La traicionera picadura de la vinchuca
Es tan antigua como la presencia del hombre en América, pero no ha logrado ser erradicada y está presente en todo el continente. En Chile habría unos 150 mil infectados.
Juan Guillermo Prado O.
Ha llegado la noche, es hora de dormir, se apagan las luces. Pasa un lapso de tiempo y la vinchuca aparece por una grieta, bajando por la pared de adobe hasta posarse sobre la piel del que duerme. Pica sin causar dolor y después de la picadura, una vez saciada e hinchada, el insecto retorna a su guarida, a veces dejando sobre la pared un pequeño rastro de sangre. Este insecto lleva un parásito denominado trypanosoma cruzi que transmite al hombre la enfermedad de Chagas, endémica de Latinoamérica, pero que, debido a las migraciones, se ha diseminado en otras partes del mundo. Es un mal que, a largo plazo, causa afecciones cardiacas y gastrointestinales, pudiendo resultar mortal.
Esta enfermedad fue descubierta solo en 1909, cuando el médico brasileño Carlos Chagas fue enviado a combatir una epidemia de malaria entre los trabajadores del ferrocarril en la Amazonía. Estuvo allí dos años y percibió que las casas rurales estaban invadidas de un insecto que en ese país se llama "barbeiro", porque succiona la sangre de sus víctimas en la cara u otras zonas del cuerpo que permanecen destapadas en la noche. Descubrió que los intestinos de estos insectos albergaban un protozoo flagelado. Experimentó y probó que podía ser transmitido a los monos tití, que eran picados por el insecto infectado.
Fue todo un hallazgo. Ha sido el único investigador en el mundo en describir completamente una nueva enfermedad infecciosa: su patógeno, su vector (el tripanosoma cruzi), su hospedador, sus manifestaciones clínicas y su epidemiología.
Entre los Chinchorros
Existen evidencia de que los aborígenes chinchorros padecieron Chagas hace unos nueve mil años. Así se aprecia en las momias de este pueblo que habitaba a lo largo de la costa del desierto de Atacama, entre el sur del Perú y el norte de Chile.
Esta es una enfermedad silenciosa, se estima que en el mundo hay ocho millones de infectados y la mayoría no lo sabe. Se considera que una persona es portadora de este mal cuando tiene el parásito en el organismo. Sin embargo, en siete de cada diez casos el parásito no causa daño, por lo que ser portador o estar infectado no siempre equivale a desarrollar la enfermedad.
Entre los enfermos, las complicaciones más frecuentes son: problemas al corazón que ocurren en tres de cada diez personas y dificultades al aparato digestivo que pueden suceder en una o dos personas de cada diez picados por la vinchuca.
Los síntomas son: mareo, desmayos, palpitaciones, dolor en el pecho, fatiga, estreñimiento, dificultad para tragar y un malestar general. Sin embargo, muchos no saben que están infectados y durante toda su vida pueden convivir con el parásito sintiéndose bien.
Charles Darwin y la Vinchuca
La vinchuca recibe esta denominación en Chile, Argentina, Uruguay Bolivia y Ecuador; en Perú es conocida como bananon o chirimacha; en México, Honduras y El Salvador se conoce como chinche; en Venezuela es chipo y pito en Colombia y, como señalábamos, en Brasil se menciona como barbeiro. En el pueblo maya, que vivió en Guatemala y el sur de México, se le apodaba desde antes de la llegada de los españoles como pic.
Quién conoció la picadura de la vinchuca fue el naturalista inglés Charles Darwin. El 27 de diciembre de 1831 zarpó desde Plymouth, Inglaterra, el HMS Beagle, al mando del capitán Robert FitzRoy, llevando como pasajero a Darwin. Navegó por el Atlántico, llegó a Brasil y Argentina, cruzó el estrecho de Magallanes y fondeó en Valparaíso. Desde allí, Darwin atravesó la cordillera de los Andes. Estando en tierras cuyanas sufrió la desagradable picadura de la vinchuca.
En su diario de viaje, el 25 de marzo de 1835, anotó: "Pasamos la noche en Luján, aldea rodeada de huertos y límite meridional de las tierras cultivadas en la provincia de Mendoza. Durante la noche sufrí un ataque (empleo a propósito esta palabra) de una vinchuca, especie de Reduvius, el gran chinche negro de las pampas. ¡Qué asco experimenta uno cuando nota que le recorre el cuerpo un insecto blando que tiene, por lo menos, una pulgada de largo! Antes de que comience a chupar, ese insecto es bastante plano, pero a medida que absorbe la sangre se hincha y se redondea, y en ese estado resulta muy fácil aplastarlo. Capturé uno de estos chinches en Iquique y estaba completamente vacío. Colocado encima de una mesa y rodeado de gente, si se le acerca un dedo, este audaz insecto se abalanza contra él, como a la carga, y si se le permite, empieza a succionar. Su picadura no causa ningún dolor y es muy curioso comprobar cómo se va hinchando de sangre su cuerpo; en menos de diez minutos se convierte en una bola…".
Darwin no supo jamás que el encuentro con una vinchuca le inoculó el parásito trypansoma cruz que transmite el mal de Chagas. A esa enfermedad se cree deberían atribuirse los problemas cardiacos que le acompañaron en las etapas finales de su vida. También se ha dicho que era hipocondriaco. Para salir de dudas habría que examinar sus restos que reposan en la abadía de Westminster, pero sus responsables se han mostrado siempre contrarios a un análisis forense.