Erosión costera, el fenómeno que hace a la provincia más sensible a las marejadas
Mauricio Molina director del Sistema de Alerta de Marejadas UV, explica los recientes eventos que incluso afectaron a San Antonio, donde el oleaje provocó destrozos en Puertecito.
Durante toda la semana pasada, las costas del país fueron azotadas por marejadas desde el Golfo de Penas, en el extremo sur del país, hasta Arica. De acuerdo al informe del Servicio Meteorológico de la Armada el fenómeno terminaba ayer.
En lo que va del año, la repartición ha emitido cerca de una veintena de alertas "especiales" con potencial destructivo en el borde costero.
El derrumbe del restaurante Boca Budi en la comuna de Puerto Saavedra, los constantes sobrepasos en la Avenida Perú de Viña del Mar y el fuerte oleaje, que incluso produjo destrozos en Puertecito, en San Antonio, responderían a un problema que silenciosamente nos golpea desde hace años: la erosión costera.
Erosión
Mauricio Molina, director del Sistema de Alerta de Marejadas de la Universidad de Valparaíso (UV) y profesor de Ingeniería de Costas en la Escuela de Ingeniería Civil Oceánica UV, indicó que "este fenómeno se ha evidenciado en comunas como Cartagena, Santo Domingo y Pichilemu, entre otras".
"Nuestra visión terrestre-continental nos hace cometer el error de suponer que en la costa el suelo sobre el que disponemos edificaciones, calles y estructuras fue, es y seguirá siendo siempre igual, pero en realidad se trata de un sistema siempre cambiante, en permanente proceso de adaptación a un entorno altamente energético como es el mar", explica.
Molina agrega que "es esperable cada vez más casos de estructuras que son dañadas por eventos de marejadas, no tanto por los efectos del cambio climático y los procesos geológicos que se encuentran en curso y que degradan nuestras costas, sino por el propio comportamiento de nuestra sociedad cada vez más deseosa de estar casi en el mar, aumentando con ello la exposición a este tipo de fenómenos".
Daños
Según el director, a lo anterior se "suma la desregulada extracción de áridos en las cuencas de ríos y esteros, junto con el aumento de la superficie terrestre pavimentada que deja cada vez menos sedimento disponible para ser arrastrado a las costas y surtir a las playas que son nuestros rompeolas naturales. En este aspecto tampoco colabora la extensa sequía que nos golpea en la última década".
Para el académico "un factor relevante tiene que ver con las lluvias, respecto de lo que es aporte sedimentario. Cada vez se extrae más sedimento y áridos para construcción y por lo tanto, hay menos arena disponible. La sequía implica una disminución del caudal de los ríos, por lo que cada vez llega menos sedimento hacia las playas".
"Las costas se están erosionando, no tanto porque las olas sean más grandes, sino porque no se están alimentando, las olas hacen que las playas pierdan arena, pero los ríos no las están alimentando porque nosotros estamos consumiendo la arena antes que llegue a las playas", explica el docente universitario.
Planificación
No obstante, uno de los factores más importantes para Molina "es la necesidad de revisar la definición entre lo terrestre y marítimo".
"Hoy la frontera está establecida a partir de lo que dice la normativa y en general se preocupa más de la marea, estipulando que las definiciones tienen que ser en el momento en que las mareas son más altas, pero no se considera los efectos de la ola dentro del proceso y esa es una oportunidad de mejora importante", dijo el profesional.
"Este fenómeno se ha evidenciado en comunas como Cartagena, Santo Domingo y Pichilemu, entre otras",
Mauricio Molina, director del Sistema de Alerta de Marejadas de la Universidad de Valparaíso .