El Kilimanjaro en riesgo: estudio advierte cómo afectaría a Chile
El investigador Gustavo Saiz, junto a un grupo de científicos, advirtió de la degradación ambiental en el icónico paisaje africano y sus efectos.
El Monte Kilimanjaro es uno de los paisajes africanos más conocidos a nivel mundial gracias a su diversa flora y fauna. Jirafas, elefantes y rinocerontes con la montaña nevada de fondo es una imagen usual entre quienes lo han visto en fotos o en películas.
El volcán está situado entre Tanzania y Kenia. Alcanza casi los 6 mil metros sobre el nivel del mar y 5 mil de desnivel y es considerado como un ícono medioambiental por su gran variedad de ecosistemas.
Sin embargo, la realidad es diferente. Un grupo de científicos descubrió que la existencia de los bosques tropicales, las sabanas y plantaciones agrícolas como el café y el choclo están en riesgo, debido al cambio climático que promueve la pérdida de carbono y nitrógeno. Es decir, con menor calidad y cantidad de materia orgánica. Esto, sin considerar que los glaciares del lugar se han reducido en un 80% desde 1912.
Lideró la investigación el ingeniero forestal Gustavo Saiz, quien hace ocho meses está en Chile y actualmente realiza clases en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.
De acuerdo con el científico español, este es un estudio que podría replicarse en Chile.
Ecosistema dañado
"Los cambios en el medio ambiente siempre han existido, pero el problema actual es la velocidad con que ocurre. Es todo más de prisa". Ese fue el análisis general que realizó Saiz respecto a lo que ocurre en el planeta con el cambio climático, con el ejemplo del Kilimanjaro.
"Las poblaciones y los ecosistemas de muchas regiones del planeta sufren enormemente por la degradación ambiental y los efectos adversos derivados del cambio climático. Lo del Kilimanjaro es un ejemplo al que hay que prestar mucha atención. Este estudio puede ser replicado en regiones chilenas", agregó.
Saiz y sus compañeros recogieron los datos del icónico monte entre 2011 y 2012, pero el artículo recién fue publicado en el 25 de enero de este año.
El científico explicó las consecuencias de lo descubierto. "La materia orgánica ha jugado un papel fundamental en los ecosistemas. Es la fuente de nutrientes para las plantas e influye en la estructura del suelo. Si perdemos esa materia por el cambio climático, no se podrán mitigar las sequías ya que los minerales hacen de esponja. Como cada vez llueve menos, la vegetación es perjudicada. La presión que ejerce el hombre en los recursos tiene un efecto negativo: una degradación ambiental".
En ese sentido, Saiz afirmó que la realidad es lejana a lo que se puede ver en las películas. "Cambia mucho porque hay gente que vive en las laderas y que son pobres. Se ve mucha juventud, muchos niños, pero uno se pregunta cuál va a ser el futuro de ellos. El medio ambiente se toma como un recurso infinito, pero no lo es. Llega un momento en que las temperaturas son tan altas que afectan a las plantas y a los animales. Eso va a perjudicar a la población y vendrá una espiral. Es preocupante porque allá hay personas pobres que dependen del trabajo en la tierra".
A preocuparse
¿Por qué a los chilenos les debiera interesar esta información? El profesor español respondió que "Chile es un país tan alargado con estribaciones de montañas tan altas en la cordillera y bajan al mar en un corto espacio. Lo que pasa en el Kilimanjaro podría estar ocurriendo en este país y puede ser un laboratorio natural para replicar el estudio. Me gustaría partir en Chillán, en Laja y en la zona norte, pero para eso se necesitaría financiamiento estatal". Y así es, ya que el gobierno alemán fue quien financió la investigación en África.
Además, aseguró que "el mundo siempre ha estado conectado. Si los glaciares se derriten en una zona concreta en el planeta, no hay que pensar demasiado para darnos cuenta de qué ocurre acá. Sólo eso debiera preocuparnos".
Saiz agregó que "por ejemplo, pienso en las personas que viven en la costa chilena. Las personas creen que los paisajes son estáticos, pero son dinámicos. Si hay una montaña es porque algo la hizo elevarse, otra cosa es cuándo eso sucedió. La gente se puede ir de un lugar, pero las plantas no y sin posibilidad de rectificar. Los datos lo demuestran".
De todas maneras, el ingeniero forestal especificó que "los gobiernos están interesados. El artículo no tiene la intención de apuntar con el dedo a nadie, pero somos muchas personas en el planeta para pensar que lo que hacemos no tiene un impacto".
Recalcó que su objetivo no es dar lecciones a nadie, pero que la investigación demostró que "el planeta hay que cuidarlo más. La gente que hace los safaris en el Kilimanjaro me dijo que cada año lo ven peor. No quiero ser pesimista porque mi forma de ser es optimista, pero la situación es más negativa hoy que hace algunos años".
Expedición
Respecto al largo proceso que concluyó con los preocupantes datos, el científico contó que "lo más difícil fue llenar el papeleo que pedían las gobernaciones locales porque no era llegar y entrar al monte. Hubo que tener mucha paciencia porque había que ingresar varios equipos de alto coste".
Saiz aseguró que llegó al punto más alto del Kilimanjaro. "Cuando empezamos a subir, la temperatura disminuye y afortunadamente esos bosques no han sido intervenidos. Primero llegamos a los mil metros, después a los tres mil y finalmente a la cumbre".
Y enfatizó que tras los resultados, las personas y los gobiernos "deben hacer esfuerzos para revertir la situación y necesitan centrarse en preservar dos recursos naturales tan valiosos como escasos: el agua y el suelo. Ese es un mensaje para todo el mundo, lo que incluye a Chile porque la velocidad de los cambios está aumentando con el paso de los años".
Actualmente, Gustavo Saiz prepara una investigación sobre incendios forestales en la región del Biobío y espera que en algún momento se pueda dar la oportunidad de investigar el suelo chileno en las cordilleras.
"No quiero ser negativo porque no es mi forma de ser, pero el planeta hay que cuidarlo más".
Gustavo Saiz,, docente"
2011 fue la fecha en que el grupo de científicos liderado por Gustavo Sáiz recogió los datos.