Los inolvidables recuerdos de un futbolista apasionado
En medio del encierro absoluto por la pandemia y a sus 84 años, Daniel Gutiérrez repasa los gratos momentos que protagonizó junto al deporte que lo acompañó gran parte de su vida.
Confinado se encuentra por estos días Daniel Gutiérrez Neira (84). En su residencia de Llolleo alto pasa las 24 horas debido a la pandemia del coronavirus.
El año pasado este octogenario sanantonino sufrió varios problemas de salud, por lo que ahora prefiere evitar riesgos y no exponerse a un eventual contagio.
"Vivo con una de mis hijas y mi yerno. Durante el año pasado tuve que estar dos veces hospitalizado, primero por una operación de emergencia, y después producto de una neumonía. Por esas dos cosas es muy riesgoso que yo me enferme, sobre todo porque soy de edad avanzada", explica don Daniel en su casa.
-¿Qué ha sido lo más complicado del encierro?
-Extraño salir, definitivamente. Antes iba todos los días al centro de San Antonio, podía verme con mis amigos y visitarnos, podía pasar más tiempo con mis nietos y que pudieran venir a la casa. Ahora todo eso cambió y solo me quedan los gratos recuerdos que me mantienen con salud y alegría.
Familia
Daniel Gutiérrez proviene de una familia de siete hermanos, de los cuales solo él y su hermana Mónica están vivos. Ambos tienen una estrecha relación y están en contacto periódicamente.
Se criaron en el Barrio Chino de San Antonio. En ese lugar, precisamente, germinó una de sus grandes pasiones, que ni siquiera el tiempo ni la pandemia han podido borrar: el fútbol amateur.
"De los siete hermanos, los cuatro hombres jugamos durante mucho tiempo al fútbol, en distintos clubes de la comuna, pero nuestros inicios fueron en la serie infantil de Estrella de Chile. Desde allí, nuestro camino en este deporte tan lindo no se detuvo, ya que siempre seguimos ligados al fútbol, pese a habernos retirado de la actividad competitiva", manifiesta.
Desde 1947, cuando tenía solo 11 años, este apasionado del fútbol comenzó a jugar en las polvorientas canchas de San Antonio. Aparte de vestir varias camisetas de clubes locales, siempre se preocupó de transmitir el amor por este deporte en su familia.
Amor y hermandad
Según confiesa, su padre siempre les inculcó a él y sus tres hermanos que no debían jugar en equipos contrarios, para así no generar rivalidades entre ellos fuera de la cancha.
Sin embargo, de los cuatro hermanos (Josías, Miguel, Isaías y él), dos fueron parte de una de las primeras generaciones de jugadores de San Antonio Unido, mientras que los otros dos jugaban por Pedro Aguirre Cerda.
"Mi papá siempre decía que no podíamos ser de equipos contrarios, porque una discusión que se generaba en el fútbol, podía acarrear problemas entre nosotros, pero nunca fue así. En 1962, con uno de mis hermanos nos enfrentamos a los otros dos que jugaban por el SAU y nunca tuvimos algún problema. Eso claramente habla del amor y de la hermandad que había entre nosotros. Lo que más orgullo nos dio ese día fue ver a mi papá en la galería", recuerda con una alta cuota de emoción.
Don Daniel cuenta que sus padres siempre les demostraban amor. Y eso, asegura, él lo tomó como un legado y ha tratado de hacer lo propio en su familia, especialmente con sus nietos y bisnietos.
Hoy los momentos que vivió en el fútbol amateur se han convertido en grandes experiencias, sobre todo por que le permitieron conocer a grandes personas y amigos que hasta hoy mantiene.
"Las alegrías más grandes que entrega el fútbol tienen que ver con las amistades y los lazos que uno forja dentro y fuera de la cancha. Varios de mis compañeros con los que estuve en algún club han fallecido, pero eso no borra los grandes recuerdos que tengo de ellos de nuestra época dorada, que sin duda son los que hacen que me sienta feliz día a día", cuenta, mientras lleno de orgullo mira las fotos que cuelgan de las paredes de su habitación, como si se trataran de un verdadero tesoro.
Otro rumbo
Con solo 14 años, comenzó a trabajar en la naviera Somarco, donde estuvo más de 40 años. Al igual que sus padres, Daniel Gutiérrez también tuvo siete hijos, que le han regalado 13 nietos y cinco bisnietas.
"Cuando empecé a trabajar tuve que poner en la balanza la pega y el fútbol, sobre todo porque ya después de un tiempo quise tener familia y, por lo mismo, era necesario dejar un poco la pelota. Debía tener prioridades, y el trabajo lo fue, pero nunca dejé del todo el fútbol, porque las pasiones no se dejan", afirma con convicción.
Casado casa quiere
En 1957 contrajo matrimonio y comenzó a vivir en la casa de sus suegros en calle Orella, en Barrancas, pero, tal como él sostiene, "el casado, casa quiere".
"Después de que nos casamos, yo sabía que nos teníamos que ir de ahí, porque era lo que correspondía. Pasó un tiempo y mi suegro me dijo que el terreno que quedaba a pocas casas del suyo, lo estaban vendiendo. Conversé con el dueño y me dijo que viera cómo lo podía hacer dentro de mis posibilidades", rememora.
-¿Cuáles eran sus posibilidades en ese momento?
-No se me ocurrió nada mejor que hablar con mis jefes y ellos me prestaron el dinero para comprar el terreno, y poco después comenzamos con la edificación. Ahí vivimos durante muchos años, pero tiempo después de que mi mujer falleciera, decidí vender la propiedad.
Las pérdidas
En abril del 2001 y luego de haber sido parte de clubes como Huracán, Polvorita Junior y Carlos Condell, don Daniel decidió retirarse definitivamente del fútbol, para dedicarle más tiempo a su esposa y a su numerosa descendencia.
Sin embargo, en julio de ese mismo año, su esposa falleció y desde ahí supo que su mejor decisión había sido disfrutar de los suyos.
"Ya era mayor y dejé el fútbol. Ya no estaba trabajando y empecé a disfrutar a mi segunda gran reliquia que es mi familia. Al igual que a mis hijos, quiero mucho a mis nietos y bisnietas, por lo mismo me he dedicado desde abril del 2001 a estar con ellos, a poder disfrutar de las cosas sencillas como el amor que me tienen. Sin duda, eso es lo que más feliz me hace", confidencia.
En el camino, este sanantonino ha perdido a parte de su familia, amigos e incluso a uno de sus hijos, pero asegura que haber podido conocerlos, aprender de ellos y gozar distintas experiencias, es lo que más lo llena y lo que más tranquilidad le da en medio del encierro sanitario.
"De todos los hermanos quedamos solo dos vivos, a los demás los hemos perdido con el tiempo, pero creo que el que hayan formado parte de mi vida es muy importante, porque uno se queda con esos recuerdos y hacen todo más llevadero. Creo que lo que más agradezco de la vida, a esta altura, es tener salud y que me doy cuenta que soy inmensamente feliz. Solo añoro el día en que toda la pandemia pase para poder reencontrarme con los míos", confiesa.
"Debía tener prioridades, y el trabajo lo fue, pero nunca dejé del todo el fútbol, porque las pasiones no se dejan",
Daniel Gutiérrez
"Varios de mis compañeros con los que estuve en algún club han fallecido, pero eso no borra los grandes recuerdos que tengo de ellos de nuestra época dorada",
Daniel Gutiérrez




