La conductora que se abrió camino en un "mundo de hombres"
Laura Núñez ha trabajado como colectivera y chofer de maquinaria pesada, pero encontró su vocación tras el volante de un vehículo de emergencia. Hoy es la única conductora de ambulancias del hospital Claudio Vicuña.
La primera vez que Laura Paola Núñez Campos trabajó como chofer fue manejando un colectivo del recorrido San Antonio-Algarrobo en el año 2006. "Éramos solo dos mujeres manejando colectivos en ese tiempo", recuerda.
-¿Cómo fue el recibimiento de la gente al ver a una mujer frente al volante?
-Así como había gente que lo aceptaba, otra decía que no, y no se subían al auto. Eso pasaba. Me tocó desde un principio romper los esquemas de la gente, igual fue complicado, pero parece que estoy hecha para ser súper fuerte y me gustan los desafíos.
-¿Qué sentías cuando alguien te demostraba ese rechazo?
-Es parte de la discriminación que existe y me doy cuenta que esto no pasa solo por el hombre, como género, sino que también pasa por una formación de papás o mamás machistas que limita que podamos hacer trabajos de hombres. Personalmente, trato de hacer mi trabajo lo mejor posible y que no se note si lo hace un hombre o mujer, porque tanto el hombre como la mujer estamos capacitados para hacer distintas cosas, incluso hay casos en que nosotras somos más empáticas y llegamos más a la gente, con más sentimiento.
Arriba del buque
Paralelamente a su trabajo como colectivera, Laura se ganaba la vida en otro medio que históricamente había sido de dominio de los hombres: el puerto. "Manejaba portacontenedores dentro de los buques, en un chipero. Con la máquina portacontenedores tenía que ir aplanando y compactando el chip", rememora Laura, quien fue, junto a otras cinco colegas, una pionera en estas labores en el puerto local.
-¿Qué es lo más difícil de estar en un campo laboral mayoritariamente compuesto por hombres?
-Lo más difícil es tener que demostrar que uno es capaz. También pasa que, a pesar de que demuestres que puedes hacerlo, te ven como una amenaza.
Durante los tres años que estuvo en el puerto, comenzó a acercarse a la vocación que la moviliza hoy en día. "En el puerto nos hicieron cursos de rescate, primeros auxilios, de RCP (reanimación cardiopulmonar) y ahí me fue gustando el área de la salud y pasé al consultorio".
Con toda su experiencia, en el 2012 se convirtió en conductora de la ambulancia del consultorio de El Quisco, comuna donde residía en esa época.
-¿Alguna vez imaginaste que serías conductora de ambulancias?
-No, no lo pensé. La verdad es que llegué acá (a la provincia) con mis dos hijos que eran pequeños y tenía que trabajar en algo. Solo tenía la licencia clase B y me puse a estudiar, saqué las licencias profesionales, luego la clase D para maquinaria pesada y después la 5 para camiones con rampla. Tras eso estuve harto tiempo en el puerto manejando maquinaria pesada.
Día inolvidable
De esos años manejando la ambulancia del consultorio, recuerda un día en especial. "Una vez me tocó salir de Urgencia en el consultorio de El Quisco, porque dos niños de 8 años se habían caído a un pozo. Ellos estaban saltando en la tapa de madera del pozo y la tapa cedió. El tío de los niños se tiró al pozo para tratar de salvarlos, rescató a uno y a él lo sacaron con hipotermia... al otro niño no lo pudieron encontrar".
"En ese tiempo, mi hijo menor tenía esa edad y me afectó como mamá, el ver la desesperación de la familia y que no se encontraba al niño. Fue difícil, muy difícil. Desgraciadamente se encontró al niño muerto. Esa fue una de las experiencias más fuertes que viví. Se aprenden a sobrellevar estos momentos, son parte de nuestro trabajo, pero lo ideal es que se hubiera podido rescatar a ambos", lamenta aún conmovida.
A pesar de este tipo de episodios tristes, expresa que en su oficio "gracias a Dios puedo decir que hay más momentos alegres que tristes".
Tras el volante de esa ambulancia, descubrió su vocación. "Me gustó el área salud por un conjunto de cosas. Uno llega a una persona que está afectada, ya sea de dolor, y ellos depositan la esperanza o confianza en uno y eso es súper importante. Me empezó a gustar mucho por ese lado", sostiene.
Pasión por el volante
Oficialmente Laura convirtió la conducción en su oficio hace alrededor de 15 años, aunque su historia comenzó mucho antes: "Yo empecé desde chica a conducir, como a los 9 ó 10 años. En ese tiempo mi papá tenía colectivo y me enseñó desde esa edad a manejar, pero nunca lo pude desarrollar hasta que empecé a hacerlo de forma profesional, antes solo manejaba auto particular".
-¿Qué es lo que te gusta de manejar?
-Me gusta saber lo que puedo llegar a hacer con eso. El hecho de manejar un camión grande, donde todos se ven chiquititos, y ver que lo puedo lograr. Manejar una maquinaria pesada dentro de un buque no lo hace cualquiera.
Para Laura, "lo más importante es invitar a las mujeres a que se atrevan a tener sus licencias profesionales, se capaciten y puedan postular, por ejemplo, al hospital. La idea es que yo no sea la única, me gustaría compartir esta experiencia con las que puedan venir. Y que lo hagan bien, no que pasen los hombres y digan 'ah, una mujer manejando', empecemos a romper ese esquema y a demostrar que podemos y que lo hacemos bien.
En pandemia
Luego de su paso por el consultorio, Laura estuvo algunos años trabajando como conductora en otras áreas, hasta que en febrero de este año se le dio la oportunidad de retomar su pasión en el hospital Claudio Vicuña, donde se convirtió en la única mujer conductora de ambulancias del recinto, primero para el área de Urgencias y actualmente en Servicios Generales, a cargo del traslado programado de pacientes.
"Estoy agradecida por la posibilidad de trabajar acá, no sé cómo fue que vieron mis papeles, porque los traje otras veces, pero nunca había resultado. Un día llamé para preguntar qué pasaba con mis papeles y me dijeron 'vente altiro'. Y así fue que comencé nuevamente. Estoy agradecida por esta posibilidad", afirma.
-¿Cómo ha sido trabajar en la pandemia?
-Difícil, de hecho a mi también me dio el covid, caí en junio y estuve en una residencia acá en San Antonio. Me dieron todos los síntomas, gracias a Dios salí bien de todo eso. Solo espero que los contagios no sigan subiendo, pero si no es así, ahí vamos a estar, ayudando de nuevo.
-¿Cómo te imaginas en unos años más?
-Me gustaría seguir siendo conductora de ambulancia, porque es mi vocación. Estuve probando en otras cosas, pero no es lo mismo, no me hizo sentir igual, yo quería volver a lo mío.
Laura Núñez
"Me tocó desde un principio romper los esquemas de la gente, igual fue complicado, pero parece que estoy hecha para ser súper fuerte y me gustan los desafíos",