Valeria Barahona
Álvaro Salas y Mon Laferte se transformaron en "carne de cañón" esta semana en redes sociales por dos opiniones emitidas sobre un tema de debate en la actualidad tras la serie de investigaciones de acoso y abuso en contra de mujeres iniciadas recientemente, primero por casos surgidos en el mundo del espectáculo, los que no tardaron en ampliarse a otros ámbitos.
Mientras el humorista dijo durante su actuación en el Festival del Huaso de Olmué que "ahora está de moda respetar a las mujeres", la autora de "Amárrame" escribió en Twitter que "Amar siempre duele".
Salas se disculpó luego por sus dichos, asegurando que sus palabras estaban "muy lejos de las intenciones que tenía", mientras que Mon Laferte no volvió a referirse directamente al tema.
Dado que las reglas sobre lo aceptable en temas de género y otros ámbito están cambiando, El Líder consultó a expertos sobre cómo "no meter las patas" en una conversación.
Hay que partir de la base de que "ninguno es más ni menos" al llegar a una conversación, aconseja la actriz y asesora comunicacional de empresas, Cristina Peña y Lillo.
Enfatiza que "es muy importante tener súper claro que todas las personas somos distintas por dónde venimos, cómo nos criaron", factores que condicionan cómo decimos y "traducimos" los temas.
Asertividad
Frente a cualquier tema, pero sobre todo en aquellos más sensibles socialmente, la sicóloga organizacional Jocelyn France dice que "siempre se puede decir lo que uno piensa, no hay que reprimirse, pero antes de decirlo hay que pensar en cómo ser asertivo, es decir, cómo lograr un equilibrio entre no ser sumiso o complaciente con el otro, en un extremo; versus ser agresivo o confrontacional".
Hay que expresar el pensamiento propio "no desde la verdad, única y objetiva, ya que sabemos que eso no existe", asegura.
Escuchar
Una de las virtudes más valoradas en las relaciones de amistad, laborales y amorosas es la capacidad de escuchar, ya que "el otro lo percibe y no defenderá su opinión como si se tratase de la opinión propia versus la suya", dice France.
Transmitir esto a la persona o el grupo con el cual se está dialogando, dice, "implica (observar) lo que uno dice y cómo lo dice. La actitud favorece la recepción positiva del otro", aunque no se esté de acuerdo con la idea ajena.
Cristina Peña y Lillo sugiere también prestar atención a "cómo el cuerpo puede hablar, en las diferentes formas que tenemos, según nuestra cultura de comunicarnos corporalmente".
Esto, ya que hay personas que valoran tener más espacio físico para hablar y se pueden sentir agredidos si alguien se acerca mucho. Otros, en cambio, prefieren la cercanía física para intercambiar opiniones.
No ridiculizar
Una frontera al momento de establecer un vínculo, por momentáneo que éste sea, es "violentar al otro para intentar imponer nuestra opinión, a través de minimizar o ridicularizar su parecer", afirma la sicóloga.
"Esto es lo más común", agrega France, porque "alguien podría utilizar información conocida de antemano para invalidar la opinión de otro, avergonzándolo. El límite es el respeto hacia la libertad, que todos tenemos, de pensar lo que queramos".
No odiar
Frente a una insinuación de odio (racial, sexual o de otro ámbito) es importante "no 'caer en el juego', porque esa persona busca que 'pises el palito' y sacarte de ti", dice la actriz.
Peña y Lillo recomienda "identificar si el comentario produjo una emoción y rápidamente pensar por qué, y si hay algo que me afecta". Un camino frente a esta situación es "responder educadamente, sacando el tema de ahí". Otro camino, frente a un comentario malintencionado, es dar por terminada la conversación con esa persona.
"Es muy importante tener súper claro que todas las personas somos distintas, por dónde venimos, cómo nos criaron",
Cristina Peña y Lillo,, actriz"