas de flores, en donde compartía junto a los hijos de estos empresarios.
"Patricio Castro y Humberto Pizarro hoy en día son los dueños y herederos de aquellas bodegas. Cuando voy a Santiago echamos la talla y me dicen: 'recuerdas cuando gateábamos juntos'", rememora.
De los ochos hermanos, solo tres (incluido él) siguieron en el colorido mundo de las flores. "Trabajé más de 20 años con mi mamá y me enseñó todo lo que sé. Lo más importante es la valoración que hay que tenerles a los clientes", confiesa.
Flores
En "Montecristo" se pueden encontrar diversas especies de flores como lilium, crisantemos, mable, ilusión de la novia, el chascón (crisantemo grande), ilusión polaca, rosa, lisianthus, clavel, astromelia, entre muchas otras.
"De todas estas variedades se encuentran las de potrero, las cultivadas y las importadas. Lo que varía es el valor".
Hernández explica que desde fuera se puede encontrar fácil el negocio, puesto que mucha gente piensa que es solo mantener las flores en agua y vender. "Pero no es así, debido a que hay un trabajo detrás de todos los días", admite.
El comerciante dice que en este negocio hay que seguir pasos clave. El más importante es captar buenos vendedores que cultiven flores con abono e insecticidas de óptima calidad.
"Primero, hay que comprar la flor, de ahí hay que pelar el tallo (sacar hojas), cortarlos en 45 grados y darles un golpe de agua. Luego viene el trabajo de mantención en donde todos los días se debe revisar el agua de todas las flores para que estén en buenas condiciones".
-¿Cuánto puede durar una flor?
-Una flor promedio dura alrededor de una semana, solo si es bien cuidada. El clavel de primera selección puede durar alrededor de 20 días si se mantiene en buenas condiciones.
-¿Usted trabaja solo o recibe ayuda?
-Mi hermana Fany Hernández me viene a ayudar junto a mi sobrina Camila. Gracias a ellas, ahora puedo almorzar en compañía de mi familia.
Clientes
Waldo comenta que la relación con sus clientes es buena y que muchos son fieles, debido a que, según él, los escucha y comprende la situación que están viviendo. "Me encanta atenderlos y los escucho porque vienen con dolor, con sufrimiento a comprar", reconoce con una cuota de emoción y pasión por su trabajo.
-¿Cómo es trabajar en un rubro relacionado con la muerte?
-Respeto mucho "la relación" entre la florería, los clientes y el cementerio porque la gente viene a recordar a alguien que fue importante en su vida. Por eso, por ejemplo, nunca he tenido la radio encendida. En este local siempre hay silencio, paz y tranquilidad.
Waldo Hernández argumenta que hay dolores tremendos y terribles como la pérdida de un hijo. "Las personas que vienen traen un sentimiento profundo consigo. Por eso, los dejo que se tomen el tiempo que quieran para escoger las flores. Además, que siempre estoy dispuesto para darles unas palabras de aliento".
Una de las cosas que caracterizan a esta florería es la atención personalizada al cliente, ya que a cada uno se les aconseja o se les ayuda a buscar el producto que desean.
-¿Tiene alguna anécdota con clientes?
-Una de las tantas que tengo es que un día me mandaron a hacer tres coronas para un difunto. Pedí los datos, cancelaron y las fui a dejar. Llegué al lugar y no vi vehículos, ni carroza ni nada. Me acerqué de todas formas a la casa de la dirección y me atendió el difunto. ¡Estaba vivo!
-¿Qué pasó?
-No lo sé, no pedí los datos de la persona que me llamó, así que nunca he podido saber que confusión se armó ahí.
-¿Cómo supo que era el difunto?
-Porque le pregunté su nombre y coincidía con los datos que me habían dado. En el momento me hice el tonto y le consulté una dirección para salir del paso. Me subí a la camioneta y me devolví a la florería con las coronas pagadas.
Otra historia que recuerda es cuando le mandaron a hacer un cojín (tipo de arreglo floral), para ir a dejárselo a una cajera de un conocido local en San Antonio, debido a que ella estaba de cumpleaños. "Resulta que en el lugar me di cuenta que era la amante del esposo de la mujer que me pidió el arreglo porque cuando recibió las flores casi le dio un ataque".
Familia
Waldo está casado con Teresa del Jesús hace 35 años, con quien tiene dos hijas: Natalia Ivone y Valeria Paz. "Hoy tengo hasta un nieto que se llama José Tomás. Ellos, sin duda, son mi mundo y quiero que lleguen más lejos que yo en la vida".
Para este carismático florista su familia es un pilar fundamental, debido a que son ellos los que lo motivan día a día para seguir manteniendo su trabajo. "Mi esposa ha sido un siete conmigo y le agradezco lo que hizo por mis hijas".
"Hoy día me doy el tiempo de compartir más con ellos porque me perdí su infancia por estar en la florería. Ahora vacacionamos juntos y siento que recupero el tiempo que perdí con mis hijos", contó.