David Muñoz Castillo
Un sanantonino levantó un imperio en Brasil. A punta de combos, patadas y mucho sacrificio conquistó Sao Paulo. Felipe Parra Jardim, con 28 años, se transformó en el mejor luchador del campeonato Paulista de Muay Thai en la categoría liviano de 77 kilos.
Su registro es impresionante. En 56 combates anota 49 victorias y un empate. Este año marcha invicto en siete peleas y eso lo llevó a coronarse en el exigente torneo del estado de Sao Paulo. Los brasileños son especialistas en las artes marciales y tienen a luchadores que son verdaderos ídolos nacionales, especialmente en las artes marciales mixtas (MMA).
En este exigente medio, Felipe se forjó un prestigio que ahora traspasará las fronteras de Sao Paulo, porque desde el primero de diciembre competirá en el Campeonato Brasileño de Muay Thai. Se enfrentará a lo más selecto de este deporte de origen tailandés en el país de la samba, el bossanova y la caipiriña.
Para llegar a esta cita de la mejor forma enfrentará dos combates preparatorios. El primero será este domingo ante el local Jefferson Silva.
Sus rivales en el "Grand Prix Brasileiro" no los conoce, ya que el mismo día de la competencia "se hace el sorteo y puede llegar a pelear cinco combates en una jornada", como contó su hermano Jorge, quien vive en San Antonio y sigue de cerca la carrera de Felipe en la compleja práctica del muay thai.
Su historia
Hace 15 años Felipe Parra vive en Sao Paulo. Su papá, Jorge Ricardo Parra Zamora, es sanantonino, y su madre, Claudia Cristina Martín Jardim, brasileña.
"Mi familia vive en San Antonio, mi papá, mi abuela, hermanos, tíos y tías en la cooperativa Montemar, cerca del hospital", precisó el campeón paulista.
Agregó sobre su historia familiar que "viví en San Antonio con mis papás y después se separaron. Mi mamá volvió a su país, llegamos a la ciudad donde vive mi abuela en Bragança Paulista", un municipio de Sao Paulo.
Sus inicios en el muay thai fueron precoces. "Me inicié en este deporte cuando tenía 10 años por la invitación de un amigo y por comportamiento obviamente. Hace 18 años que practico este deporte", recordó.
Cuando se fue a Brasil con su madre, vivió algunos problemas de adaptación. "Peleaba mucho en el colegio y en la calle, porque llegué a un país y no hablaba bien la lengua. Los niños me molestaban y peleaba. Por eso conocí el muay thai y a mi maestro Munil Adriano. Con el empecé a entrenar y a los 12 ó 13 años ya estaba peleando", precisó sobre los orígenes de una carrera que ahora lo tiene en la cúspide de este deporte en el estado de Sao Paulo y a las puertas de enfrentar a los mejores de ese país.
Potencia mundial
Brasil es potencia mundial en varias artes marciales. Incluso muchos de sus luchadores destacan en las MMA (artes marciales mixtas) y son figuras de la UFC o el Bellator, las principales competencias mundiales de estos combates.
Nombres como los de Anderson Silva, Wanderlei Silva y José Aldo son venerados por los fanáticos de estas disciplinas no solo en su país de origen.
Felipe Parra reconoce que forjar un nombre en este exigente ambiente no fue fácil.
"Brasil es un país fuerte en las artes marciales, tiene luchadores espectaculares. Tuve suerte, porque vivo en una ciudad donde hay muchos campeones mundiales, tengo compañeros en mi gimnasio que fueron campeones del mundo. En esta ciudad vive campeones mundiales de jiujitsu, también esta Francisco Filho, que es un shihán (amaestro de maestro) de karate, conocido en todo el mundo, también en Chile", argumentó.
Felipe forma parte de la academia Inside de Munil Adriano. "Hoy soy parte de un equipo que crece, que tiene más de 150 gimnasios por todo Brasil. El objetivo es tener más de 350 gimnasios el próximo año por todo el país", contó sobre las proyecciones de su academia.
Munil Adriano es un destacado luchador, con más de 80 combates y fue campeón nacional de muay thai, luchador de MMA, peleó en Estados Unido y entrenó en Tailandia, con varios maestros.
Felipe admite que "ser chileno y pelear fuera de tu país es difícil, pero a la vez me llena de orgullo, porque estar lejos de nuestra tierra, de mi familia, de las personas que quiero y luchar, llevar nuestros colores es gratificante. Me gusta mucho cuando estoy en lo más alto con nuestra bandera. Muchos niños sueñan con vestir la camiseta de la selección, yo tenía el mismo sueño, pero luchando", aseguró este sanantonino que se forja un prestigio en el exigente mundo de las artes marciales brasileño.