Por un trabajo universitario joven sanantonina creó emprendimiento de colets
Con la ayuda de su madre cosen cada uno de los productos que ofrece. Además, asegura que ha crecido y se ha vuelto más organizada en pocos meses gracias a esta experiencia.
La historia del emprendimiento de Constanza Escobar Espinoza (19) surgió por mera casualidad gracias a la universidad. La sanantonina del sector Hospital estudia Ingeniería en Comercio Exterior en Viña del Mar.
Un trabajo de su segundo año como estudiante fue el inicio de un emprendimiento que tomó forma a fines de abril de 2020.
"Cuando empezamos las clases el año pasado al poco tiempo se convirtieron en online producto de esto de la pandemia. Por un trabajo que tuve que hacer, toda mi familia, incluso mi profesora Pamela Arcis del ramo Comunicación oral, me dijeron que quizás era bueno empezar un emprendimiento", recordó sobre el comienzo de su iniciativa comercial.
Tutorial
El trabajo que le fue encomendado a Constanza en la universidad fue realizar un tutorial de un producto que le gustara a la estudiante. La única condición era que no se podía repetir con el de otros compañeros.
Ella y su sobrina Agustina Velarde Escobar (7) son fanáticas de los scrunchies, que son colets hechos con telas de distintos colores y diseños.
"Sentía que los scrunchies eran algo que se veía súper lindo en el pelo y que cuando uno los usaba pasaba a ser incluso un accesorio. Con tantos diseños la gente podía tener uno para cada ocasión y combinarlos con su ropa. Eso es lo que a mí me gusta", explicó.
-¿De eso fue tu tutorial?
-Sí, se lo comenté a mi profesora y ella no muy convencida me dijo que nadie lo estaba haciendo, por lo que yo podía. El tutorial trataba sobre cómo hacer un scrunchie en casa y lo hice todo a mano, recuerdo que me demoré horas en que estuviera listo, pero resultó de lo mejor.
Con tela que encontró en su casa y elástico, se puso manos a la obra para tener una buena calificación en una de los primeros trabajos que debió entregar en el año.
"Mi profesora me dijo que me había sacado un siete porque todo estaba súper bien logrado respecto a la pauta que tenía. Ahí ella me dijo que el scrunchie estaba muy lindo y que a cuánto los vendía, pero la verdad yo lo hice solo por el trabajo de la universidad", relata entre risas la joven.
Antiguo trabajo
Antes de la pandemia, Constanza Escobar ya trabajaba, pero no en un emprendimiento. Ella quería tener su dinero y no pedirle a su padre, quien estaba sin trabajo.
Hasta principios del 2020 era empaque en el supermercado Lider en la comuna puerto, pero también debido al covid-19 no se les permitió continuar trabajando por motivos de seguridad sanitaria.
"Cuando trabajaba como empaque podía generar mi propia plata y sentía que era lo que tenía que hacer si quería tener algo, porque la idea era no pedirle plata a mi mamá o a mi papá. El tema es que cuando tuvimos que dejar de trabajar, ya no tuve una entrada económica y tampoco había pensado en algo para recuperarla", sostiene.
-¿Qué hiciste durante esos primeros meses?
-Cuando tuve que dejar de ser empaque en el supermercado justo estaba por empezar el semestre en la universidad, entonces pensé que no era tan terrible y después con las clases online estuve casi todo el año encerrada, por así decirlo. Por eso creí que fuera algo malo iniciar un emprendimiento, hasta que llegó la idea.
El riesgo e impulso
Cuando la profesora de Constanza le consultó si vendía los scrunchies ella se lo contó como una anécdota a su familia, pero ellos lo vieron como una oportunidad para la joven.
"Mi familia me dijo que si uno que había hecho a mano me lo habían querido comprar, por qué no lo intentaba haciendo más o con más diseños. Sentía que era buena idea, pero que eran mil cosas a tener en cuenta", detalla.
-¿Cómo cuáles?
-Yo sabía que me demoraba mucho en hacer uno, porque lo cosía a mano. Ese fue como mi primer tope, pero mi mamá (Paula Espinoza Ramírez) lo solucionó. Ella tenía una máquina de coser y empezamos a hacerlos juntas: ella cosía y yo cortaba. Ahora he aprendido, pero siempre estamos haciendo todo juntas.
A fines de abril, madre e hija comenzaron a hacer los scrunchies, la idea era tener varios listos, para que cuando los publicaran en la página en Instagram (@scrunchies_love_) que Constanza había hecho, tuvieran stock de entrega inmediata.
"Me dediqué a hacer el logo, tener una etiqueta para cuando los vendiera y que todo se viera de la mejor forma, que es como yo quería tenerlo. Pensaba mucho en mi sobrina y en mí, que queríamos tener algo lindo, pero no pagar precios excesivos", relató sobre el trabajo.
Primeras ventas
A mediados de mayo realizó las primeras publicaciones en Instagram, las que, en menos de 15 minutos, ya tenían respuesta.
Esas mismas interacciones la llevaron a continuar con su tienda. Incluso fue parte de la feria de emprendedores que previo a Navidad se ubicó en el bandejón central frente al supermercado Lider, en Barrancas.
"Era algo impresionante de ver cómo a la gente le gustaba tanto lo que yo vendía, sentía que era algo simple, por así decirlo, pero que a mí me gustaba mucho y que disfrutaba hacerlo con mi mamá. Me pasaba en la feria que estaba todo el día allá y después en la casa teníamos que seguir trabajando, porque todos los días se agotaba todo", contó sobre la experiencia.
-¿Funcionaban bien las ventas antes de la feria?
-Mi hermana se llevaba una cajita con varios a su trabajo y siempre en las tardes la traía vacía y eso era solo porque todas sus compañeras querían comprar. Esas pequeñas cosas me motivaban y me mostraban que había sido una buena idea seguir el consejo de mi familia.
Porta scrunchies
Otra de las grandes novedades de la emprendedora es la confección de porta scrunchies en los que en un palo se pueden guardar todos y tenerlos a la vista, algo que causó furor en la feria de diciembre.
Esto, al igual que las figuras de un video juego (Among Us), bolsas de tela y los scrunchies de distintas telas y diseños son confeccionados por Constanza y su mamá.
"Creo, sinceramente, que sin la ayuda y el apoyo de mi mamá, nunca habría ido a la feria de emprendedores. Esto porque ella es la que me ayuda haciendo mucho, por ejemplo, los porta scrunchies o los mismos colets, con su ayuda puedo hacer más que los que yo haría cosiendo a mano", destacó.
-¿Cómo ha sido la recepción a los porta scrunchies?
-Al principio la gente no los entendía muy bien, muchos creían que era para poner la toalla de papel, pero después los comencé a mostrar con los scrunchies ahí causaron furor. Un día fue una niña y me compró uno porque dijo que siempre los tenía tirados. Al día siguiente, llegó a comprar tres más, porque dijo que en su casa les había encantado.
Cuánto he crecido
Si bien, Constanza ya se había enfrentado al contacto con el público por su anterior trabajo, siente que su emprendimiento la ha ayudado a crecer en distintos sentidos.
Se siente más grande, más organizada e incluso más hábil a la hora de tratar con la gente.
"En el supermercado yo solo saludaba, me despedía y daba las gracias, pero ahora es distinto. Porque la gente a veces tiene dudas o le conversan a una porque los que vendo es algo del gusto de ambas partes", indica.
-¿En qué más has notado tu crecimiento?
-Soy mucho más organizada en cuanto a tiempos, dinero, todo. Sé cuál es mi inversión, mi ganancia, cuándo tengo que destinar un día para comprar materiales, cosas que antes nunca habría pensado. Creo que si el otro año debo volver a las clases presenciales, alguna forma encontraré para seguir en esto, porque ya le tomé cariño a hacer los scrunchies.
"Sentía que los scrunchies eran algo que se veía súper lindo en el pelo y que cuando uno lo usaba pasaba a ser incluso como un accesorio",
Constanza Escobar
"Creo, sinceramente, que, sin la ayuda y el apoyo de mi mamá, nunca habría ido a la feria de emprendedores",
Constanza Escobar




