Instructora de yoga y su pareja traen la cultura de la India a San Antonio
Debido a la pandemia, Nicole Díaz se quedó sin la posibilidad de realizar clases. Ante esa realidad, ambos comenzaron a vender productos de artesanía típicos del país oriental.
La familia de Nicole Díaz (27) es oriunda de la comuna de El Tabo. Sin embargo, la mayor parte de su vida transcurrió en Llolleo en la casa de su madre, con quien aún comparte hogar, aunque ahora en el sector Alto Mirador de la comuna de San Antonio.
"Siempre he tenido una conexión muy natural y una vida muy nómade, porque no suelo estar mucho tiempo en el mismo lugar. Debido a la pandemia, tuve que establecerme de alguna forma y creo que fue un buen momento para emprender", cuenta.
Socio y pareja
Hace poco más de un año Nicole conoció al hombre que se convirtió en su pareja y socio en su emprendimiento, Rodrigo Román (31), quien además comparte con ella el gusto por impulsar tradiciones milenarias.
El primer contacto entre ambos se produjo trabajando en las Torres del Paine, y desde ahí están juntos, pero esta vez residiendo en la comuna de San Antonio.
"Siento que nuestra historia da para escribir un libro. Nos conocimos trabajando y desde ahí estamos juntos. El destino como que de alguna forma estaba esperando que nos conociéramos y ahora nos asociamos en este emprendimiento con el que hemos apuntado a la provincia de San Antonio", comenta ella.
Al extranjero
Siguiendo su nómade espíritu, esta llolleína decidió salir de la casa de su madre para conocer más allá de las fronteras nacionales. Sacó la visa Working Holiday, que permite trabajar a los jóvenes viajeros, armó sus maletas y partió.
"Cuando tenía 23 me fui a Australia gracias a esta visa que me lo permitía. Quería ir a aprender el idioma y también impregnarme de otra cultura. Australia era uno de los países donde podía optar a la visa y tomé de inmediato la decisión de irme", comenta sobre aquella primera experiencia en el extranjero.
-¿El objetivo principal del viaje era estudiar?
-No, para nada. O sea, fue para aprender, pero no fui con la intención de tomar un curso o algo así. Solo fui aprendiendo con las mismas experiencias, con el diario vivir. Como iba trabajando también, más me impregnaba del idioma, entonces de todos modos fue una muy buena experiencia.
India
Cuando Nicole aún vivía en Llolleo con su mamá, aprendió sobre el yoga, una práctica de relajación que conecta el cuerpo, la mente y la respiración.
"La primera vez que incursioné en el yoga fue en Llolleo y me gustó mucho, eso no lo puedo negar. Desde ese momento, nunca más lo dejé, y fue por lo mismo que decidí perfeccionarme en esta práctica", reconoce.
Estando todavía en Australia, optó por dar un nuevo paso para continuar por el camino del yoga, la relajación y la vida natural que tanto le gusta.
"Con 24 años me fui a India para capacitarme en el yoga y hacerme profesora. La cultura de India siempre me había llamado la atención, entonces pensé que era el mejor momento para viajar", dice la ahora instructora.
La experiencia en India se extendió por cerca de tres meses y cumplió plenamente sus objetivos. Se certificó como profesora de yoga y sus conocimientos sobre la disciplina se ampliaron mucho más.
Retorno
Tras ese periodo de aprendizaje y con 25 años a cuestas, retornó a Australia, donde estuvo viviendo hasta agosto del año pasado.
La diferencia con su primer arribo al país de Oceanía fue que ahora venía como una instructora de yoga, lo que le abría la posibilidad de trabajar haciendo clases.
"Como ya hablaba inglés, hacer las clases de yoga se me dio mucho más fácil y así pude acercar más a la gente la cultura de India", detalla.
En agosto del año pasado, cuando la viajera retornó a Chile, lo hizo directamente a Torres del Paine, donde comenzó a trabajar y conoció a su pareja, un profesor de música.
"Rodrigo estaba también muy impregnado de la cultura de India, a pesar que nunca había ido. Él había hecho su tesis para convertirse en profesor de música sobre un instrumento llamado sitar, algo típico de la cultura y del cual muy pocas personas en Occidente conocen", sostiene.
El sitar es un instrumento similar a la guitarra, pero que tiene 18 cuerdas y es característico de la India y de Pakistán.
Surya Artesanias
Nicole y Rodrigo estaban en Torres del Paine cuando la pandemia arribó a Chile. Al principio, pensaron que no duraría mucho tiempo, pero se equivocaron.
"Recuerdo que cerraron el lugar donde trabajaba como profesora de yoga porque ya no se podía recibir público. Después de eso, empezamos a ver que esto no duraría poco, y solo de los ahorros no podíamos vivir, porque allá no es barato. Lo mejor fue tomar la decisión de volver a San Antonio con mi mamá", cuenta la emprendedora.
-¿Cómo fue volver a vivir con tu mamá?
-Ella está feliz, porque durante mucho tiempo no vivimos juntas. Yo igual era chica cuando me fui. Ahora hemos podido estar súper unidas, como siempre lo hemos sido. Con esto del emprendimiento, su apoyo fue fundamental, al igual que cuando decidía aventurarme en un nuevo viaje.
En su emprendimiento Surya Artesanías (con el mismo nombre en la red social Instagram) ofrecen artesanías de la India para acercar a la gente a la reflexión y a la cultura.
"Creo que emprender en cualquier momento es desafiante. Nosotros decidimos hacerlo porque habíamos podido acercarnos un poco a la cultura india que es fascinante, pero no todos pueden hacer eso y por lo mismo nos pareció buena la idea de apuntar a esa área", afirma.
Entre sus planes está la posibilidad de compatibilizar los productos que venden online con la práctica del yoga y además la música, que es el área que domina Rodrigo.
Por ahora, la principal instancia en que podrán participar para exponer sus productos será desde el 24 de noviembre en el Emporio de Emprendedores del centro comercial Costanera San Antonio.
En dicha oportunidad propiciarán que la gente se sienta en un espacio mucho más indio, tanto con fragancias como con colores y telas.