David Muñoz Castillo

En 1991 Juan Jofré Vera (62) fue destinado por sus jefes en la Municipalidad de San Antonio a trabajar en el estadio Olegario Henríquez. A "Jota-Jota" lo mandaron a vivir al recinto de la avenida Barros Luco para que desempeñara servicios de mantención, aseo y administración de las dependencias.

Primero habitó, junto a su mujer, Patricia Apablaza y sus tres hijos -Cristopher, Juan Eduardo y Lorena- una casita que estaba a un costado del ingreso principal. Después de la construcción de la trinchera del nuevo Acceso al Puerto, Juan se quedó con las instalaciones que dejó la empresa OHL, a cargo de los trabajos. Ahí vivirá hasta el domingo 11 de marzo, día en que deberá dejar definitivamente las dependencias.

La inminente construcción de un nuevo recinto deportivo obligan a despejar completamente el predio y uno de los primeros en salir fue Juan y su familia.

Ayer con la ayuda de su hijo mayor, el funcionario municipal más antiguo de la actual administración, pues comenzó a trabajar en 1973, desarmaba algunas estructuras de su vivienda, preparando la mudanza que lo llevará a un terreno en Agua Buena.

No dejará su trabajo como funcionario municipal. Ahora se desempeñará en un centro que la Dirección de Desarrollo Comunitario tiene en la población 30 de Marzo.

Admite que extrañará su trabajo, recorrer la cancha y las instalaciones del Olegario Henríquez. Ahora tendrá un horario, se tomará vacaciones y los días feriados. "Acá estaba 24/7 no me desconectaba del trabajo ni en las vacaciones, porque vivía aquí mismo. Si estaba con permiso igual me daba una vuelta en la noche. El estadio era mi casa", aseguró.

Tradición familiar

Juan Jofré nació en San Antonio "debajo del puente de Llolleo", como él mismo relata. Su papá, Manuel Jofré Farías, era cuidador de unas dependencias que tenía el municipio en ese sector. Ahí vivía junto a su esposa Olivia Vera Morgado, hermana del alcalde Omar Vera.

A los 18 años entró a trabajar a la municipalidad y su primer destino fue el estadio. Nunca más abandonó el Olegario Henríquez, hasta ahora.

Cuando llegó a vivir al estadio sus dos hijos eran pequeños. Lorena "nació" en el estadio. Hoy ya tiene 17 años.

Su trabajo siempre fue demandante. "No conocía ni el mall. No salía de aquí ni para los tsunamis", bromeó sobre el rol que cumplió durante todo este tiempo.

Antes el Municipal era el epicentro del deporte en toda la comuna. No existían canchas en las poblaciones o en los clubes. "Acá llegaban todos, conocí mucha gente en todo este tiempo", admite Juan.

Anécdotas también son muchas. Recuerda que una vez llegó en helicóptero el Presidente Eduardo Frei. Justo habían cortado el pasto y los zapatos del mandatario quedaron sucios. "Como tenía un lustrín le dejé impecables los zapatos al Presidente".

En otra ocasión salvó a un domador de ser devorado por un león. "Había un circo y cuando la persona que estaba a cargo del león le estaba dando comida, le agarró un brazo. Justa andaba dando una vuelta y sentí un ruido. Primero le pegué con un fierro. No pasó nada. Después le tiré agua y ahí lo soltó", recordó como parte de las vivencias que durante 27 años se gestaron en el Municipal, el recinto que fue su casa por largo tiempo.

No solo anécdotas acumuló Juan Jofré en estos 27 años que vivió en el estadio. También tuvo experiencias que no tienen explicación lógica. "Unos días antes del terremoto del 2010 unas personas que trabajaban en un circo me contaron que vieron a una mujer de blanco paseando por la cancha. El mismo día del terremoto con mi hijo la vimos, era como una novia. Nunca más apareció". En otra ocasión, cuando el aparcadero municipal funcionó en el estadio, Juan recordó que en muchas ocasiones "escuché ruidos raros, quejidos. Iba a ver y no encontraba a nadie. Es que es muy grande este terreno y siempre pasaban cosas medias extrañas", admitió el hombre que cuidó el Municipal por más de 27 años.