La alumna de Obstetricia que se animó a emprender para ayudar a pagar su carrera
Gabriela Soto Silva aprendió a los 10 años a hacer la manicure. También ha trabajado de vendedora, parquímetro y empaque en un supermercado. "Me gusta mi independencia", asegura esta joven sanantonina.
Cuando Gabriela Soto Silva (21 años) decidió comenzar su emprendimiento fue porque su idea le apasionaba y creyó firmemente en el éxito. Además, le favorece que desde pequeña le ha gustado contar con su propio presupuesto, por lo que a todo lo que hace le pone fuerza y coraje. El objetivo de su proyecto tiene que ver con su propio futuro, ya que con sus ingresos ayuda a pagar la universidad, donde cursa el tercer año de la carrera de Obstetricia y Puericultura.
Su emprendimiento tiene relación con la entrega de servicios de belleza, los que son cada vez más demandados (en Instagram está como Gabys.nails) por personas preocupadas de su bienestar personal .
Su proyecto se volvió realidad en medio del estallido social del 18 de octubre pasado. Quedó sin trabajo como empaque, labor que realizaba en sus tiempos libres en una cadena de supermercados que se vio gravemente afectada durante las protestas.
"Fue en noviembre del año pasado que me animé, tomé cursos de perfeccionamiento y en diciembre, cuando terminé las clases en la universidad, comencé a ofrecer mis servicios a domicilio", cuenta Gabriela, quien detalla que "algunas de las cosas que hago son esmaltado permanente, parafino terapia, lifting de pestañas y perfilado de cejas con hilo hindú".
Independiente
Además de estudiar y mientras se decidía a comenzar con su emprendimiento de belleza a domicilio, Gabriela trabajó en varias otras cosas, siempre con miras a su independencia y para ayudar a sus padres a pagar su universidad.
"Me gusta ser independiente. Desde que tenía 10 años he estado interesada en el mundo de las uñas y de la belleza en general, ya que mi mamá tiene una peluquería. Comencé pintando las uñas a sus clientas con esmaltes tradicionales y cobraba mil pesos. También jugaba con mis amigas y hasta ahora siempre les arreglo y pinto las uñas", afirma esta vecina del sector 30 de Marzo.
Con el paso de los años fue aprendiendo e interesándose en otras cosas. A los 13 años empezó a trabajar en eventos de banquetería con una tía y su cuñada, y además como vendedora y parquímetro.
"También iba a la feria a vender con mi cuñado; siempre buscando algo para trabajar y generar mi propio dinero hasta que salí de cuarto medio. Ahí mi mamá me insistió para que volviera al mundo de las uñas, pero nunca me decidí a hacer el curso hasta fines del año pasado", recuerda.
Diseños innovadores
Gabriela Soto asegura que los diseños que crea en cada trabajo de manicure son originales y con productos de la mejor calidad.
"Realizo diseños innovadores y a mano alzada a los que me dedico al ciento por ciento en cada trabajo. Mis clientas siempre se muestran satisfechas, se crea un agradable ambiente con ellas y se genera una cercanía que las hace volver. Además, como ofrezco más de un servicio, siempre trato de ir innovando y ofreciendo nuevas ideas ya sea de diseños para las uñas, productos profesionales o tips para el cuidado personal. Todos mis servicios son a domicilio", aclara.
Gabriela quiere seguir perfeccionándose, sin dejar la universidad. "Obstetricia es la carrera que quise estudiar durante toda la enseñanza media. Independiente de eso, con mi mamá tenemos un proyecto. Nos gustaría tener un salón de belleza y ofrecer variados servicios estéticos, ya que por el momento yo trabajo a domicilio y ella en su peluquería que es pequeña", asevera.
¿Tienes apoyo en tu emprendimiento?
-Tengo el apoyo de mis papás, mis hermanos, mi pololo, mi sobrina y mis amigos. Mi mamá fue la que desde el primer minuto ha estado conmigo al igual que mi pololo; ellos son los que me ayudaron con el capital para comenzar. Al principio tenía 12 esmaltes, mis herramientas de trabajo, mi lámpara y muchas ilusiones. Luego, mi mamá, mi hermano y mi cuñada me regalaron dos maletas las cuales llevo conmigo a todos lados y que no cambiaría por nada en el mundo porque más que algo material, tienen un valor sentimental inexplicable. Mi hermana y cuñado me regalaron la máquina para los tratamientos de parafinoterapia, decoraciones y materiales. Cada uno de ellos siempre ha estado ayudándome, se turnan para trasladarme a los domicilios.
"Mención especial tiene mi pololo que me va a dejar y a buscar, él es mi partner, siempre está acompañándome y apoyándome en todo con una paciencia única. Nuestros horarios no calzan, pero me espera para hacer cosas juntos. También mis amigas, que siempre me están dando ideas y promocionando mi trabajo. A cada uno les agradezco infinitamente todo lo que hacen por mí y espero que algún día se los pueda retribuir de alguna manera", concluye.
"(Con mi mamá) nos gustaría tener un salón de belleza y ofrecer variados servicios estéticos, ya que por el momento yo trabajo a domicilio y ella en su peluquería que es pequeña".