En un íntimo funeral despiden a Jenaro Prieto
De noche, en su casa de la localidad de Lo Gallardo y sin el mínimo aspaviento, se apagó la vida de Jenaro Prieto Balmaceda, el fotógrafo de lo campesino y lo humilde que fue un rebelde que se vino a refugiar del sistema capitalista que su juventud no alcanzó a derrotar.
Discípulo de Luis Prieto, uno de los grandes de la fotografía nacional, Jenaro había elegido en la avenida San Juan una vida discreta, muy al margen del bullicio que a veces suele tener el arte.
La historia dice que Luis Prieto Balmaceda, su hermano y maestro, abandonó la Academia de Bellas Artes, donde se había inscrito, para viajar a Nueva York atraído por el revuelo del pop art. Luego, al regresar a Santiago, en 1971 consiguió su primera exposición individual en el Museo de Bellas Artes. Fue en uno de esos viajes que Luis llegó con sus cámaras a transmitir el arte en la familia y fue así como Jenaro Prieto llegó a estudiar a la Escuela de Fotografía de Bud Volovic.
"Yo creo que su principal legado es el estilo de vida que llevó, como un outsider, nunca acotado a las normas sociales establecidas porque siempre hizo su vida en base a lo que él pensaba. Yo recuerdo que cuando venía con mis amigos nadie podía creer que él viviera en el campo, casi sin luz y con muy pocas cosas se dedicara a la fotografía porque era como antisocial pero siempre recibía a mucha gente con mucho amor. Ese creo que es su principal legado, un estilo de vida sin seguir los patrones que siguen todos para ser un buen padre, un buen tío, un buen hombre", dijo a Diario El Líder Vicente, el menor de los hijos de Jenaro Prieto.
Los funerales del fotógrafo se realizaron de manera íntima, con sus hijos y su grupo familiar que lo despidieron como él quería: con canciones de John Lennon y con alegría. Tras la despedida el cuerpo del fotógrafo fue trasladado al Cementerio Parque del Sendero de Llolleo, donde ahora una lápida lleva su nombre, el mismo nombre que ahora lleva escrito uno de los capítulos de la fotografía nacional.
64 años tenía el fotógrafo Jenaro Prieto Balmaceda, quien residía en Lo Gallardo.