David Muñoz Castillo

El deporte, y específicamente el fútbol, se puede transformar en un potente agente de integración para las personas que tienen algún tipo de discapacidad, ya sea física o intelectual. Esto porque brinda la oportunidad de realizar actividad física, lo que trae beneficios a la salud y el bienestar de quienes lo practican.

También es una herramienta para desarrollar actitudes como la coordinación, desarrollo de la motricidad y el trabajo en equipo, entre otros aspectos.

Las oportunidades son pocas y las necesidades muchas. Por eso el programa de Deportes de la Municipalidad de San Antonio implementó, dentro de su diversa parrilla de talleres, uno de fútbol inclusivo, que se desarrolla dos días a la semana en el Instituto Psicopedagógico.

Por la tarde de los días lunes y jueves se vive una verdadera revolución en el establecimiento de la calle 4 Sur. El pequeño patio se llena de risas, carreras y alegría.

Unos 20 niños con distintas discapacidades cognitivas participan en el taller que desarrollan el profesor Juan Pablo Meneses y el kinesiólogo José Jara.

"Los días de las clases los niños se preparan y esperan la llegada de los profesores para participar en las clases", cuenta la profesora del instituto, Myriam Valenzuela, quien está a cargo de las actividades físicas de los niños.

Para la educadora, la implementación de este proyecto es positiva, porque "le da la oportunidad a nuestros niños de hacer actividad física y además de desarrollar otras habilidades que se desarrollan a través de la práctica del deporte", cuenta la profesora mientras el grupo de alumnos desarrolla una sesión de elongación con el kinesiólogo. De pronto un pequeño que miraba desde lejos la actividad se acerca, se para al lado del profesional y se une al grupo.

Eso es lo que busca este proyecto. Que los niños se integren con sus compañeros de colegio y luego a la sociedad. No ha sido fácil, porque el primer paso fue motivarlos a unirse al trabajo. "Lo que costó más en un comienzo fue ganarnos la confianza de los niños, nos miraban desde lejos. Algunos de a poco se acercaron y ya tenemos una relación más cercana", contó el profesor de Educación Física.

No solo para los pequeños es una experiencia nueva, también para los mismos encargados del proyecto.

"Nunca había trabajado con niños con discapacidades cognitivas y obviamente que es un crecimiento profesional, por la experiencia que hemos vivido", confesó el educador, que en la clase participa junto a los pequeños en las actividades.

El profesional no duda en asegurar cuál es la fórmula para el éxito del proyecto. "Con cariño y paciencia hemos desarrollado nuestro trabajo".

Olvidados

El taller se extenderá por 8 meses y como detalló el encargado del Programa de Deportes, Daniel Romo, se buscó financiamiento externo, a través de proyectos para desarrollar el taller. "Es una gran iniciativa, porque estos niños no tienen la oportunidad de realizar actividades físicas en otros espacios. Por eso hemos desarrollado otros proyectos para personas con discapacidad, como el taller de bochas".

El profesional de la Dirección de Desarrollo Comunitario admitió que "a veces estos sectores de la población son olvidados por estos programas. Tratamos, como programa de Deportes, abarcar el más amplio espectro de la población".

Con este taller ya cubren una necesidad "olvidada" como admite Romo.

Los más felices son los niños que corren por el patio de su colegio, saltan vallas, juegan y sonríen.

Manuel Jesús Oñate tiene 13 años y es uno de los alumnos que participa en el taller. Tiene una discapacidad cognitiva y es un fanático del deporte rey. "Me gusta el fútbol, pero juego solo acá, no en la casa", contó el pequeño.Posee una memoria que cualquiera quisiera.

Su ídolo es Arturo Vidal porque "es bueno y jugó en Colo Colo, Bayer Leverkusen, Juventus, Bayer Munich y ahora en Barcelona", detalló con precisión la carrera del "Rey".

-¿Te vas a peinar cómo Arturo Vidal?

-Tendría que tener el pelo más largo; dice, mientras con sus manos imita la cresta que luce el mediocampista de la selección.

¿Ya terminó la entrevista?, pregunta Manuel Jesús y de inmediato corre hacia el grupo que sigue trabajando en la cancha del Instituto Psicopedagógico.

"Con paciencia y cariños hemos desarrollado nuestro trabajo",

Juan Pablo Meneses