La otra pena de la familia del fallecido dueño de El Parralino
La esposa y el hijo de Juan Sepúlveda reclaman que el hospital aplicó el protocolo de covid-19 para el funeral, pero el examen de PCR señaló que dio negativo para coronavirus.
Ya no hay llanto porque el día en que falleció Juan Sepúlveda Gutiérrez (80), el pasado 30 de mayo, las lágrimas se agotaron en los ojos de su esposa Julia Rodríguez Sandoval (76) y su único hijo Julio. Es que el deceso del dueño del restaurante "El Parralino" ocurrió tan de improviso que dejó a sus seres queridos hundidos en ese dolor agrio de la muerte, una partida en que también la pandemia hizo lo suyo.
Es que debido a que el informe médico emanado desde el hospital Claudio Vicuña sobre la defunción de Juan Sepúlveda señala que había una sospecha de covid-19, el sistema obligó a que el funeral se hiciera bajo el estricto protocolo sanitario que se aplica en esos casos. Así el cuerpo del hombre fue entregado a su familia en un ataúd cerrado y antes que se cumpliera un día después de fallecido tuvo que ser sepultado, sin velorio, sin la despedida que ellos querían brindarle a quien hizo de la cocina chilena una pasión.
Esta semana, a casi dos semanas de la muerte de don Juan, los familiares recibieron el resultado del examen PCR que le practicaron tras su muerte: no tenía covid-19.
"En memoria de él, queremos dejar limpio su nombre porque lamentablemente hubo un informe erróneo porque siempre le dije a la gente del hospital que mi papá nunca tuvo ningún síntoma de nada relacionado con covid-19", afirma Julio Sepúlveda.
El hijo recalca que su padre presentó insuficiencia respiratoria en sus últimos momentos de vida, pero descarta que eso se haya debido a un posible contagio con coronavirus. "Creo que para ellos (en el hospital) fue mucho más fácil colocarle que era sospechoso de covid-19", sostiene.
Cuando los seres queridos del "Parralino" se enteraron de la decisión de los médicos de mantener ese protocolo para su sepultación, sintieron que la vida les hacía más triste todavía ese crudo momento. "Fue un golpe terrible para nosotros porque nos limitó a no poder traerlo al restaurante para velarlo acá y despedirlo como él se lo merecía", admite Julio, quien no descarta iniciar acciones legales para pedir que se aclare toda esta situación.
"Recibimos el informe negativo de covid de mi papá por correo electrónico, pero ni siquiera nos han llamado para pedirnos disculpas", reconoce el único hijo de Juan Sepúlveda.
Dolencias
Julia Rodríguez confiesa que "fue terrible todo esto porque nos quedamos sin velar a mi marido, además que teníamos todo listo acá en el local y no nos dejaron ni llevar flores al cementerio".
Ella recuerda que su esposo había experimentado un alza de peso en los últimos meses y que además sufría de una neuralgia facial y de un fuerte dolor en una de sus piernas, pero aclara que no tuvo ningún síntoma similar a los del covid-19. "Yo le decía que fuera al hospital a que le vieran su rodilla, pero me respondía que 'no porque me voy a ir a puro contagiar".
"Ese día (el 30 de mayo) despertó en la mañana y me dijo que no le dolía tanto la rodilla y se levantó. Se sentía cansado, le ayudé a ponerse los calcetines. Le dije que fuéramos al hospital pero no quiso. Le dije a mi hijo que llamara a la ambulancia, pero no habían en el hospital y nos dijeron que llamáramos al Sapu, pero tampoco había. En la camioneta no lo podíamos llevar porque no podía levantar mucho la pierna".
Doña Julia agrega que "se sentó en su silla del comedor y dijo que estaba muy cansado, como que no respiraba. Julio volvió a llamar y pidió urgente una ambulancia... Se lo llevaron pero murió en el hospital". Un ataque cardiaco acabó con él.
Para Julia este ha sido un año con dos partes muy distintas porque en enero cumplieron 50 años de matrimonio y estaban felices, pero cuatro meses después él murió, dejándola al mando del restaurante que ambos sostenían. Pese a ello, esta mujer espera que pronto pase la crisis y pueda reabrir el recinto ubicado en la calle Luis González 450. "Será una forma de honrar la memoria de mi padre", confirma su hijo Julio, aún dolido y triste.
"Ese día despertó en la mañana y me dijo que no le dolía tanto la rodilla y se levantó. Se sentía cansado, le ayudé a ponerse los calcetines",
Julia Rodríguez.