Artesana sanantonina cuenta cómo el reciclaje logró salvarle la vida
Bernardita Román enfrenta sus enfermedades con mucha más fuerza tras volcar toda su creatividad en la confección de diversos elementos con papel de diario. "La depresión no me la va a ganar", dice.
Hubo un momento en que la artesana sanantonina Bernardita Román Maripangui vio todo negro. No encontraba salida a sus problemas y pensó, por un instante, en lo peor...
Sufría de una fuerte depresión. Algunos inconvenientes en su familia la afectaron fuertemente en su ya golpeada alma y quizás, por un segundo, por un momento ínfimo, quiso desaparecer.
"La depresión endógena es así. Hay días en que no quieres hacer nada, en que no ves salida y todo parece oscuro. Pensé en irme lejos, en dejar todo botado, pero hubo un día en que conocí esta actividad de reciclaje que ahora ocupa mi tiempo, que hace que mi mente esté en otras cosas y no piense tanto", cuenta a Diario El Líder en su hogar del pasaje Los Alces, en La Viuda 9 de Llolleo.
Al arte de reciclaje que Bernardita hace referencia es al trabajo con papel de diario, cola fría, barniz, pegamento, botellas plásticas y cuanto material se requiera que le permiten crear artefactos utilitarios como sillas, mesas, cofres, maceteros, decoraciones, entre muchos otros.
Bernardita no sabe cómo llamar a su artesanía, pero comenta con emoción y claras muestras de humedad en sus ojos que este arte de reciclaje le salvó la vida.
"Para mí es como una terapia, una forma de ocupar mi tiempo de la mejor manera, haciendo lo que me gusta y en lo que me puedo expresar. Y todo fue producto de una casualidad, pues no he hecho ningún curso, ni me metí a internet para aprender", recalca.
Román comenta que un día fue a la casa de una hermana donde vio un trabajo hecho en base a papel de diario reciclado que le pareció muy interesante. "Mi hermana me explicó cómo estaba hecho y desde entonces empecé a darle vueltas al asunto para ver si podía hacerlo yo. Intenté primero con una botella plástica que corté y a la que le agregué los papeles enrollados por los costados. Ese primer trabajo -que aún conservo- para mí me pareció bonito, pero ahora lo veo y me doy cuenta de lo que hice. Luego, mi vecina Isabel Pastrián lo vio y me enseñó cómo podía hacerlo mejor y durante todo este año he aprendido más para hacer cosas de mayor calidad".
Trabajo
Bernardita Román Maripangui tiene 56 años, casada y tres hijas (Natalia, Lorena y Marcela). Siempre ha sido dueña de casa hasta que las vueltas de la vida le trajeron esta actividad que hoy ocupa sus días.
En su hogar no hay espacio que sobre, no es un taller apropiado. En la mesa de su comedor tiene desplegadas hojas de papel de Diario El Líder. "Son las mejores", asegura. También hay tijeras, algunos envases con pegamento, reglas, lápices y cartones. A un costado se ven cajas que ella emplea para hacer sus trabajos, unos tubos largos de cartón duro y desde otro costado, saca botellas plásticas...
Su comedor se transforma en un improvisado taller. "No es lo que quisiera, pero es lo que tengo. Ojalá tuviera un espacio adecuado donde dejar mis cosas, pero este es el espacio que me llena y donde paso horas y horas trabajando. A veces no me he dado cuenta y paso toda la noche, hasta las seis de la mañana".
¿Qué es lo que hace Bernardita?
Junto con su propio criadero de plantas, Bernardita enrolla papel de diario, hace una especie de tubo que después encola en torno a botellas plásticas cortadas. Así crea maceteros donde instala sus plantas. Pero eso no es todo, porque con su imaginación forró cajas de cartón, bandejas plásticas desechadas y bidones plásticos para dar vida a una serie de muebles a los que ella les da funcionalidad.
Estos trabajos son su vía de escape.
"Tengo artrosis y fibromalgia, si no hiciera esto pasaría en la cama todo el día y... comiendo. Yo no quiero eso, quiero volver a ser la de antes, la que cantaba, la que era alegre y la artesanía me facilita las cosas. A veces hay días en los que le digo a mi nieto que me acompañe a buscar cosas con las que puedo trabajar. Eso me entusiasma y hasta corro con él. Imagínese, no corría hace años. Y no importa si después estoy con dolores por las noche, pues al final de la jornada vale la pena. Hay días que mis manos están horribles, me tomó un panadol y sigo trabajando porque no me voy a dar por vencida", comenta con convicción.
-¿Cómo quiere crecer con esta artesanía?
-Quiero hacer muchas cosas y todo gracias a mi imaginación. Solo quiero crear lo que viene a mi cabeza. Por eso no miro páginas web ni otros trabajos similares. Soy yo y mis creaciones.
-¿Qué cosas ha hecho?
-Comencé con los maceteros, pero después hice muebles, cajas, revisteros, etc. Una vez pensé en hacer un pequeño barco. Le di vueltas al asunto hasta que me resultó. Si hasta un catálogo tengo para mostrar mis trabajos a la gente que se interesa. Ahora quiero hacer collares y aros.
-¿Cómo es eso?
-Me asocié con una amiga que hace artesanía mapuche. Yo hago el trabajo en papel y ella los unes con cuerdas y ganchos. Quedan muy hermosos y llaman la atención. Recientemente los mostré en la Expo Intercultural efectuada en el Centro Ceremonial de Llolleo.
-¿Ha participado en otras exposiciones?
-Sí, actualmente muestro mis trabajos en la Oficina de Turismo de la Municipalidad de San Antonio, ahí frente a la plaza de Armas. Pero hace unos meses fuimos con un grupo de artesanas a exponer al Congreso en Valparaíso durante varios días.
-¿Cómo ha cambiado su vida?
-Mucho últimamente. Pero mi familia lo entiende. Al principio mi marido como que no lo entendía mucho, pero al final me entiende. Mis hijas me han ayudado con la página de Facebook Ayun Añunka (planta amada en mapudungún) y la forma de mostrar mis cosas. Tengo el desafío de tener una casa en el campo para implementarla con todas mis cosas. Ese es mi sueño.
-Bernardita, hoy en día hay muchas personas que sufren de depresión en San Antonio. ¿Qué consejo les daría para salir adelante?
-Primero que se traten con profesionales y luego, que encuentren algo que los llene, que aprendan a quererse y que salgan adelante. Hay muchas personas que por estos problemas caen en las drogas y en el alcohol. Yo encontré la artesanía.
-¿Qué más puede esperar del arte del reciclaje?
-Tengo mucho por crear, vivo con pastillas para enfrentar la depresión y evitar las crisis, pero voy a seguir haciendo esto hasta que mis manos ya no den más. No me puedo echar a morir.