Vecino de Bellavista vive un calvario tras tragedia de bus en Valparaíso
El sanatntonino Jorge Rosende Gutiérrez (56) fue quien sacó la peor parte en la tragedia de marzo de 2018, cuando el conductor perdió el control del vehículo, que llevaba a la bajada de la capital regional.
La tragedia que protagonizó un bus interprovincial de Pullman Lago Peñuelas, aquel uno de marzo de 2018, no solo le costó el antebrazo izquierdo al sanantonino Jorge Rosende Gutiérrez (56), sino que, como él mismo aseguró, "me cortó la vida".
Hace casi dos años, este querido vecino del sector de Bellavista-Brasil, perteneciente a la comuna de San Antonio, acompañó a su esposa, María Ramírez, hasta el hospital Carlos van Buren para un control oncológico de la mujer.
Al llegar a la entrada de la ciudad de Valparaíso, el conductor del bus (Alfredo Constaing), en el que viajaba esta pareja de sanantoninos, perdió el control del vehículo de pasajeros, colisionando con otros automóviles y volcando aparatosamente en Santos Ossa con subida a Washington.
La tragedia dejó a 45 lesionados y el más grave fue Rosende, quien perdió parte de su brazo en el mismo accidente debido al impacto de la tragedia.
Desde aquel día ya han pasado casi dos años y Rosende, en la frustración de su hogar, cuenta que "estoy viviendo un verdadero calvario".
"Yo quedé destruido por dentro. Todo roto. Hoy dependo de una silla de rueda y de mi familia. Sin ellos no puedo hacer nada. Mi esposa tiene un cáncer terminal. Mi hija me ayuda mucho, pero esto no es vida", dijo desesperado en el comedor de su hogar.
Ahí mismo explicó que "lo más grave que tengo ahora es la pelvis. La tengo desnivelada, como se podría decir. Por lo mismo no tengo fuerza en la pierna izquierda y dependo de una silla de rueda que me tiene cabreado. No la soporto".
Fractura de pelvis y amputación de su antebrazo izquierdo, más graves heridas en su cabeza fue el resultado de este accidente para Jorge Rosende.
"Cuando me operaron me dejaron muy tirante el nervio del brazo izquierdo y por lo mismo me salieron nódulos. Ahora llego a llorar del dolor", se quejó.
Rosende tras el accidente fue llevado hasta el Carlos van Buren, donde ha realizado gran parte de su rehabilitación.
"Me han tenido de un lado para otro. Nadie me quiere decir si me van a operar o no de la pelvis. Yo no puedo caminar y si hago mucha fuerza, la pelvis sube y puedo quedar hasta parapléjico. La operación tiene un 50% de riesgo, igual es complicado, porque si llegan a tocar un nervio también puedo quedar mal. Pero nadie me dice nada desde el hospital. Me han atendido traumatólogos que han dejado de trabajar y he tenido que comenzar todo de nuevo. Ya no doy más. Hoy si uno no tiene plata no tienes salud digna", reconoce afligido.
Este vecino de calle Cabrestante 1280, al igual que el resto de los pasajeros que viajaban en el bus, cuenta que no "hay avances en la demanda con la empresa en cuanto a una indemnización por que todo está supuestamente en trámite".
"La salud pública no sirve. La empresa no se hace responsable y además el seguro de invalidez tampoco quiere pagar. Todo esto para mí y mi familia ha sido terrible, porque vemos que nada funciona y uno sigue sufriendo y con impotencia de no poder hacer nada, ni siquiera puedo trabajar", finalizó al borde de las lágrimas.
xxx xxxxxxxxxxxxx ,era el peso de una de las bolsas de driga que cargaban los individuos