Las tres simpáticas mosqueteras del deporte barranquino
Marcela Vera, Alejandra Carreño y Marisol Arellano son las líderes del club Bravo a la Vida y al Deporte, un movimiento que se dedica a cultivar la vida sana entre los vecinos de Barrancas.
Juntas son dinamita. Parecen trillizas pero no lo son, aunque se asemejan al fenómeno de Los Tres Mosqueteros, obra literaria de Alejandro Dumas. Irradian alegría, optimismo y perseverancia. Con sólo mirarse, saben perfectamente que está pensando su amiga y compañera. Así de intensa es la complicidad que tienen Alejandra Carreño, Marcela Vera y Marisol Arellano, tres sanantoninas que son las líderes del club Bravo a la Vida y al Deporte, un movimiento que congrega a decenas de chicas, de distintas edades y religiones, en torno al deporte y la vida sana.
Estas tres amigas se conocieron bailando al ritmo de la zumba en un taller impartido en el gimnasio Montemar José Rojas Zamora hace más de ocho años.
Entre las coreografías y brincos fueron forjando un vínculo que les une más allá de la mera práctica deportiva. "Somos bien unidas, vamos a todos lados juntas porque nos hicimos muy amigas y compartimos en varios momentos más que el deporte matutino", sostiene Marcela Vera Bacho, presidenta de la organización que en noviembre del 2015 obtuvo la personalidad jurídica.
Marcela, Alejandra y Marisol son mujeres de empuje, esfuerzo y devotas de sus familias. En estas mujeres se fue formando un sentimiento superior para poder realizar algo en beneficio de la comunidad y en especial en damas como ellas, aprovechando el tiempo que les queda del día: así nació el club Bravo a la Vida y al Deporte.
"Con las chicas compartimos las ganas por el baile y el deporte. Así fue naciendo la idea de conformar un club que se dedicara a eso, con mujeres dueñas de casa, mamás jóvenes y los adultos mayores que quisieran sumarse. Rutinas como esta son las que permiten distraerse, aliviar los problemas que a veces nos sofocan y disfrutar de un momento agradable que además nos ayuda a tener una condición física que nos entregue una vida sana", afirma Marisol Arellano, quien es madre de Maximiliano, Sabrina y Luis, y la secretaria del club.
Una visión similar aporta Alejandra Carreño, quien asegura que la existencia de este tipo de iniciativas son fundamentales para que tanto las mamitas como los adultos que por distintos motivos pasan gran parte del día en el hogar. En este club pueden desarrollar una actividad física que les permita enfrentar el día con más energía, botar el estrés y encontrar amistades. Mientras que Marcela añade que "somos muy partners, sabemos que podemos siempre contar con la otra, somos como las tres mosqueteras: todas para una y una para todas".
Rol social y deportivo
Entendiendo que las actividades que realizan como institución tienen un trasfondo social, la directiva del Bravo a la Vida y al Deporte ha tocado todas las puertas posibles para conseguir recursos y así contar con herramientas que les permitan funcionar como corresponde, siempre de la mano de la instructora Magdalena Bravo, quien partió con el proyecto. Todo lo que tienen ha llegado gracias a postulaciones a fondos concursables de distinta índole y aportes privados.
Todos los días
"Espacios como el que tenemos en el gimnasio Montemar los lunes, miércoles y viernes, y en el Unión Católica los martes y jueves son necesarios en cada barrio. Los vecinos necesitamos actividades recreativas que nos ayuden a tener una vida más saludable y darnos un espacio de ocio. El deporte es una excelente herramienta para prevenir muchas enfermedades, por eso hay que aprovechar este tipo de instancias", indica Alejandra Carreño.
"Las clases, que empiezan a las 9 de la mañana, ayudan ene a distraerse, a empezar el día con energía y con el estado de ánimo muy arriba", aporta Marisol Arellano.
"Uno estando en la casa acentúa los problemas, hay que buscar una forma de arreglarlos o de olvidarlos, y eso es lo que buscamos cuando oficializamos el club", reflexiona Marcela Vera, la presidenta y vocera del grupo.
Agrega que "con el paso del tiempo y la penetración de las redes sociales, se corrió la voz y hoy tenemos a más de treinta personas estables en casa clase, disfrutando del baile entretenido, zumba y ejercicios que permiten cuidar la figura, quemando calorías y tonificando el cuerpo. Tenemos socias que son dueñas de casa, con hijos, de distintas edades y adultos mayores. Ver al grupo disfrutando, pasándola bien, nos entrega una satisfacción grande y nos mueve a seguir trabajando para que nuestro club continúe por mucho tiempo".
Así son
Alejandra es el cerebro tras cada gestión y la encargada de elaborar las propuestas que puedan culminar en beneficios para la organización. "Es matea, le gusta estudiar, es súper comprometida como todas nosotras", la define Marcela.
Mientras que Marisol destaca de su amiga y presidenta que "Marcela es súper alegre, siempre anda con el ánimo por las nubes y nos contagia a todas. Es muy divertida y entretenida. Su energía nos mueve".
Por su parte, la "Ale" valora de su amiga Marisol que "es súper despierta y observadora, no se le va una. Siempre anda pendiente de los pequeños y grandes detalles que marcan la diferencia. Nos complementamos tan bien que eso ayuda a mantener la armonía y energía para continuar día a día. Llevamos tres años funcionando y soñamos seguir creciendo en número de integrantes y años de vida".
Juntas en todas
La amistad y cercanía de sus casas irremediablemente fue derivando en una conexión que involucró a las familias de cada una de estas tres barranquinas. Sin embargo, la prioridad seguirá siendo el futuro de la agrupación. Para mantenerse unidas la directiva planea recurrentemente una serie de actividades de camaradería que permiten el conocimiento personal y la cercanía entre todos.
"Cuando podemos realizamos un desayuno masivo. Ahora que vienen las Fiestas Patrias, por ejemplo, nos juntamos para una convivencia tras la clase, también celebramos el Día de la Madre, el aniversario del club y las galas de presentación. Esos encuentros nos hacen más amigas, porque no nos juntamos solo a practicar el deporte, sino que a conocernos y compartir", comenta Alejandra Carreño.
Como ocurre con un sinnúmero de organizaciones sociales, al club deportivo Bravo a la Vida y al Deporte le gustaría contar con un espacio propio para disponer de más horarios para sus actividades masivas y así involucrar a un mayor número de vecinos. "Es una de las aspiraciones que tenemos, sabemos que no es fácil, porque son muchas las organizaciones que luchan por lo mismo, creemos que algún día será realidad, pero mientras tanto nos enfocamos en entretenernos y divertirnos en cada clase y seguir forjando las amistades que hemos cultivado", concluye Marcela Vera, con su voz de mando que tanto destacan sus amigas.