Sicopedagoga llegó a Isla Negra y se la jugó con la equinoterapia
Myriam Sánchez lleva dos años trabajando en el Centro Integral de Terapias Ecuestres y Complementarias de Isla Negra que actualmente trabaja con cerca de 20 personas al mes.
Hace diez años que la sicopedagoga Myriam Sánchez decidió darle un vuelvo radical a su vida y junto a su familia dejaron atrás la vida que tenían armada en Santiago para comenzar una nueva etapa frente al mar, en una casa ubicada en Isla Negra.
"En Santiago ya no quedan muchas áreas verdes y la verdad que lo mejor que pudimos hacer fue habernos venido al Litoral Central. Ya nos proyectamos junto a la familia y como se dice, echamos raíces en Isla Negra", reconoce la profesional.
Una vez instalada en la provincia de San Antonio, Myriam Sánchez comenzó a trabajar en la Fundación de Ayuda Coanil que se encuentra en calle Lucía Subercaseaux, en el sector Hospital.
"Fue una experiencia muy enriquecedora para mí, ya que trabajé con diagnósticos bien marcados. Como tengo mención en Autismo, tuve la oportunidad de desarrollarme en esa área. Pude estar con niños y adultos con trastornos mentales y otros con parálisis cerebral. La gran mayoría de los que sufren estos trastornos fue producto de alguna asfixia después del nacimiento o algún paro respiratorio antes del año de vida. Habían chicos desde los 5, 6 años, hasta los adultos que iban entre los 18 y 24 años", explica Myriam, quien tuvo la oportunidad de desarrollarse durante un período de siete años en Coanil San Antonio.
Proyecto alternativo
Fue justamente durante su función en Coanil que la sicopedagoga comenzó a gestar el proyecto social que mantiene hasta el día de hoy.
"Trataba de tener actividades al aire libre con los chicos, y así podíamos tener otro tipo de estimulación para ellos que fuera diferente al que tienen en una sala. Entonces me di cuenta que faltaban espacios para realizar más actividades en donde se pudieran integrar aún más a los chicos", detalla Myriam Sánchez, quien tuvo la oportunidad de conocer a Adriana Escapa, una mujer que sería fundamental para concretar el anhelado proyecto.
"Adriana cuenta con un centro turístico en Isla Negra que se llama complejo Pinares del Mar. Nos conocimos, empezamos a conversar y nos dimos cuenta que teníamos intereses parecidos, como el cariño que tenemos por los animales. Ella tenía ahí en el centro dos caballos que había rescatado de un rodeo y pusimos en marcha la idea de armar un centro de equinoterapia que fuera al alcance de la comunidad y así poder integrar una terapia integral con jacuzzi y spa, entre otras cosas", cuenta Myriam.
Tras cerca de un año de marcha blanca, el año pasado comenzó a funcionar de manera oficial el Centro Integral de Terapias Ecuestres y Complementarias de Isla Negra. Las clases, tal como quería Myrian, están dirigidas a personas con habilidades diferentes, hiperactividad, síndrome de down, autismo, trastornos de personalidad, dificultades sociales, déficit atencional y nivel de dependencia leve.
"Contamos además con una clase ecuestre que tiene una duración de 30 minutos, que puede ser realizada por cualquier persona que se quiera relajar o tener un momento de reflexión personal junto al caballo. En esta clase se enseñan conocimientos sobre el animal, así como también técnicas de cepillado, ensillado y se finaliza con la monta", agrega la sicopedagoga, quien estuvo estudiante durante varios períodos sobre la equinoterapia, además de capacitarse con kinesiólogos de la zona que la fueron aconsejando.
Alegría al montar
Respecto a las terapias que realizan con niños que cuentan con alguna capacidad diferente, Myriam se sincera, y dice que lo más bonito "es poder ver la cara de alegría de los hijos y sus padres cuando están arriba del caballo. El equino replica al caminar la marcha humana, por lo que les permite sentir las caderas a los chicos que no pueden caminar bien, algo que les ayuda a activar el cerebro y además de hacerlos sentir una emoción diferente a las cotidianas".
También existe la monta gemela, que consiste en subir a un chico al caballo con la ayuda de un monitor que hace las veces de soporte. "Hay algunos que les da miedo montarse de inmediato en el caballo, por lo que tienen que hacer un ejercicio constante de confianza y establecer así un vínculo con el caballo. Y si hay algún chico con autismo, se le hacen dinámicas de estimulación con dibujos de los caballos pegados en los árboles, para que tenga un espacio diferente al que tendría en una sala de clases con una sicopedagoga; mientras que para un adulto que tenga síndrome de down, es más recomendable orientarlo en el área laboral, que es donde podría desempeñarse ya que están capacitados", acota Myriam Sánchez.
Para toda la gente
Actualmente, el Centro Integral de Terapias Ecuestres y Complementarias (que se encuentra en Avenida Central número 50) tiene cerca de 20 integrantes que acuden durante el mes. Hay chicos desde los 3 años de edad, hasta adultos sobre los 40 años.
Los monitores realizan con cada persona un diagnóstico en las tres primeras sesiones. Las clases las llevan a cabo de martes a domingo, y el lunes de destina al descanso y cuidado de los caballos.
"Queremos recalcar que es un centro abierto para todas las personas que quieran vivir una experiencia con la equinoterapia en un espacio totalmente ligado a la naturaleza. Contamos con un grupo de profesionales que están dispuestos siempre a ayudar para que sea una experiencia enriquecedora para la persona que lo realiza", explica Myriam Sánchez, quien además trabaja con un grupo de trabajo compuesto por Javiera López, kinesióloga; Juan Pablo Valenzuela, masoterapeuta y Giovanna Biondo, sicóloga.
¿Con este proyecto ya se quedó instalada en la provincia de San Antonio?
- Definitivamente me quedé acá, donde estoy muy contenta por este proyecto que tenemos en Isla Negra. Estoy además disfrutando el beneficio de vivir en esta zona que me llena de energía, y que a veces tenemos tan abandonada, por eso que quiero aportar con la equinoterapia para la comunidad que lo necesite.