Sanantonino atiende la única sucursal bancaria en la Antártica
Víctor Emiliano Fortunatti Reyes cuenta cómo es su vida en el continente blanco hasta donde llegó en octubre de 2017. Hace pocos días fue distinguido en la base Eduardo Frei por la Gobernación Marítima.
Con una temperatura de -7° y una sensación térmica de -15°, el sanantonino Víctor Emilio Fortunatti Reyes (54) cumple su sueño laboral en las tranquilas y congeladas tierras y hielos de la Antártica chilena.
"Hace mucho frío, pero uno se acostumbra. A veces he salido con pura polera al ambiente con temperaturas de -3 grados y no sientes tanto frío", asegura.
Víctor es operador bancario, arribó en octubre de 2017 al continente blanco - como es conocida esta superficie, la tercera más grande del mundo luego de Asia, América y África- para cumplir un desafío personal y laboral: trabajar en la Antártica.
Este zona cuenta con 40 bases de diversos países y una de las más importante es la Eduardo Frei Montalva, una de las tres que posee Chile y donde está alojado Emilio, como es conocido.
"Llevo 31 años en el banco y dentro de mis metas laborales estaba venir a trabajar a la Antártica. Había postulado en una ocasión y no había quedado seleccionado. Quería conocer la experiencia de vivir aquí. Si no hubiese sido por eso quizás nunca hubiese podido venir" confiesa este jefe de oficina del BCI, el único banco chileno que tiene una sucursal en el continente más austral del mundo.
-¿No hay posibilidades de visitar la Antártica como turista?
-Claro que sí. He conocido agencias que traen turistas para acá, pero es casi inalcanzable para uno. Me contaban que cobran entre 10 a 15 mil dólares -desde los 6 millones de pesos- el tour, dependiendo de los días que uno se quede.
Para cumplir este gélido sueño, Emilio tuvo que realizar algunas pruebas. "Uno de los requisitos es que el trabajador que se viniera para acá, como se dice, 'las hiciera todas'. Es decir, que haya pasado por caja, que sepa activar cuentas de internet, la creación de cuentas corrientes, desbloqueo de tarjetas. Además, por la cantidad de personas que viene para acá, muchos extranjeros, la sucursal cambia dólares y euros... Acá hago todo lo que se puede hacer en una oficina. Claro que es menos trabajo, porque hay menos público", evidenció.
Según cuenta Emilio, quien antes trabajaba en la sucursal de Algarrobo, en la base Frei viven alrededor de 65 personas en invierno, entre científicos y personal militar. Para el verano la población se triplica con algunos turistas y la llegada de investigadores a todas las bases de la Antártica, que son 40 en total y que pertenecen a 20 países.
"En octubre, aproximadamente, llegan personas para realizar las reparaciones de la base y dejarla en las mejores condiciones para el invierno. Arriba, además, personal del Instituto Antártico, que son entre 6 a 7 personas que vienen a abrir una pequeña base porque después en diciembre empiezan a llegar los científicos chilenos, brasileños, norteamericanos y españoles, para desarrollar sus investigaciones", describe.
"La Fuerza Aérea está a cargo. Todo el traslado que yo hice hasta acá, lo hice con ellos. Se lleva una vida tranquila, donde no hay muchos lugares que visitar, pero sí hay mucho trabajo y se crean amistades. De acá me llevaré muchos amigos, porque trabajar en un lugar tan extremo te hace crear otro tipo de lazos, quizás mucho más humanos y que perduran", explica Emilio.
-¿Qué tipo de actividades realiza en los tiempos de descanso?
-Hay muchas actividades y eso me tiene impresionado. Nosotros vivimos en unos contenedores donde estamos abastecidos de todo. Hay gimnasio, canchas de fútbol, mesas de ping pong y todo lo que uno necesite. A veces tenemos que ayudar a descargar los víveres o el material que nos envían. Se realizan competencias entre las ramas militares y entre secciones. Uno puede tomarse un trago, jugar cartas y una serie de actividades. Si hay fiestas o celebración de cumpleaños vamos todos los de la base y se pasa muy bien.
Una de las actividades que más impresionó a este sanantonino fue la celebración de Navidad.
"No sé de dónde apareció el Viejito Pascuero en trineo. Nos trajo regalos a todos", dijo sorprendido para luego añadir que "acá se vive en un ambiente muy familiar. Yo extraño mucho a mi pareja Marisa, a mis hijos Javiera y Fabrizio, quienes viven con su mamá en Viña del Mar, a mis hermanos Fabiola y Cristián, pero los lazos que se crean acá hace que ese extrañar sea más llevadero. Estoy contento. Ha sido una experiencia muy buena y gratificante que de seguro la recordaré por siempre", confiesa.
-¿Cómo ha sido la relación con los uniformados?
-Excelente. Han hecho varias competencias y en una oportunidad había una entre las ramas del Ejército, así que ayudé como árbitro en varias disciplinas deportivas como básquetbol, tenis de mesa, entre otras. Además como banco BCI aportamos con las copas y medallas. Por lo mismo, me entregaron un reconocimiento por la ayuda que he realizado. Uno lo hace feliz, sin pedir nada a cambio, entonces cuando me llaman al frente para recibir este premio fue muy sorpresivo y especial para mí. Estaba contento.
En el reconocimiento, el gobernador marítimo, capitán de Fragata Litoral Ignacio Rojas, entregó algunas palabras en honor a este sanantonino por su abnegado trabajo durante los siete meses de convivencia en el continente blanco, como jefe de oficina del Banco BCI y gestionador de las actividades deportivas llevadas a cabo en dicho lugar.
-¿Su regreso a San Antonio está acordado?
-Sí. Estaría yéndome de la base el próximo mes, siempre y cuando el clima lo permita. Si el clima no es apto, tendré que quedarme. Pero más de eso no me puedo quedar. Son solo siete meses a los que uno postula.
-¿Con qué sensación se irá desde la base?
-Me voy con mucha experiencia, contento por la labor que desempeñé y feliz por los lazos que uno forma con las personas de acá, tanto científicos, uniformados como todos en general. Es una experiencia maravillosa, sobre todo porque llegas a un continente muy particular, con mucho frío, donde en veranos siempre hay sol y las temperaturas son muy bajas, pero te das cuenta que tu organismo se acostumbra.
Víctor Emilio Fortunatti Reyes volverá el próximo mes a su San Antonio dejando el frío extremo y con la experiencia de haber contribuido como jefe de una particular y gélida sucursal en la Antártica.