La joven que dejó su trabajo en el área de la salud para proteger a su abuela del covid
Tras renunciar a su empleo como técnico en enfermería en el hospital, Farah Drey comenzó a vender su propio vestuario y hoy tiene una tienda virtual. "Por lo mucho que me gusta la ropa, pienso que no volveré a ejercer", afirma.
La sanantonina Farah Drey (30), técnico en enfermería de profesión, especializada como arsenalera quirúrgica, tomó una determinación radical en marzo pasado, cuando comenzaron a aparecer los primeros casos de coronavirus en el país y en San Antonio. Decidió dejar su empleo en el hospital Claudio Vicuña para no poner en riesgo a su abuela.
"Pese a que trabajar en el hospital era mi pasión, porque todos me trataban muy bien y había mucha cordialidad entre todos los que estábamos ahí, yo tenía que pensar en mi abuela. Sabía perfectamente que no quería que se contagiara por mi culpa, porque yo vivo con ella y mi mamá, así que pensé que lo mejor sería dejar el trabajo", confiesa.
Melipilla
La carrera profesional de esta vecina de Tejas Verdes empezó en Melipilla hace casi seis años.
"Comencé a trabajar en el hospital de Melipilla como reemplazo y así estuve cinco años. Siempre esperé que se presentara la oportunidad de un puesto concursable para convertirme en una trabajadora permanente del hospital, pero eso nunca pasó", comenta con cierta cuota de decepción.
Por este mismo trabajo la sanantonina decidió establecerse en la ciudad de la Región Metropolitana y comenzó a vivir con su pareja.
"Estuve viviendo seis años en Melipilla con mi pareja y solo podía ver a mi mamá y a mi abuela los fines de semana, que era cuando no trabajaba. Siento que al estar allá me aislé un poco, porque todo se centraba en que trabajaba y los fines de semana venía a San Antonio. Apenas dejaba tiempo para otras cosas, como salir con mis amigos", reflexiona.
-¿Por qué no continuaste trabajando en el hospital de Melipilla?
-Como decía anteriormente, siempre estuve trabajando como reemplazo y nunca apareció la posibilidad de un puesto concursable al que pudiera optar. Sentía, de alguna forma, que en ese trabajo no me valoraban lo suficiente, después tuve un problema y decidí retirarme.
-¿Cuál fue el problema en concreto?
-Un día me llamaron para hacer un turno extra, como reemplazo y yo no podía, por motivos personales. Desde ese momento todo cambió. No me llamaron más y ante eso yo decidí retirarme y buscar otra opción. Tiempo después comenzaron a llamarme para hacer turnos, pero yo ya no estaba interesada. Incluso ahora en medio de la pandemia me llaman porque les falta personal, pero estoy en otra.
El retorno
Al verse enfrentada a la falta de ingresos, Farah retornó al que siempre ha sido su hogar en el sector de Tejas Verdes, en San Antonio, para vivir con su mamá y su abuela.
En ese momento, su mentalidad estaba ciento por ciento puesta en encontrar trabajo en el hospital Claudio Vicuña, sobre todo en el área de su especialización.
"En agosto del año pasado volví a San Antonio con una ilusión enorme de poder trabajar en el hospital, pero siempre esperaba estar en cirugía, como arsenalera quirúrgica. Fui a dejar un currículum y al poco tiempo me llamaron. Partí ahí el 31 de octubre y todo fue genial", recuerda.
La técnico en enfermería sentía que estaba en su mejor momento. Tenía lo que para ella era el trabajo soñado, en el lugar que más le gustaba.
Además, nuevamente podía estar con su familia y retomar el contacto con los viejos amigos que había dejado en la comuna puerto.
"De alguna forma, siento que renací cuando volví a San Antonio, porque podía trabajar en algo que me apasiona, pero a la vez estar cerca de mi mamá y de mi abuela. Cuando comencé a estar más acá y a salir con mis amigos o encontrármelos en la calle, sentí que reviví. Era nuevamente la de antes de irme a Melipilla, porque no era solo trabajo y los fines de semana ver por algunas horas a mi familia. A eso hay que sumarle la tremenda buena onda que había en el hospital, hasta el día de hoy les tengo mucho cariño a mis compañeros", asegura.
Pandemia
Cuando Farah Drey se enteró del primer caso de covid-19 positivo en la provincia de San Antonio, comenzó a sentir miedo.
No solo porque los casos pudieran aumentar, sino que porque ella sería quien pondría en riesgo a su abuela, de 72 años, quien además es asmática y diabética.
"No quería que mi abuela ni mucho menos mi mamá estuvieran en riesgo por mi culpa. Así que decidí renunciar, porque era lo mejor para nosotras, que además somos tan unidas y no pensábamos separarnos", asevera.
Pasaron algunos meses desde su renuncia el hospital, en marzo pasado, y decidió traer toda su ropa desde Melipilla, pero notó que el espacio se hacía pequeño. Ahí se le vino a la cabeza una idea para reinventarse.
"Soy muy buena para comprar ropa, mucha. Cuando volví a San Antonio me di cuenta que tenía ropa para dos clósets y el espacio no me daba. Ahí decidí ofrecer mi ropa en Facebook, en una página en la que antiguamente vendía accesorios. Lo hice y causó furor", relata la emprendedora.
Tienda de la turquita
Hoy su trabajo se concentra en Instagram y Facebook, con el nombre de "La tienda de la turquita", donde, asegura, cada día se suman nuevas clientas, gracias a que el confinamiento tiene a gran parte de la población aislada en so hogar sin opción de comprar vestuario en el comercio tradicional.
"Era tanta la ropa que con mi familia adecuamos el patio de la casa como tienda. Pusimos un toldo, nos conseguimos un fierro y lo usamos como perchero. Así fuimos montando "La tienda de la turquita". Sabía que tenía que seguir generando ingresos para ayudar en la casa y se presentó esta oportunidad que me vino como anillo al dedo", evalúa.
-¿Fue un trabajo en conjunto con tu abuela y tu mamá?
-De todos modos. Mi mamá y mi abuela son mi pilar principal. Ellas me ayudan en todo lo que pueden. Esto fue también una oportunidad para mi abuela porque es modista y comenzó a hacer mascarillas que vendemos en la tienda. Somos una familia que nos las rebuscamos para generar ingresos en tiempos difíciles.
En cada una de sus ventas, Farah busca entregar algo de calidad, "ya que siempre pienso en que esto es lo que a mi gustaría recibir. Antes viajaba mucho a Miami, que es donde viven unas tías mías y de allá he traído la ropa. Por eso y por lo mucho que me gusta la ropa, pienso ya no volveré a ejercer, veo un futuro para la tienda y me gustó ser mi propia jefa. Llevo casi tres meses en esto y dio resultados que nunca imaginé. Mi vida es de aquí para adelante".
"Sabía perfectamente que no quería que se contagiara (su abuela) por mi culpa, porque yo vivo con ella y mi mamá, así que pensé que lo mejor sería dejar el trabajo".
"En agosto del año pasado volví a San Antonio con una ilusión enorme de que podría trabajar en el hospital, pero siempre esperaba estar en cirugía, como arsenalera quirúrgica".
"Llevo casi tres meses en esto y dio resultados que nunca imaginé. Mi vida es de aquí para adelante".