Redacción
El 11 de noviembre de 2017, cuando Marruecos consiguió la clasificación al Mundial de Rusia 2018 tras superar por 2-0 a Costa de Marfil en Abiyán, sólo un futbolista nacido en esta nación africana saltó a la cancha como titular para representar a su selección. El resto, los otros 10 jugadores, llegaron al mundo en otros países.
Nabil Dirar, autor del primer gol ante los "Elefantes", era el único natural de Marruecos en cancha. Junto a él, el once titular lo completaban dos españoles el arquero Munir Mohand Mohamedi, y el defensa Achraf Hakimi; cuatro franceses, los zagueros Mehdi Benatia y Romain Saïs, el centrocampista Younès Belhanda y el delantero Khalid Boutaïb; y cuatro holandeses, los volantes Hakim Ziyach, Karim El Ahmadi, Mubarak Boussoufa y Nordin Amrabat. Con otros ocho futbolistas nacidos en otros países, la selección árabe es el combinado que más extranjeros tendrá en sus filas en el Mundial de Rusia 2018.
De acuerdo con la Fifa y el Cies Football Observatory, los miembros del equipo con doble nacionalidad representan un 61,5% de los futbolistas del combinado marroquí, una diferencia considerable sobre la escuadra de Senegal, segunda en la infografía de Statista, que cuenta con un 39,4% de jugadores que no nacieron en su territorio.
En Marruecos la locura es gigante después de volver a una Copa del Mundo tras 20 años. Su última paticipación fue en Francia 98', donde no pasó de la fase de grupos.
Su mejor campaña se remonta a México 86', donde pasaron a los octavos de final tras superar la primera ronda con rivales como Polonia, Inglaterra y Portugal. Ya en la siguiente instancia los eliminó Alemania ganando 1-0.
Ahora en Rusia tienen un desafío muy complicado, con Portugal y España como favoritos. El debut será ante Irán, donde están obligados a vencer para tener alguna chance, y quizás por ahí sorprender a los candidatos y meterse en los octavos.