Micreros sanantoninos viven una grave crisis económica a causa del coronavirus
Microbuses con dos o tres personas atraviesan la ciudad y por las tardes ya no quedan personas para trasladar. Este es el drama de los choferes que ven cómo la emergencia merma sus ingresos.
"No anda gente en la calle. Pasan todas las micros vacías con dos o tres pasajeros y no es conveniente para mí como chofer, y me imagino que para el dueño de la máquina tampoco. Mira (muestra unos pocos billetes de mil pesos) siete mil pesos. Hice 22 mil pesos en las tres vueltas que me di, eché 15 mil de petróleo y me quedan estos siete mil pesos. De aquí tengo que repartir para el dueño de la micro y para mí", se lamenta José Luis Valdés a la hora que está guardando la micro que maneja porque ya no hay gente en la calles de San Antonio.
Y eso que recién pasamos del mediodía, pero la emergencia sanitaria deja los recorridos sin pasajeros y Valdés es uno de los tantos choferes de la locomoción colectiva local que ven golpeada su fuente de ingreso por la emergencia sanitaria. "Salí hace una hora hacia Santo Domingo; llegué hasta Llolleo y me tuve que devolver porque el último pasajero se me bajó en la cancha de tenis", comenta el conductor, cuyo testimonio es la evidencia palpable de la grave crisis que vive el gremio.
"La pega está mala"
Daniel Vega también es chofer de micros. Lo encontramos en el recorrido de Bellavista hacia Llolleo Alto por Ginebra. Cuando lo abordamos para preguntarle cómo iba su día, la respuesta fue categórica: "La pega está mala, muy fome. Yo ando en el recorrido por Ginebra y no hay gente. A las cuatro de la tarde ya no hay nadie en la calle. Si en este recorrido lo normal es hacer seis vueltas y ahora hice cuatro y ya no da para más si la gente ya se perdió. Esto no da para más. Así como está la cosa, no aguantamos una semana más".
Desde su volante, José Luis Valdés, el chofer que apenas juntó siete lucas y que por falta de pasajeros tiene que guardar la micro a mitad de la jornada, reclama por el mal momento que atraviesa el país. "Me da risa cuando hablan de teletrabajo. ¿Cómo quieren que me quede en la casa si yo manejo una micro? O sea, tendría que poner unos neumáticos en el living, con un volante en las manos y cortar boletos. Eso es ridículo, si lo que pasa es que el Gobierno no se ha preocupado de la gente que trabajamos al día, muchos no tenemos contrato, ni seguridad social, yo para poder mantener a mi familia tengo que salir a trabajar y ahora me voy con 3 mil 500 pesos. ¿Qué hago con eso? No hago nada poh", dice con una mezcla de preocupación y enojo.
Sobre la marcha hace un llamado al "Ministerio de Transportes para que vean la manera de apoyarnos a nosotros los choferes, porque gracias a Dios el patrón que tengo me dio el bono de transporte de escolares pero no todos son iguales. Si yo ya ni tengo ánimo de salir a trabajar porque no hay gente y además estamos expuestos a enfermarnos en la calle".
En caída libre
Fernando Frías lleva más de ocho años en locomoción colectiva y, al igual como la mayoría de sus colegas, dio tres vueltas y se va porque ya no queda gente en la calle y recién son las dos de la tarde. "La pega está muy diferente de lo que era en condiciones normales. Uno en una vuelta, por ejemplo, se podía hacer 20 o 25 lucas, y ahora si es que se hacen 7 lucas; o sea, estamos trabajando a menos del cuarenta por ciento y con eso no queda nada de plata. Yo mismo estoy pagando esta liebre pero este mes ya hay que pensar en ir a hablar al banco, para ver qué pasa con las letras porque no hemos juntado plata".
Todos los choferes de micros con los que conversamos confirman el dato. "Damos tres, máximo cuatro vueltas, cuando normalmente hacíamos cinco o seis; lo que pasa es que ahora la gente ya no sale, en la tarde ya no anda nadie en la calle"
En el terminal de Bellavista todavía no son las tres de la tarde y ya se están guardando las máquinas. Un trabajador las barre y las limpia, los pocos choferes que quedan se están yendo y todavía, a bordo de la micro que maneja, está José Luis Valdés.
"Nos tenemos que repartir estas siete lucas y me levanté a las siete y media de la mañana para salir a trabajar", dice el hombre con unos pocos billetes en la mano, todos los boletos que no pudo cortar y la "pesera" vacía.
Recién comienza la tarde y las calles de San Antonio, como los monederos de estas micros, se van quedando vacías. Totalmente vacías.
"Esto no da para más. Así como está la cosa, no aguantamos una semana más",
Daniel Vega,, chofer de micro
"Yo para poder mantener a mi familia tengo que salir a trabajar y ahora me voy con 3 mil 500 pesos. ¿Qué hago con eso?",
José Luis Valdés,, micrero