Las estrategias criminales de los "asesinos a sueldo"
El delito, que por estos días se comenta en el país por el homicidio de un empresario en Concón, surgió durante el imperio romano, cuando ciudadanos eran contratados para matar a enemigos políticos. Estudios y expertos explican cómo se forman y organizan estas personas que, sin escrúpulos le ponen un precio a la vida.
"Recuerdo la primera vez que me tocó matar. Yo había herido a personas pero no conocía los ojos de la muerte. Sucedió un día por la mañana, en Copacabana, un pueblo cercano a Medellín". Con estas palabras, "Antonio", uno de los personajes del libro "No nacimos pa' semilla", de Alonso Salazar, relata cómo, siendo un niño, se hizo sicario en uno de los barrios más violentos de Colombia.
Definiciones para describir a Antonio y al resto de los "asesinos a sueldo" hay muchas, pero la más actualizada y atingente es la que brinda Alex Schlenker, magíster en Estudios de la Cultura de la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador: "El personaje del sicario es un homicida que asesina por encargo a cambio de un pago determinado, generalmente retribuido en dinero u otros bienes materiales, y en donde se establece una relación contractual que ubica al sicario como el autor material del crimen ordenado y pagado por un autor intelectual".
En Chile, prácticamente no existen bandas u "oficinas" que se dediquen a ofrecer este tipo de "servicio", pero la justicia y la prensa cada cierto tiempo ha dado a conocer casos que no necesariamente involucran a extranjeros.
Casos en CHile
Uno de los más bullados y recordados es el de María del Pilar Pérez, quien en 2008 fue apodada como "La Quintrala" por su nivel de maldad y frialdad. Hasta el día de hoy y pese a que la investigación policial la sindicó como la autora intelectual de uno de los crímenes más escabrosos del país, ella se reconoce inocente.
La mujer, quien cumple una larga condena en la cárcel de San Joaquín, en Santiago, había contratado por 30 millones de pesos al sicario José Mario Ruz, con el propósito de que matara a ciertas personas que no le agradaban por disputas familiares y herencias: el 23 de abril de 2008, a su exmarido y padre de sus dos hijos, el arquitecto Francisco Zamorano y a su pareja, el tecnólogo médico, Héctor Arévalo; y el 4 de noviembre, a su madre María Aurelia López, su hermana Gloria, su cuñado Agustín Molina y su sobrina Belén.
No obstante, el sicario no pudo ejecutar este segundo plan, porque el novio de Belén, el economista Diego Schmidt-Hebbel, se opuso y lo mató por error.
Años después, en la ciudad de Puerto Montt, se dio a conocer el caso de Viviana Haeger, desaparecida el 29 de junio de 2010 y hallada muerta 42 días después en su propia casa. Por esto, su marido Jaime Anguita fue investigado por la fiscalía en calidad de "autor inductor", pues supuestamente había contratado al sicario José Pérez Mancilla para que la eliminara.
Anguita estuvo alrededor de dos años en prisión preventiva por estos hechos, pero finalmente fue absuelto.
En la Región de Valparaíso, en tanto, también se han registrado casos de sicariato. En abril de 2011, el ingeniero en Informática, David Tomera, fue acusado de contratar al sicario Pedro Pablo Berríos para asesinar a su exmujer Pilar Alarcón, en Ventanas. Sin embargo, al igual que el caso de Jaime Anguita, el profesional de 37 años fue sobreseído.
Ahora, en plena pandemia, la justicia indaga otro caso de asesino a sueldo, pero en la comuna de Concón. La víctima fue el empresario Alejandro Correa, de 60 años, quien el pasado 18 de mayo, alrededor de las 10 de la mañana, fue asesinado en la entrada de su domicilio.
El sicario que concretó la misión fue Víctor Gutiérrez Londoño (34), un colombiano con antecedentes penales por narcotráfico, agredir a una mujer y homicidio frustrado, y quien en 2015 ingresó ilegal al país. Su detención tuvo lugar el 21 de mayo, en la casa de su pareja, en Quilpué.
Hasta ahora, el imputado, que cobró 5 millones de pesos para matar al empresario, no ha revelado quién o quiénes lo contrataron. Pero entre los sospechosos figuran quienes habrían loteado de manera ilegal una parte del terreno que Correa tenía en El Belloto y por el que había iniciado acciones legales para continuar con un proyecto inmobiliario.
Origen del término
En 2016, los sicólogos Ferran Padrós, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y Tonatiuh García, de la Universidad de Guanajuato, en México, elaboraron el estudio "El sicariato: una perspectiva sicosocial del asesinato por encargo".
En la investigación, los expertos revelan que el término sicario tiene su origen en el imperio romano, de la palabra en latín "sica", que era una pequeña y afilada daga que se escondía en el interior de la manga del vestido de quien debía dar muerte a los enemigos políticos.
"Esta arma blanca dio lugar a llamar sicarius al oficio y sicarium a la persona encargada de asesinar a otra por orden o contracto. El sicarium solía dirigir estos asesinatos contra los enemigos políticos de su amo. No obstante, en el siglo XIV el término sicario fue acuñado en la lengua italiana, y es en la segunda mitad del siglo XX que el vocablo se incorpora al castellano teniendo su auge en Colombia durante la era de los carteles de Medellín y de Cali", plantean.
Desde entonces, se emplea en la mayoría de los países de habla hispana.
Si bien Colombia y México son apuntados como la "cuna" del sicariato, los sicólogos explican que este delito no es exclusivo de América Latina, pues "países como Australia, Inglaterra y España han reportado homicidios agravados con las características delictivas del asesinato por contrato". Eso sí, reconocen que "Latinoamérica tiene los mayores índices de criminalidad en lo que respecta al sicariato".
Según estudios de la Policía Nacional en Colombia, el 47% de los homicidios reportados son ejecutados por sicarios, y en México, de acuerdo a Christof Heyns, relator especial de ejecuciones extrajudiciales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 102.696 personas habían sido asesinadas entre 2006 y 2012 por una suma de dinero.
Sicario "aficionado"
En cuanto a la tipología de los sicarios, los sicólogos identifican al "sicario inmerso en la estructura del crimen organizado" y al de "tipo autónomo". El primero es el que "aparece como un actor violento, incorporado a las distintas estructuras del crimen organizado"; y el segundo, el que "no se encuentra al servicio de ningún grupo criminal; es un individuo que se dedica al homicidio por contrato de manera casual, siendo contactado tanto por internet como dentro de las zonas marginales".
En el caso de Concón, Jairo Libreros, experto en seguridad y analista internacional en RCN Noticias de Colombia, ubica a Víctor Gutiérrez en la segunda categoría por el disparo que le dio muerte al empresario (en la cabeza, en la zona parietal izquierda) y por el lugar en que cometió el crimen (afuera de una casa).
"Ese sicario es un aficionado, una persona que no tiene formación para eso (...) En Colombia, en los años '80, se estilaba mucho eso de los disparos en la cabeza, pero existían motivaciones diferentes. Generalmente se hace cuando el objetivo a eliminar y, perdone que utilice términos tan rudos, iba en movimiento, bien sea en la calle, en una moto o en un vehículo. En este caso hubiera sido en el pecho", explica.
Jairo Libreros sostiene que "los sicarios profesionales" tampoco suelen atacar a sus víctimas en sus hogares. "Una muerte así, primero, no se hace en la residencia de alguien. Es muy riesgoso y existe una tasa muy alta de ser capturado, eso no lo hace un profesional. Un profesional le dispara en un punto fijo, al pecho, uno o máximo dos tiros y sale. Ese (asesino de Correa) es un aficionado que muy seguramente tiene problemas de drogadicción o que está tratando de convertirse en un dealer", remarca.
En cuanto al monto que el imputado cobró, el experto afirma que "no hay una estructura diseñada criminalmente" y que aunque cinco millones "es una cifra importante", responde a "la crisis que se vive por parte del crimen organizado, porque a nivel internacional, el crimen organizado también está confinado". Y agrega: "En Colombia las tasas de homicidio, extorsión y los demás delitos de alto impacto social han disminuido a récord históricos por esto".
Jairo Libreros comenta que en medio de la pandemia, los colombianos siguen operando con unas "oficinas que se han hecho al diseño del mejor postor" y que la gente que contrata a los sicarios, actúa conforme a lo que son. "En la noticia de Chile, pueden ser personas muy humildes, sin escrúpulos, pero que no tienen la capacidad económica. Eso suena más bien a una vaca como se dice, a una recolecta para eliminar al empresario. Aquí no hay una infraestructura detrás de esto", cierra el analista internacional.
Víctor Gutiérrez Londoño, alias el "Parce", fue imputado por el Ministerio Público como autor de los delitos homicidio calificado, porte ilegal de arma de fuego, receptación de arma de fuego y homicidio simple en grado frustrado. El Juzgado de Garantía de Viña del Mar decretó su prisión preventiva por los 90 días de investigación.
"Una muerte así, primero, no se hace en la residencia de alguien (...) existe una tasa muy alta de ser capturado",
Jairo Libreros,, experto en seguridad
"Funciona como un soldado"
Julio Michelotti, médico siquiatra de la Unidad Forense del hospital Salvador de Valparaíso y también de la cárcel porteña, explica que hay una gran diferencia entre el sicario ocasional y el habitual. "En general, el sicario clásico, no tiene ninguna enfermedad mental ni trastorno de personalidad, sino que más bien funciona como un soldado que dice 'este es un trabajo que yo hago, no tengo vínculo, no hay ensañamiento, simplemente cumplo con lo que tengo que hacer'", dice. En el caso del que sigue "una carrera delictual" y pasa de forma fortuita al sicariato, el experto afirma: "Ahí se podría hablar que podría haber un trastorno de personalidad antisocial". Respeto del crimen de Concón, el cual fue prácticamente improvisado, el también académico de Siquiatría Forense de la Universidad de Valparaíso (UV), sostiene que "muy probablemente hay un trastorno de personalidad y de consumo de sustancia" y que la migración produce una sensación de "desarraigo".
"En Colombia las tasas de homicidio, extorsión y los demás delitos de alto impacto social han disminuido a récord históricos por esto (la pandemia)",
Jairo Libreros