"Bayo" Farías: un agradecido del fútbol y de su natal San Antonio
Militó en Cóndor, Unión Placilla y en el SAU, además de jugar en diferentes ligas amateur en Argentina, Grecia y Suecia. A sus 68 años, retornó a la ciudad puerto después de una larga vuelta viviendo en Europa.
Belisario Farías, conocido por todos como "Bayo", a sus 68 años es una persona inmensamente agradecida. Gracias al fútbol y a su virtud de ser un delantero goleador, tuvo la posibilidad, sin proponérselo, de conocer nada menos que 35 países. Desde octubre del 2009, este sanantonino estaba viviendo en Noruega, exactamente en la ciudad de Stavanger, la que sería su última escala previo a su desembarco definitivo en San Antonio.
Hace pocas semanas que se arraigó nuevamente en la casa que comparte junto a su señora Marcela Rojas y a sus dos hijos, Adriann y Felipe, que se encuentra en la localidad de San Juan. Desde allí, con una privilegiada vista hacia la desembocadura del río Maipo, el popular "Bayo" Farías recuerda aquellos años de juventud y gloria como centrodelantero de las series menores de Cóndor, de su vuelta olímpica invicta con Unión Placilla en Primera Adulta y de sus cuatro años con San Antonio Unido. Tres equipos que defendió antes de que su vida comenzara a tomar rumbos fuera de estas fronteras.
Los primeros goles
Nacido un 24 de noviembre de 1950 en el hospital Claudio Vicuña, la herencia futbolera del "Bayo" Farías venía de parte de la sangre paterna. Dos hermanos de su padre Belisario jugaron fútbol de manera profesional. Pedro "Guagua" Farías fue parte del plantel de Santiago Morning, mientras que Joaquín Farías jugó por Everton.
"A los diez años llegué a los infantiles de Cóndor, con el profesor Eduardo Urriola, porque nosotros vivíamos en el sector de Placilla junto a mis padres, Belisario y Adriana Hernández, además de mis hermanos Antonio y Rosa. Mi tío Pedro, que jugaba en el Morning, me contaba que yo estuve en los brazos del 'Cua Cua' Hormazábal, así que no tenía por dónde no salir futbolista", recuerda entre risas el placillano que tuvo que cambiarse a la vereda rival porque los condoritos no tenían juveniles.
"Por eso nos llevaron a varios de Cóndor a Unión Placilla Mataderos, para que siguiéramos jugando. Después algunos compañeros se volvieron, pero yo me quedé para jugar en Primera. El 'director técnico era el Ñato' Olmedo y logramos salir campeones invictos en Primera en 1968", relata "Bayo".
Las buenas actuaciones como centrodelantero de Farías en los "chunchuleros" (quien por ese entonces recién tenía 18 años) despertó la atención de Fernando "Guata Perro" Osorio, ex jugador profesional de O'Higgins y Lota Schwager, entre otros equipos, quien le ofreció una oferta que finalmente no llegó a buen puerto.
"Fernando Osorio, que era de Placilla, me dijo que había una posibilidad para irme a Honduras. Pero en ese tiempo las comunicaciones no eran lo de ahora, entonces no pude ponerme en contacto con el hotel donde estaban los representantes hondureños para tener más información sobre esta oferta".
Cuatro años lila
Tras este frustrado primer paso al extranjero, "Bayo" Farías recalaría en las filas del equipo de su ciudad: San Antonio Unido Portuario. En los lilas pudo estar cuatro temporadas, donde demostró todo su poder goleador.
"El presidente, que era el señor Manríquez, me dijo que firmara por ellos. Tengo los mejores recuerdos de la etapa en el SAU. Tuve a cuatro grandes entrenadores, como fueron Bernardo Bello, Pedro Morales, Luis 'Huacho' Vidal y Carlos Reinoso. En 1970 ganamos la Copa Isidro Corbinos, algo que celebramos mucho con el plantel, porque era la primera copa que ganábamos. Recuerdo a varios compañeros como el 'Cata' Pérez, el 'Huaso' Santibáñez", enumera "Bayo" Farías, quien aún no puede olvidar una dolorosa situación que le tocó vivir con otro compañero.
"De Audax Italiano había llegado el 'Pata Pata' Hidalgo, quien un día tuvo un confuso incidente (fue acusado de un ataque sexual) con la hija del presidente del SAU y lo despidieron sin darle muchas explicaciones. A la semana él se mató y la verdad que eso me marcó mucho en esos momentos, y hasta el día de hoy lo recuerdo", afirma con nostalgia el sanantonino.
Allende los andes
En el verano de 1974, Jaime Salinas envió a Farías y Eduardo Orellana a entrenar con Santiago Wanderers de Valparaíso. Pero tras unas semanas entrenando y sin muchas posibilidades de estar en el equipo titular, "Bayo" Farías recibió en el comedor del hotel donde almorzaba, una interesante propuesta del otro lado de la cordillera.
"Como estábamos hablando de jugadas y otras cosas de los entrenamientos con Eduardo "Chicho" Orellana, se nos acercó un argentino que nos dijo que era dirigente de San Martín de San Juan y que quería vernos jugar para llevarnos para allá. Después de un entrenamiento con Wanderers en Playa Ancha, nos confirma la idea, y nos avisa que está todo listo y conversado con la dirigencia en San Juan. Pero el 'Chicho' no aceptó, así que me fui solo a jugar a Argentina", cuenta "Bayo", comenzando la aventura trasandina en marzo de 1974.
El presidente de San Martín de San Juan alojó al jugador chileno en su casa y éste respondió con cinco goles en seis partidos jugados. Pero cambiaron entrenador y Farías dejó de ser considerado en el equipo titular.
"Me hicieron a un lado, entonces decidí ir a jugar a Los Andes. Unos curitas me vieron jugar y me invitaron al equipo del colegio Don Bosco con los que salimos campeones. Durante ese tiempo administré un negocio a la familia del presidente que me alojó en su casa. Hasta que en 1978 apareció mi hermano en Buenos Aires, donde desembarcó proveniente desde Grecia, y me dijo que me fuera a trabajar con él como marino mercante", detalla.
Navegando el mundo
Trabajando como marino mercante en Grecia, "Bayo" Farías estuvo hasta 1979, cuando retornó a Chile y con el dinero que había juntado, se compró un camión. Además, en 1981 se casó con su señora Marcela Rojas, madre de sus hijos Adriann y Felipe.
Pero la crisis económica del 82 golpeó fuertemente sus expectativas y en 1983, después de vender su camión, estaba viajando de vuelta a Grecia.
"Trabajé entre el 83 y el 85 en una naviera griega muy importante, donde era el único chileno. Trabajando ahí recorrí más de 35 países navegando, algo que nunca había pensando cuando chico, ni siquiera en sueños. En Grecia armamos una liga de fútbol entre cuatro equipos chilenos, que eran Quintero, Coquimbo, Valparaíso y San Antonio, y fuimos campeones jugando en unas canchas que quedaban a un costado del estadio del Olimpiacos", rememora.
Y una vez más, el fútbol le abrió en Grecia una nueva puerta con otra oportunidad que no quiso dejar pasar. Un dirigente del equipo "Los Copihues", formado por chilenos residentes en Suecia, quería reforzar su escuadra con la presencia de "Bayo" Farías como centrodelantero.
El 24 de noviembre de 1985 arribó a Estocolmo, donde los chilenos que había allá le decían "el griego". Pese a que estaba con unos kilos de más, se puso a entrenar en la nieve y en semanas recuperó su peso ideal, por lo que comenzó a destacar en el equipo "Los Copihues".
En Suecia se quedó hasta 1993. Tras volver de Europa, estuvo por unos años viviendo en Brasil y Argentina, hasta que retornó en 1997 a San Antonio, donde compró un camión tolva para trabajar.
Pero con el tiempo volvería a Suecia para trabajar en la empresa de cosméticos Wella. Ya en 2009, realiza junto a su familia una nueva mudanza hasta Noruega, a la ciudad de Stavanger, donde "Bayo" Farías vivió hasta hace pocas semanas, cuando decidió ponerle punto final a sus aventuras y radicarse definitivamente en su querido San Antonio.
"Siempre me consideré aventurero, por eso que no tenía miedo a los desafíos de ir a vivir a otros países. Aprendí a hablar griego, sueco y noruego, y todo gracias al fútbol, al que le estoy muy agradecido por todas las oportunidades que me entregó", dice orgulloso Belisario "Bayo" Farías a sus 68 años de edad, mientras sigue observando la desembocadura del río Maipo desde su hogar en la tranquilidad de San Juan.