Sanantonina es la única mujer que opera grúas Gantry en Chile
Johana Vásquez, de 38 años, es un claro ejemplo de que los sueños sí pueden hacer realidad. Desde pequeña quiso trabajar en el puerto y gracias a su perseverancia hoy se luce al interior de STI.
No cabe dudas que a Johana Vásquez Yáñez le apasiona su trabajo, porque cada vez que habla de la labor que desarrolla como operaria de grúas en STI, su rostro se ilumina de inmediato.
Ingresó a trabajar al puerto en 1999 desarrollando diversas labores, pero siempre estuvo entre sus metas llegar más allá y convertirse en una operadora de equipos portuarios.
Estuvo en varios cargos hasta que se surgió la posibilidad de ser bodeguera de la división de grúas, pero en ese entonces, era casi imposible pensar que una mujer podía quedarse con ese puesto. "Una mujer entregando herramientas para reparar las grúas. Eso jamás se había visto".
Pero a pesar de los cuestionamientos, la empresa decidió darle una oportunidad a Johana. Cuando ya estaba en ese puesto, comenzó a pedirle a sus compañeros que le enseñaran a manejar las grúas horquillas así que apenas obtuvo la licencia para conducir estas máquinas "les dije a mis jefes que quería ser operadora de grúas".
"Al principio me decían 'no pero cómo tu mujer vas a ser operadora' pero finalmente me dieron una nueva oportunidad y todo fue exitoso. Después me convertí en jefa de la división de grúas, en la parte de taller donde se veía todo lo relacionado con la mantención y como todo salió bien me ofrecieron la posibilidad de ser operadora de las grúas más grandes y ser la única mujer en hacerlo y desde enero de 2011 soy operadora de las grúas STS", cuenta.
Al principio, la relación con algunos de sus compañeros no fue de las mejores, principalmente porque "decían que yo era pesada".
"Uno no es monedita de oro para caerle bien a todos. Al principio decían que yo era pesada, pero de a poco se fueron acercando, aunque algunos no le podían contar a sus señoras porque ellas se enojaban (ríe) pero después me fueron conociendo y se dieron cuenta que yo iba a trabajar igual que ellos y ahora tengo muy grandes amigos", indica.
Concentración
La mujer de 38 años afirma que para realizar este trabajo de manera óptima es necesario tener una concentración única además de tener muchas ganas "y como decimos nosotros enamorarte de las grúas porque este trabajo es parte de uno".
Johana reconoce que el trabajo es duro y que debido a eso varios han ido quedando en el camino. Además muchas veces los trabajadores deben sortear diversas dificultades como las marejadas o las neblinas, pero según ella, "esto hace que tu trabajo sea aún más entretenido.
Para ella trabajar a 48 metros de altura no es tema, y jamás lo ha sido, por el contrario, afirma sentirse una afortunada, sobre todo al ser testigo privilegiado de las noches con luna llena o de los amaneceres en la bahía.
"Estamos acostumbrados a esto de las alturas además que la empresa nos somete a todas las pruebas de vértigo y cada dos años nos hacen una especie de "revisión técnica" (ríe). Nos revisan el oído, los reflejos, la vista, todo", explica.
Orgullo
Johana se siente muy orgullosa de la labor que realiza ya que, según ella, desde muy pequeña le gustó el trabajo portuario y las máquinas. Afirma que este amor fue heredado de su padre quien también fue portuario.
"Siempre me gustó esto de las maquinarias, los contenedores y todo lo relacionado con el puerto. Mi papá era portuario y él siempre fue mi ídolo por eso siento tanto amor por lo que hago", señala y luego agrega "él no quería que yo trabajara en esto así que metí a la mala para demostrarle que sí se podía. Ahora ya no está conmigo, pero afortunadamente alcanzó a verme como operadora de grúas por eso sé que se murió más orgulloso que la cresta".
Además de sentirse orgullosa del trabajo que realiza, Johana cuenta que ha tenido la posibilidad de aprender hidráulica, mecánica, electricidad y todo lo relacionado con las grúas.
Al ser la única mujer que maneja este tipo de maquinaria, esta trabajadora de la empresa Muellaje STI ha recibido diversos reconocimientos, entre ellos la invitación que le efectuaron en el 2016 donde estuvo compartiendo junto a la Presidenta Michelle Bachelet la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
"En esa ocasión fueron invitadas a participar mujeres que trabajan en la minería y que operan esos camiones gigantes, las conductoras del Transantiago y todas aquellas que realizamos trabajos que por años fueron solo de hombres. Fue muy entretenido compartir con otras mujeres porque todas contábamos nuestras experiencias al tener que demostrar que éramos tan capaces como los hombres", asevera.
Johana espera con mucho entusiasmo la construcción del Puerto a Gran Escala anunciado para San Antonio, ya que para ella, esta es una tremenda oportunidad de seguir avanzando en su trabajo.
"Yo soy muy feliz haciendo lo que hago, por eso tengo claro que nadie me sacara de este trabajo (ríe) y más ahora que viene el megapuerto. Mi sueño es jubilar aquí", dice.
Anécdotas
Durante estos años de trabajo, Johana tiene miles de anécdotas, pero las que recuerda con más cariño están relacionadas con los nombres que sus compañeros bautizaron a algunas maquinarias y maniobras que realizan a diario.
"Cuando recién me puse a operar las grúas me llamaba la atención los apodos que le tenían a ciertas cosas "como 'pégate una cachita'. Cuando me decían eso yo los miraba medio feo, pero me explicaron que eso quería decir que con los agarres de la horquilla le pegues al bulto para correrlo. Yo tampoco podía horrorizarme ni ponerme muy grave porque al final yo me fui a meter a un rubro de hombres", cuenta, entre risas, esta simpática sanantonina.
-¿Algunos de tus compañeros se quiso pasar de listo contigo?
-Muchos, pero yo tengo un carácter medio especial así que los corto de inmediato además ahora tengo a mi pareja así que nadie se puede pasar de listo.
Johana se siente muy afortunada porque en este trabajo se ha desarrollado como una gran profesional y también porque hace unos años encontró el amor.
"Nos conocimos afuera del trabajo porque jamás nos habíamos visto a pesar de que ambos somos operarios de grúas. Un día en un carrete empezamos a hablar y ahí nos conocimos y ahora ya llevamos dos años juntos y a pesar de que a los dos nos apasiona nuestro trabajo, en la casa está prohibido hablar de pega", señala.
Johana está feliz y lo único que espera para más adelante es seguir aprendiendo todo lo relacionado con su trabajo. "Puedo decir que soy una mujer feliz porque logré hacer lo que me gustaba".