Folclorista sanantonino se convirtió en un ejemplo de vida y superación
Pedro Farías hace 37 años que canta acompañado de su guitarra. Con esfuerzo trata de superar la muerte de su esposa y sus problemas a la visión.
Corría 1981 cuando Pedro Farías Silva (57) ingresaba al conjunto folclórico Puerto San Antonio estando aún soltero. Años más tarde tendría que distanciarse de su pasión por razones familiares y de salud.
Oriundo de Barrancas, este folclorista conoció a su esposa, tuvo cuatro hijos con ella y desde entonces se dedicaría a construir su vida familiar.
Aprendió a cantar a los siete años con canciones de Raphael y Sandro. Hace poco volvió a reintegrar dicha agrupación folclórica con quienes se presentó el fin de semana en un esquinazo' en el Club de Tenis de Llolleo y en el evento "Navegando entre cuecas y guarachas", organizado por la Mesa del Folclor, el Departamento de Cultura y la Municipalidad de San Antonio, en la plaza de Llolleo.
Operación
Con el pasar de los años, Pedro fue perdiendo poco a poco la visión. Visitó a oftalmólogos y doctores hasta que sus lentes ópticos ya no le eran útiles. Debió someterse a una resonancia magnética para saber qué ocurría.
¿El resultado? En agosto de 2015 le fue detectado un tumor que, por suerte no era maligno, pero le estaba afectando los nervios oculares. Finalmente se operó en Santiago en octubre de ese año.
"Fue todo muy rápido, haga cuenta que el tumor era del porte del cuesco de una palta. Después que me operaron sólo veía siluetas y, aunque he ido recuperando la visión, ahora por el ojo derecho no veo nada y por el izquierdo, tengo menos de un cincuenta por ciento de visión, más o menos", revela.
Desde entonces, le ha costado movilizarse y realizar ciertas labores cotidianas.
"Ahora tengo que depender de alguna persona, pero he tratado de salir adelante así, porque pudo haber sido peor, me dijeron, así que feliz de reincorporarme al conjunto, es mi pasión, aquí me relajo, es mi terapia y libero tensiones", destaca con entusiasmo.
Luego de aquel período y del apoyo incondicional que recibió de parte de su familia tras este episodio, debió superar otro pesaroso capítulo con la muerte de su esposa Jaqueline Jeria, quien falleció de cáncer el año recién pasado.
Vuelta a las pistas
Resuelto, decidió literalmente darle un vuelco a la vida. Su entusiasmo por cantar y tocar guitarra pudo más que la disminución de su vista y la ausencia de Jaqueline.
Ahí radica la importancia que tiene para él mantenerse vigente y las ganas de que la música siga corriendo por sus venas. Para Pedro Farías, la música criolla y pertenecer a una banda con identidad es "mantener nuestras tradiciones vivas aquí en San Antonio, con los grupos que aún subsisten como el nuestro", comenta.
Hoy por hoy, con la compañía constante de sus hermanas Susana y Mercedes y de su madre María, Pedro se desplaza a su antojo. Es un folclorista que participa con entusiasmo en el conjunto. Hasta giras ha tenido. "Después que me reintegré, hemos ido a Cuncumén y a San Isidro", cuenta.
Confiesa que su fuerte es el canto. Cuecas, guarachas, tonadas, corridos, vals, lo que sea. "Es que yo canto de los siete años canciones que estaban a la moda en ese tiempo, también integro un coro, porque me ayuda, tengo un buen grupo de amigos que me han apoyado en momentos duros", indica.
ARTISTA ACTIVO
Pedro Ulloa es coordinador de la Mesa del Folclor en actividades culturales y compañero de agrupación de Farías.
Cuenta que ensayan todos los jueves desde las ocho hasta las diez y media de la noche. "Pedro Farías es un artista activo, participa tocando guitarra y cantando en el conjunto y, a pesar de su vista, se desenvuelve muy bien. Sabe bailar cueca y en ocasiones, cuando estamos entre amigos de manera informal ensayando, nosotros como compañeros nos preocupamos de dejarle el espacio suficientes para que él pueda bailar", dice Ulloa.
Y es que la agrupación empatiza con la pasión de Farías. "Por eso, cuando supimos de su situación, le hicimos la invitación para reintegrarse, porque además es un agrado tenerlo dentro del conjunto", agrega.
2015 fue el año en que se le detectó un tumor que estaba perjudicando su visión.