Ex trabajadora de hogar del Sename: "Vi agresiones y humillaciones a los niños"
Reveló crudos detalles del tiempo en que fue "tía" en residencia para lactantes y preescolares de Llolleo. Narró desde golpes, malos tratos y mala administración, hasta medicación sin supervisión profesional a los pequeños.
Los centros que son subvencionados por el Servicio Nacional de Menores (Sename) siguen en el ojo del huracán. Testimonios de adultos que pasaron una dura infancia en hogares para niños han sido revelados a lo largo de todo el país.
Ahora una ex trabajada quiso contar su experiencia durante los meses que laboró en el Centro de Tránsito y Diagnóstico de Residencia y Lactancia de San Antonio (CTD), recinto dependiente de la Asociación Cristiana de Jóvenes que atendía a niños protegidos por el Sename, donde, explica, vio humillaciones hacia los pequeños e incluso maltratos físicos.
"Quiero contar esto para que la gente crea las experiencias que relatan quienes vivieron en hogares, porque este país en el cuidado de niños no vale nada", dijo la mujer que trabajó desde febrero a mayo del año pasado como educadora de trato directo, con niños de entre 3 a 6 años, y quien es técnico en enfermería de profesión.
De manera expresa solicitó no hacer público su nombre en esta entrevista porque su familia se lo pidió, pero aclaró que en caso de ser citada a entregar detalles al mismo Sename "lo hago y les doy mi nombre, RUT y todo lo necesario, porque yo misma presenté una denuncia".
-¿Cómo era el día a día en el hogar?
-Los niños pasaban hambre. Los de 2 años usaban pañales de recién nacido porque nos decían que no había y era mentira. Había una bodega con sacos de pañales porque hay mucha donación, pero las educadoras que trabajábamos no veíamos nada de eso. Había niños con zapatos talla 32 y calzaban 34, o con chalas en esta época (invierno).
-¿Y por qué no usaban los donativos?
-Lo guardaban porque decían que después se iban a ocupar aunque no hubiera nada. Con una toalla secábamos a tres niños, al último no lo secábamos, lo estábamos mojando (…). Mientras las cosas en la bodega estaban llenas de hongos.
-¿Qué fue lo primero que te llamó la atención en tu trabajo?
-Cuando recién llegué me impactó la automedicación que hacían con los niños. Cuando entré un niño tenía un cuadro febril. Llamé tres veces (al encargado) para llevarlo a urgencia, pero no había caja chica para traslado. Ofrecí pagar los gastos de radiotaxi, pero no se podía. ¿Y si el niño se hubiese muerto? Me dijeron 'dale Parecetamol', era común medicarlos así, pero yo soy técnico en enfermería, no lo podía medicar si no sabía ni cuánto pesaba.
-¿Cómo era el trato de las educadoras o "tías" hacia los niños?
-Había tías que eran maravillosas, pero la mayoría eran unas desagraciadas, que no querían nada. Eran muy pocas las buenas. Si los niños se agarraban de las mechas les daba lo mismo, si a alguno le daba miedo la luz apagada de noche, daba lo mismo, qué importaba si era porque tenía algún trauma por abuso o quién sabe, daba igual, la apagaban y que llorara nomás.
-¿Viste alguna agresión de parte de funcionarias a los menores?
-Sí, de una educadora a una niña que tenía muchos problemas (sicológicos). Se hizo caquita y yo me fui a conseguir pañales y la niña, que era chiquitita, no quería acostarse, pero esta mujer para que se acostara la tomó del pelo, la elevó unos 20 centímetros y la tiró para la pieza. En otra oportunidad otra niña no quería comer porque su papá no la fue a ver, le dije (a su colega) que la dejara porque estaba mal, y la misma mujer le dio la cucharada igual, se la metió con tanta fuerza que la niña vomitó.
-¿Era recurrente el maltrato?
-Pasaba mucho. Otro día, la misma persona de las otras agresiones, vio que cuando se estaban duchando un niño molestó a otro. Entonces cortó el agua caliente y duchó con agua helada a niños de menos de 5 años. Recuerdo como lloraban esos pobres niños. Cuando les daba flojera secarles el pelo, así nomás los acostaban.
-¿Qué pasó contigo al ver esas agresiones?
-Yo exploté y por eso echaron. Cuando me despidieron íbamos a celebrar un cumpleaños de una niña y la misma educadora que había visto hacer daño a los niños molestó y molestó a un niñito. Cuando entré a la sala de mudadores le estaba diciendo que era una molestia, que era un estorbo, un huacho, que su mamá no iba a ir a verlo. "Si debe estar curá", la oí y reventé.
-¿Qué hiciste?
-Me molestó tanto por como lo humillaba y me dio rabia. Saqué al niño y le dije "vieja de mierda". Me encaró de por qué la traté así. Le dije a la sicopedagoga que se llevara al niño y lo sacó. Miré y no había niños. Estábamos solas. Me di vuelta y la arrinconé, le escupí en la cara, le pegué dos rodillazos en la guata y le dije "ojalá que te sientas tan humillada como has humillado a los chiquillos todo este tiempo". A los 3 días me echaron.
-¿Hoy qué piensas de esa reacción?
-No me arrepiento y nunca me voy a arrepentir de haberlo hecho. No pude tolerar más como trataba a los niños. Cuando me echaron le dije al director "no importa, pero yo lo voy a sacar a usted y a esa educadora. Me fui a las oficinas del Sename en Valparaíso y denuncié todo.
-¿Qué ocurrió con esa denuncia?
-Vino una comisión del Sename. Me entrevistó una funcionaria y conté todo esto.
-¿Cuando ves relatos de niños que vivieron en hogares, qué te pasa?
-A ellos les creo todo porque yo lo viví, hay niños que han sufrido harto. Son niños que deberían jugar, nosotros (funcionarios) estábamos para criarlos de alguna manera, guiarlos, pero no hacían nada. Les escuché (a colegas) decir que son niños "botaditos"
-Cómo se podría mejorar la vida en los hogares?
-Sacando a toda la inmundicia de trabajadores que hay en los centros. Que haya un proceso totalmente minucioso para contratar, desde el que lava, hasta la educadora, desde abajo hasta arriba, si algunos hasta iban a robar (las donaciones).
-¿Volverías a trabajar a un hogar de menores?
-Me lo ofrecieron, pero dije que no.