Presidente del comercio dice que ya no hay razones para seguir en fase 2
Mientras ciudades como Quillota, que tiene una cantidad similar de habitantes y una escasa diferencia de casos activos con San Antonio, ya pasó a Preparación, el rubro gastronómico de la comuna puerto se desangra en su peor crisis.
San Antonio parece estar atrapado en la fase 2 de Transición, que comenzó el 28 de julio. Eso pese a que, en algún momento, los índices de covid-19 de la comuna eran alentadores e iban a la baja. Ayer, el Ministerio de Salud anunció cambios en el plan Paso a Paso pero para la comuna no hubo modificaciones.
De acuerdo al Informe Epidemiológico N° 57, la ciudad puerto tiene un total de 57 casos activos de coronavirus, una cifra que no dista tanto de los 43 que mantiene la comuna de Quillota, que es habitada por una población similar en cantidad a San Antonio pero que ayer se confirmó que avanzará a la fase 3 de Preparación.
Esta restricción no complica a todos los sanantoninos, pues gran parte de ellos hace su vida casi normal y es notoria la alta circulación de personas en la vía pública, sobre todo en los sectores céntricos de la comuna. Y aunque los fines de semana hay cuarentena, muchos salen con sus permisos, mientras que de lunes a viernes ya es posible ir y volver a Santiago o viajar a Las Cruces o Cartagena para comer en un restaurante.
Reunión
Rafael Letelier, presidente de la Cámara de Comercio Detallista y Turismo de San Antonio, dijo ayer a Diario El Líder que "teníamos muchas esperanzas de pasar a fase 3, sobre todo por el sector gastronómico y turístico, que es el más afectado y ha pagado los platos rotos de toda esta situación".
En ese contexto, Letelier reveló que el pasado martes los comerciantes de San Antonio se reunieron vía Zoom con la gobernadora provincial de San Antonio, Gabriela Alcalde; el seremi de Salud, Francisco Álvarez; y su par de Economía, Alejandro Garrido. A la cita se sumaron los representantes de una nueva agrupación gastronómica de Llolleo y de la Agrupación Gastronómica de la Caleta Pacheco Altamirano, además de algunos dueños de restaurantes de Barrancas.
En el encuentro el comercio solicitó a las autoridades que puedan buscar una fórmula para que los restaurantes vuelvan a atender a sus clientes bajo todas las medidas de seguridad sanitaria. "Les manifestamos a las autoridades nuestra preocupación de por qué San Antonio si bien iba bajando los índices de covid-19 no ha pasado a la fase 3, que es la etapa en que los locales comerciales gastronómicos podrían abrir en sus terrazas y en los espacios públicos", sostuvo el timonel del comercio.
Pero, según Letelier, las explicaciones del seremi de Salud "no nos dejaron conformes y quedamos de tener una respuesta hoy (ayer) para avizorar alternativas para que este sector empiece a funcionar".
El líder de los comerciantes insistió en que en la fase 2 puede operar todo el resto del comercio y eso genera aglomeraciones y filas para acceder a bancos y el mall. "Además, la Gobernación y el municipio han entregado la calle Bombero Molina para las ventas callejeras, generando un riesgo importante de contagio. En base a eso, no vemos por qué los espacios públicos como las veredas o las terrazas de los locales no pueden ser usados por los dueños de restaurantes. Creo que si se toman todas las medidas sanitarias y con mesas distanciadas a dos metros, se puede hacer, porque el sector gastronómico ya no resiste más, pues desde el 19 de octubre a la fecha no han podido funcionar y atender a sus clientes".
Complejo momento
El escenario es complejo para varios de estos comerciantes del rubro culinario, ya que no todos lograron implementar el delivery. "Muchos están con tremendas deudas, arriendos por pagar, capital de trabajo estancado y más encima han invertido grandes sumas de dinero para adoptar las medidas sanitarias y hoy día están listos para reabrir, pero no lo pueden hacer y lo único que están esperando es que las autoridades les den ese permiso".
Rafael Letelier recalcó que "no vemos un argumento sólido (de las autoridades) que indique que no pueda abrir un restaurante con cuatro o cinco mesas y con una distancia de dos metros, mientras en el supermercado Lider hay filas de 90 personas esperando entrar".
"Ante nuestra petición, el seremi de Salud dice que no es facultad suya reabrir locales gastronómicos si no estamos en fase 3 y que, por lo mismo, esta es una ley que se debe aplicar", añadió el presidente de la Cámara de Comercio Detallista y Turismo de San Antonio que cree que "como la ciudad no pasa a la fase 3, llegó el momento de flexibilizar algunas normas para situaciones que no van a generar un riesgo sanitario".
Justo cuando ayer Letelier daba esta entrevista, el Minsal confirmaba que San Antonio seguiría en fase 2.
El caso de el checo
Han pasado siete meses desde que el restaurante "El Checo", ícono de la gastronomía criolla y donde el fallecido antipoeta Nicanor Parra solía comer las cazuelas que tanto le gustaban, cerró sus puertas debido a la pandemia de covid-19.
El local, que abrió en 1986, es guiado por Alfredo Díaz, "El Checo", y su esposa María González. Él le da la mística al lugar y ella aplica las recetas que encantan a los comensales.
En entrevista con Diario El Líder, Díaz reconoció que este periodo pandémico ha sido duro, especialmente porque el restaurante es la fuente de ingresos de la familia y además se había transformado en un centro de reunión social con ese aire republicano muy en boga.
Ayer, después de estos largos siete meses, "El Checo" volvió a su restaurante para grabar escenas de un documental. Su señora le pidió que aprovechara de regar las plantas, pero él poco tiempo tuvo para eso.
Se le veía repuesto y subió de peso, después de que el año pasado una enfermedad lo tuviera en estado grave, adelgazara en extremo y casi se pasó al "patio de los callados".
El hombre, de 82 años, anhela volver pronto a atender a sus clientes, esos que además de las cazuelas o las prietas con papas, se toman un "pencazo" de vino y hablan toda la tarde de fútbol, política y cuanto sea necesario.
"Lógicamente que queremos abrir. Ojalá que podamos hacerlo porque ahora nosotros nos estamos avejentando aun más", dijo Alfredo Díaz, quien por estos días se ha dedicado a ordenar su casa y limpiar el acceso por la calle Enriqueta, donde, alega, algunos sujetos van a botar basura.
-¿Cómo ha sido para usted esto en lo económico?
-Malo. Yo tenía unos ahorros guardados, que no era tanta plata, pero me tuvieron que operar del brazo (derecho) dos veces y así se me fueron casi nueve millones de pesos, que los había cuidado como hueso santo y todavía estoy ahí con el brazo, y aunque me lo iban a cortar, mis hijos no quisieron. Gracias a Dios, que es el médico que tengo, Jesús el ayudante y la Virgen la enfermera, el cáncer que tengo en el brazo se quedó ahí nomás; por lo menos puedo trabajar un poco. No puedo con la cuchara, pero con la copa parece que voy a poder", dijo.
"Ojalá que las autoridades de salud busquen los medios para que la gente (de los restaurantes) pueda trabajar", insistió al reconocer que "nunca habíamos padecido tanto, ni para los terremotos pasamos esto que hemos vivido ahora".
Visitamos a "El Checo" en su hogar. Su María estaba terminando el almuerzo. Él llevaba una bolsa con ensaladas que un amigo le regaló. La conexión de ambos parece intacta y se les ve felices de conservar buena salud, el ánimo en alto y su cariñoso trato.
"Ha sido terrible este proceso. He sentido mucha pena porque no he podido ayudar en las ollas comunes como lo hacíamos antes", afirmó María González, quien hizo un alto en su labor en la cocina para agradecer, a través de Diario El Líder, a sus hijos porque los han apoyado en este extenso trance de la pandemia.
"La Gobernación y el municipio han entregado la calle Bombero Molina para las ventas callejeras, generando un riesgo importante de contagio",
Rafael Letelier.
"Llegó el momento de flexibilizar algunas normas para situaciones que no van a generar un riesgo sanitario",
Rafael Letelier.
28 de julio partió la fase 2 de Transición en San Antonio.