Cristal permite anticipar el impacto y magnitud de una erupción volcánica
Hallazgo permite hacer un seguimiento para evitar destrucciones masivas, sobre todo en volcanes que se creen dormidos.
C. Infanta / EFE
Un equipo de vulcanólogos de las universidades Ginebra de suiza y la alemana Heidelberg descubrió un nuevo método para anticipar la magnitud de futuras erupciones volcánicas y las dimensiones de la tragedia que podrían causar, gracias a la información que aporta un cristal que se encuentra en su interior.
Ochocientos millones de personas en todo el mundo viven cerca de un volcán "dormido" y según el coautor de este estudio, Gregor Weber, tener esta información es crucial para averiguar qué volcanes podrían ser los más peligrosos y así hacerles un seguimiento más de cerca.
La mayoría de los volcanes del planeta está dormida, lo que significa que llevan sin entrar en erupción cientos o miles de años, por lo que la población local no los considera peligrosos, a pesar de que son los que han provocado las erupciones más graves de los últimos 100 años.
La clave de la investigación está en el cristal circón, que se encuentra en las rocas expulsadas por los volcanes durante la erupción, explica Weber, citado en un comunicado de la Universidad de Ginebra y entregado ayer.
Al analizarse, los investigadores pueden saber la cantidad de magma que guarda un volcán.
La desintegración de este elemento radiactivo, que contiene uranio y torio, permite a los científicos saber la velocidad a la que se enfría el magma dentro del volcán.
El análisis de la evolución de la temperatura del magma en el tiempo sirve para calcular el volumen del que hay en el volcán.
Pruebas en méxico
El método ha sido probado con el volcán mexicano Nevado de Toluca, también llamado Xinantécatl, que si despertara podría expulsar hasta 350 kilómetros cúbicos de magma, lo que equivale a unas cuatro veces el volumen de agua que hay en el lago Lemán, ubicado entre Francia y Suiza, y que es el más grande de Europa occidental.
Según la Universidad de Ginebra, este método es dos veces más efectivo que las técnicas existentes y es aplicable tanto a volcanes activos como a los que están dormidos.
"Ochocientos millones de personas en todo el mundo viven cerca de un volcán 'dormidos' y esta información es crucial para hacerles un seguimiento más de cerca",
Gregor Weber,, coautor del estudio.