Víctor Muga: 45 años dejando un legado en el liceo Fiscal
El profesor sanantonino, que fue nombrado Hijo Ilustre, dedicó toda su carrera profesional a realizar clases de química en el Juan Dante Parraguez, donde, además, inculcó el rol social en sus estudiantes.
En la plaza de Armas de San Antonio, el profesor Víctor Manuel Muga Bustos observa tranquilamente cómo transcurre la mañana de un día jueves. Recuerda cuando era estudiante en el liceo Fiscal y tenía clases en la sede que se instaló momentáneamente en la calle Gregorio Mira y el recreo lo pasaba nada menos que en la misma plaza que se encuentra en el centro sanantonino.
"Había mucha menos gente que ahora, se trataba de otro San Antonio y acá en el centro era todo muy tranquilo. Al liceo Fiscal postulé y llegué a cuarto básico. Las primeras clases las tuvimos en calle General Ibáñez, en Barrancas, y después nos vinimos al centro, ya que estaban construyendo aún el liceo. Y como no estaban las condiciones para tener el recreo en el colegio, nos traían a la plaza o al talud de 21 de Mayo", recuerda el sanantonino que previamente había estado desde primero a tercero básico en la escuela 1.
Víctor Muga nació en Llolleo, en la habitación de la casa de sus padres que se encontraba en avenida Chile, con la ayuda de una partera, como era la costumbre de aquellos años.
"La casa estaba en avenida Chile y me contaban después que la que ayudó a que yo naciera fue mi abuela María, que falleció a los 104 años y tuvo 13 hijos, y mi padre, además, conseguía a una partera conocida que vivía en el cerro Alegre, por lo que con mi hermano Antonio nacimos los dos en la casa", explica.
Cuando Víctor Muga iba en octavo básico, por fin el liceo Fiscal se estableció en el lugar donde actualmente se encuentra en avenida Barros Luco.
"Entramos muy emocionados cantando nuestro himno, porque nos inculcaron harto el espíritu por el liceo. A nuestras generaciones lo que nos marcó fue la participación ciudadana, la identidad, el respeto, muchas cosas que no se nos olvidaron. Por ejemplo, existían las elecciones de los gobiernos estudiantiles, que tenían bien marcadas las tendencias políticas. Por eso que en ese tiempo no se le tenía miedo a las ideas políticas y existía un respeto a la opinión de los estudiantes", hace memoria el docente que egresó de cuarto medio en 1971 y se fue a vivir a Antofagasta para estudiar Pedagogía en Química en la Universidad de Chile.
Vocación docente
"En un informe que hicieron en 1967 cuando iba en octavo básico, el profesor jefe, que era al cura Iván Larraín, confeccionó un certificado en donde escribió mis intereses y aptitudes: 'se interesa por el deporte y en especial el fútbol, tiene facilidades para los estudios y desea ser profesor'. Por eso digo que mi vocación venía desde chico. Así que cuando salí de cuarto medio me fui a estudiar Pedagogía en Química en Antofagasta. Me acuerdo que me fui en bus la primera vez en un viaje de 18 horas. Tengo lindos recuerdos de esa etapa universitaria, de hecho, cuando tenía que viajar en fechas especiales y no había posibilidad de volver en bus a San Antonio, esperaba los camiones y me venía a dedo. Trataba de ir hablando con el chofer o ayudarlo en algunas cosas. Me titulé en 1978 y ahí fue cuando volví a San Antonio", rememora.
-¿Así comienza su trabajo como profesor en la ciudad puerto?
-Quería volver a San Antonio y en abril de 1981 ingresé a la jornada nocturna del liceo Fiscal y me presentaron al director, el recordado y admirado Ascencio Ronda Gayoso, que había sido profesor e inspector general cuando yo era alumno. Le presenté el certificado de título con una nota de 6,05 y en broma dijo 'cómo dicen que los alumnos del Fiscal son malos' y ahí me contrataron como profesor de química para los alumnos de media. Estuve un año entero trabajando en la jornada nocturna, la que fue disuelta el 2004 y que la volví a retomar unos años después. Finalmente estuve en total 45 años trabajando en el liceo Fiscal.
El nuevo Hijo Ilustre de San Antonio cuenta que durante toda su carrera profesional aplicó lo mismo que aprendió en su etapa como alumno. "Nos encargamos junto a otros profesores de promover la práctica de la elección democrática y en 1990 asesoramos para formar el primer centro de alumnos. Lo propuse al consejo de profesores y así se fue armando una tradición. Entre los presidentes del centro salieron alumnos como el actual concejal Esteban Hinojosa, el dirigente sindical Milko Caracciolo, José Luis Villegas, quien era asesor político. Y mediante todo eso, los escolares podían tener espacio para manifestarse.
-¿Algún otro acontecimiento que recuerde durante sus 45 años en el liceo Fiscal?
-Creamos la Academia de Química que bautizamos con el nombre de Pablo Neruda, ya que personalmente era admirador del poeta. Por ejemplo, recuerdo al alumno Gabriel Jiménez, que ahora es quimicofarmacéutico y otros siguieron en temas de investigaciones en la misma área. Y todas estas cosas hicieron que mis exalumnos aún me recuerden hasta el día de hoy: hace poco me llamó desde Mejillones, José Soto, quien fue alumno del tercero medio H en 1984 y recordamos muchas cosas de aquellos años en el liceo Fiscal.
Hijo ilustre
En marzo de este año, el profesor Víctor Muga Bustos se jubiló tras su etapa como profesor de química. "Estoy muy tranquilo, porque a pesar de que uno pierde en lo económico por el tema de las jubilaciones de la AFP, ya quería tranquilidad y disponer de mi tiempo: dedicarme a la lectura, aprovechar los espacios libres y hacer cosas que antes no podía", admite el sanantonino que hace unos días recibió una noticia que lo llenó de orgullo y emoción: la Municipalidad de San Antonio lo condecoró nada menos que Hijo Ilustre, un nombramiento que es la guinda de la torta para más de cuatro décadas dedicadas a la docencia.
-¿Qué significa para usted ser Hijo Ilustre de San Antonio?
-Fue algo sorpresivo. Creo que esta postulación la realizó el concejal Maximiliano Mirando. La verdad creo que me merezco ser hijo de San Antonio, tan ilustre no sé, pero hijo de esta ciudad siempre me he sentido. Esta condecoración tiene un valor especial, ya que muchas generaciones de alumnos recibieron durante años mis enseñanzas y eso es algo que me llena de orgullo. También quiero recordar a mi padre, Víctor Muga Catalán, que era estibador y eso me hace sentir mucho más arraigado al puerto de San Antonio. Junto a él teníamos la tradición de todos los 1 de Mayo asistir al acto conmemorativo y luego de eso lo invitaba a comer un caldillo de congrio para que compartiéramos.
-¿Algún mensaje que quiera entregar para todos los que lo han acompañado en su trayectoria?
-Quiero aprovechar de darle un saludo especial a la comunidad de San Antonio, que me entregó la posibilidad de vivir en el cerro Bellavista, compartir junto a mi amigo César Vaccia muchas pichangas cuando jugábamos en Estrella de Chile, ya que además vivíamos en el mismo barrio. Y en especial a todos los estudiantes sanantoninos, y decirles que busquen los buenos momentos en la vida a través del esfuerzo, del compromiso y de tratar de ser mejores personas, que es lo que hace falta en estos tiempos.
"Quería tranquilidad y disponer de mi tiempo: dedicarme a la lectura, aprovechar los espacios libres",
Víctor Muga.